Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?". Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado".
"Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios".
Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie. "El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".
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¿Por qué Jesús estaba interesado en que no supieran que Él era el Mesías de Dios? Por el contrario, uno podría pensar que Jesús estaba interesado en hacerse toda la publicidad posible, pero pasó todo lo contrario. Sin embargo, no le ocultó la verdad a los discípulos... ¡tan raro Jesús!
Alguna vez escuché que la prueba de que Jesús es Dios no radica en que hiciera milagros, sino en que no actuaba como hombre, es decir, que actuaba a la manera divina y no a la manera humana: ¡Jesús no pasaba la colecta!, ¡Jesús no se auto publicitaba! ¡Jesús era inmune a las alabanzas y a las adulaciones! ¡Jesús no se llenaba de soberbia como todos los demás, sino que cada vez parecía hacerse más humilde!
Jesús no actúa y responde como los hombres, sino como Dios. Jesús, en definitiva parece ser algo más que un "gran profeta"... Jesús, por su manera de actuar, efectivamente parece Dios (y lo es).
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