14 septiembre, 2013

¿Qué tiene que ver esta imagen con la vida eterna?

Evangelio según San Juan 3,13-17.
Nadie ha subido al cielo, sino el que descendió del cielo, el Hijo del hombre que está en el cielo.
De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan Vida eterna.
Sí, Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único para que todo el que cree en él no muera, sino que tenga Vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
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Durante todas las épocas de la historia y en todas las culturas, el hombre ha buscado la inmortalidad. Siempre ha existido un anhelo de no morir. Incluso la sociedad moderna se caracteriza por dos cosas: por temerle a la muerte propia y por ello temerle a la enfermedad y al sufrimiento.
Ante la certeza de la mortalidad el ser humano se paraliza y no se resigna. La ciencia y la medicina se desviven por buscar la prolongación de la vida y la cura a todas las enfermedades. El hombre no ha aceptado la muerte como una realidad necesaria.
Todo esto es normal, pues el instinto de supervivencia nos mueve a buscar la prolongación de la vida. Sin embargo, es contradictorio que la humanidad ande buscando lo que ya tiene y donde no lo va a encontrar. Es decir, somos como la señora que con los lentes puestos anda buscando los lentes por toda la casa. Así mismo nosotros, con la inmortalidad misma buscamos la manera de no morir ¿Cómo es esto? Dios nos ha dado la inmortadidad, no a la manera que nosotros querímos (tipo Highlander, que es imposible) sino la verdadera inmortalidad que consiste en una vida de comunión con Dios que no acaba con la muerte. Dios nos ha dado la posibilidad de prolongar nuestra existencia por medio de su gracia y de su amor. Dios quiere que el hombre no muera sino que tenga vida eterna. Entonces, ¿por qué empeñarnos en enterrar raíces en este mundo y en buscar la manera de no morir si la vida misma continúa con la muerte? ¿Por qué buscar los lentes por toda la casa si ya los tenemos puestos? ¿Por qué no aceptamos la muerte y vivimos de acuerdo a lo que Dios nos pide y manda para alcanzar por su amor la vida eterna?
Yo no se tú, pero yo no voy a buscar más lo que ya tengo.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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