25 agosto, 2014

¿Celo o celos?

Evangelio según San Mateo 23,13-22.

"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!
¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'!
¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?
Ustedes dicen también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar'.
¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?
Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él.
Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.
Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
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Hay una gran diferencia entre tener "celo" y tener "celos". En el primer caso estamos hablando amor por algo y de la necesidad de cuidar ese amor. En el segundo caso estamos hablando de un apego enfermizo a algo.
Puede pasar que de Dios y de sus cosas no se tenga "celo" sino "celos", es decir, pensar que Dios es propiedad nuestra y que sólo nosotros podemos tener acceso a él. Es como aquel que ama a la novia con celo y desea para ella lo mejor y quiere hacerla feliz, y el que "ama" a la novia con "celos" y lo único que quiere es tenerla como una posesión propia.
Los fariseos no tenían celo por Dios y por sus cosas sino simplemente celos, y pensaban que ellos eran dueños de Dios y del judaísmo.
¿Será que nosotros, en la Iglesia, tenemos celo o celos?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella

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