15 junio, 2018

Ley civil y ley religiosa

Evangelio según San Mateo 5,27-32.
Jesús dijo a sus discípulos:
Ustedes han oído que se dijo: No cometerás adulterio.
Pero yo les digo: El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho es para ti una ocasión de pecado, arráncalo y arrójalo lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
Y si tu mano derecha es para ti una ocasión de pecado, córtala y arrójala lejos de ti: es preferible que se pierda uno solo de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehena.
También se dijo: El que se divorcia de su mujer, debe darle una declaración de divorcio.
Pero yo les digo: El que se divorcia de su mujer, excepto en caso de unión ilegal, la expone a cometer adulterio; y el que se casa con una mujer abandonada por su marido, comete adulterio.
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Yo creo que este pasaje del Evangelio engloba el espíritu de la verdadera religión. No se trata de hacer o no hacer ciertas cosas. Se trata de vivir lo verdaderamente importante.
Esta semana estaba pensando en el tema de las leyes actuales. La legislación de los países tiene el mismo problema de la religión. Se fundamenta en la letra y no en el espíritu de lo que la letra transmite. De ahí que la ley deje lugar a tantos vacíos jurídicos que permiten a tantos esquivar la misma ley y actuar mal pero dentro del marco de la legalidad.
Así mismo pasa con la religión. Pareciera que los seres humanos tenemos la capacidad de encontrar los vacíos jurídicos para actuar conforme a la ley y a la vez actuar mal conforme a la moral.
¿Será acaso esto lo que nos quiere decir el Evangelio? La ley hablaba de cometer adulterio, pero Jesús dijo: "quien mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón".

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