Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto.
Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: "José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados".
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:
La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel, que traducido significa: "Dios con nosotros".
Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.
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"No temas recibir a María en tu casa". Estas palabras son para todos nosotros. No podemos tener miedo a recibir a la Madre de Nuestro Señor en nuestras vidas. ¿Quién más que ella es misionera? ¿Quién más que María para llevar a Jesús?
María no es una simple figura en la Iglesia que acompaña a Jesús y sirve para entretener a la gente con algunas devociones. María es la hija predilecta del Padre, medianera de todas las gracias; Templo sagrado en el que Cristo se hizo sacerdote; Hija del Padre, Esposa del Espíritu Santo y Madre del Hijo.
María, al igual que en la Visitación, nos trae a Jesús a nuestras vidas. Ella sola, siendo todavía una niña y estando en cinta de Jesús, atravesó una gran distancia para iluminar la vida de Isabel, su prima, con el fruto de su vientre, El Señor.
Así mismo pasó con José, María que ya llevaba en su seno al que no pueden contener los cielos, fue la portadora del Verbo Eterno del Padre y lo presentó a José, su esposo. Y por eso el Ángel le dijo: "No temas, José, recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo.
Así pues, estas palabras hermosas y profundas del evangelio se cumplen hoy también con nosotros. "No temas recibir a María en tu vida, porque ella es portadora de Dios, Sagrario viviente, que quiere entregarte a su Divino Hijo.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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