Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
En aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:
–¡Dichoso el que coma en el banquete del reino de Dios!
Jesús le contestó: «Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó un criado a avisar a los convidados: “Venid, que ya está preparado”. Pero ellos se excusaron uno tras otro. El primero le dijo: “He comprado un campo y tengo que ir a verlo. Dispénsame, por favor”. Otro dijo: “He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor”. Otro dijo: “Me acabo de casar y, naturalmente, no puedo ir”. El criado volvió a contárselo al amo. Entonces el dueño de casa, indignado, le dijo al criado: “Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”. El criado dijo: “Señor, se ha hecho lo que mandaste y todavía queda sitio”. Entonces el amo dijo: “Sal por los caminos y senderos, e insísteles hasta que entren y se me llene la casa. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”».
Todos estamos convidados al gran banquete que nuestro buen Dios nos tiene preparado, y a todos nos quiere presentes.
"Señor hay muchos que han sido llamados a servirte y con gozo te han aceptado, y eso es bueno, pero de estos tantos cuantos más en el camino han desfallecido y se han cansado, y ya no quieren hacer parte de este servicio; no quiero mi buen Jesús ser parte de aquellos que fueron llamados y se cansaron y ya no son bienvenidos en el banquete, prefiero ser como ese cojo o ciego, o pobre que aunque al principio no fue invitado al final fue y comió".
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