Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, entró Jesús en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:
–Escrito está: «Mi casa es casa de oración»; pero vosotros la habéis convertido en una «cueva de bandidos».
Todos los días enseñaba en el templo. Los sumos sacerdotes, los letrados y los senadores del pueblo intentaban quitarlo de en medio; pero se dieron cuenta de que no podían hacer nada, porque el pueblo entero estaba pendiente de sus labios.
Nuestro cuerpo es templo de el Espíritu Santo y a este le debemos el mismo respeto que al templo, por ello hay que defenderlo a capa y espada como Él Señor lo hizo, defenderlo de las infidelidades al corazón sacratisimo de nuestro señor Jesucristo.
"No hay nada que tu no puedas o no perdones, gracias mi Dios por ti amor y tu misericordia"
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