30 agosto, 2013

María lleva en su seno al que no pueden contener los cielos!

Evangelio según San Mateo 13,44-46.
Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo; un hombre lo encuentra, lo vuelve a esconder, y lleno de alegría, vende todo lo que posee y compra el campo.
El Reino de los Cielos se parece también a un negociante que se dedicaba a buscar perlas finas; y al encontrar una de gran valor, fue a vender todo lo que tenía y la compró."
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El Reino de los Cielos se parece a un tesoro. Ese tesoro es tan grande que no se puede llevar para la casa porque es más grande que la casa. Tampoco se puede sacar de a poquito porque no se acabaría nunca. Tampoco se puede vender porque no hay dinero suficiente para comprarlo. Así que sólo hay dos opciones: se deja y se desperdicia o se compra todo el campo que lo contiene para hacerse con él. Eso por eso que en la parábola el hombre ve y vende todo lo que tiene para comprar el campo.
Así mismo es Dios, es un tesoro tan grande que es imposible contenerlo. Es un tesoro tan valioso que es imposible comprarlo. Es un tesoro tan grande que es imposible llevarlo de a poquito. Así que sólo hay dos opciones, o se deja o se compra el campo que lo contiene. Pero ¿cuál es el campo que puede contener a Dios? Pues en este momento se me viene a la cabeza una hermosa jaculatoria: "Bienaventurada eres Virgen María porque llevaste en tu seno al que no pueden contener los cielos". Entonces, para obtener al tesoro primero debemos conseguir a María. Así pues, al obtener a María tendremos al que lleva en su seno. 
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
(imagen tomada de: www.paisajeshermosos.com)

28 agosto, 2013

Y saber.... lo fácil que es caer en la hipocresía

Evangelio según San Mateo 23,27-32.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que parecen sepulcros blanqueados: hermosos por fuera, pero por dentro llenos de huesos de muertos y de podredumbre!
Así también son ustedes: por fuera parecen justos delante de los hombres, pero por dentro están llenos de hipocresía y de iniquidad.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que construyen los sepulcros de los profetas y adornan las tumbas de los justos, diciendo: 'Si hubiéramos vivido en el tiempo de nuestros padres, no nos hubiéramos unido a ellos para derramar la sangre de los profetas'! De esa manera atestiguan contra ustedes mismos que son hijos de los que mataron a los profetas. ¡Colmen entonces la medida de sus padres!
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La eterna lucha del hombre siempre será consigo mismo. El hombre, creado bueno, de naturaleza buena, tiende al mal por el pecado original y vive en lucha interna consigo mismo. El hombre que quiere ser bueno se encuentra con la realidad que le hace guerra constantemente y lo tienta a la maldad. ¡Qué fácil es convertirse en un fariseo!
Jesús ataca a los fariseos que por fuera están impecables y aparecen ante los demás como seres maravillosos pero que por dentro están llenos de maldad y pecado. Así mismo nosotros tendemos a ser aparentemente grandes personajes pero en la intimidad de nuestro corazón podemos caer en la tentación de ser completamente diferentes. ¡Qué fácil es caer en hipocresía! ¡Qué fácil es desviar nuestro corazón a la maldad! ¡Dios mío, libra nuestros corazones de una doble vida! ¡Dios mío, danos un corazón sincero y puro! ¡Madre Inmaculada, intercede por nosotros!

27 agosto, 2013

Entre lo esencial y lo accesorio

Evangelio según San Mateo 23,23-26.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que pagan el diezmo de la menta, del hinojo y del comino, y descuidan lo esencial de la Ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Hay que practicar esto, sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtran el mosquito y se tragan el camello!
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera la copa y el plato, mientras que por dentro están llenos de codicia y desenfreno!
¡Fariseo ciego! Limpia primero la copa por dentro, y así también quedará limpia por fuera.
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El Señor está hablando contra los fariseos que viven muy bien sus preceptos pero descuidan lo esencial. El hombre siempre está en pugna entre lo lo esencial y lo accesorio porque el uno quiere ser lo otro y lo otro quiere ser lo uno. Lo accesorio y lo esencial son como el calor y el frío. Cuando una cosa está caliente quiere enfriarse y cuando una cosa está fría quiere calentarse y al final tanto el frío como el caliente terminan por ser iguales.
Los fariseos descuidaron lo más importante: la justicia, la misericordia y la fidelidad. Sin estos elementos nada de los que hacían tenía sentido. Así mismo nosotros no podemos descuidar la justicia y la verdad por lo que es accesorio: el trabajo, el bienestar, la tranquilidad, etc.
¿Cómo está mi corazón? ¿Será que estoy limpiando mi copa interior de toda maldad, orgullo, soberbia, apatía, pereza, envidia, engaño, ira, lujuria?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

26 agosto, 2013

La doble moral del mundo es la que critica Jesús en este evangelio

Evangelio según San Mateo 23,13-22.

"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!
¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'!
¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?
Ustedes dicen también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar'.
¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?
Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él.
Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.
Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
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A veces se trastocar los valores de las cosas.  Esta mañana leí una noticia en la cual algunos gobiernos se escandalizan por el supuesto ataque químico en Siria.  Dicen que es una atrocidad que debe conmover al mundo y debe ser repudiado por toda la comunidad internacional.  Y esto está bien,  creo que nuestro mundo no debe tolerar esas cosas,  sin embargo,  pensaba yo en la hipocresía de algunos gobiernos que se escandalizan ante este hecho pero no lo hacen ante sus propias faltas,  es decir,  ante la desigualdad social,  ante las políticas capitalistas desproporcionadas,  ante el ataque militar a otros países con fines económicos,  ante el aborto,  la eutanasia y las técnicas de esterilización a los pobres,  etc.  Ante todas estas atrocidades los gobiernos no tienen, o parecieran no tener,  ningún remordimiento.  Ante estas barbaridades terribles,  y tan terribles como un ataque químico,  nadie se escandaliza ni nadie se manifiesta públicamente.  Ante el genocidio moderno del aborto estos gobiernos callan y se hacen los de la vista gorda,  porque económicamente les conviene bastante.  Entonces,  la doble moral del mundo es la doble moral que critica Jesús en el Evangelio de hoy a los Fariseos.
¿Qué pensará el Señor de todo esto? ¿Por qué condenamos las atrocidades del mundo (que no nos representan beneficios económicos) y no las atrocidades que nosotros mismos cometemos?
Todo por la Inmaculada,  nada sin Ella.

24 agosto, 2013

Dios nos ve... y nos ama a pesar de lo que ve

Evangelio según San Juan 1,45-51.
Felipe encontró a Natanael y le dijo: "Hemos hallado a aquel de quien se habla en la Ley de Moisés y en los Profetas. Es Jesús, el hijo de José de Nazaret".
Natanael le preguntó: "¿Acaso puede salir algo bueno de Nazaret?". "Ven y verás", le dijo Felipe.
Al ver llegar a Natanael, Jesús dijo: "Este es un verdadero israelita, un hombre sin doblez".
"¿De dónde me conoces?", le preguntó Natanael. Jesús le respondió: "Yo te vi antes que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera".
Natanael le respondió: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel".
Jesús continuó: "Porque te dije: 'Te vi debajo de la higuera', crees . Verás cosas más grandes todavía".
Y agregó: "Les aseguro que verán el cielo abierto, y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".
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Este evangelio es bien especial porque contiene un diálogo entre Jesús y Natanael que se sale de nuestro entendimiento. Cuando uno lo lee pareciera estar escuchando hablar a dos que en sus palabras manifiestan mucho más de lo que dicen y que nosotros no alcanzamos a comprender porque no conocemos el contexto. En otras palabras, es como cuando uno escucha hablar a dos amigos que saben lo que no sabemos y por eso dicen lo que no entendemos.
Jesús llama a Natanael "verdadero israelita" porque lo vio antes debajo de la higuera. ¿Qué podría estar haciendo bajo la higuera? ¿rezar, comer, dormir, pecar, hablar con alguien? no sabemos; pero lo que sí sabemos es que lo que Natanael hiciera cuando estaba bajo la higuera le demostró a Jesús que era un verdadero hombre de Israel, es decir, un verdadero elegido de Dios.
Ahora bien, ¿a qué voy con todo esto? a que Jesús ve los corazones. Jesús conoce nuestro interior de una manera especial, como nadie más lo conoce. Jesús conoce nuestras luces y nuestras sombras. Jesús conoce las cavernas y grietas más profundas de nuestro interior. Jesús sabe quienes somos y qué deseamos. A mi me parece que esto es hermoso: saber que Dios nos conoce y no juega a los dados con nuestro destino. Me parece hermoso saber que Dios nos conoce y nos ama a pesar de lo que conoce. Me parece hermoso que podamos encontrarnos con Dios debajo de un higuera, o en la oficina o en el colegio o en la capilla o en el cuarto a solas, porque Él nos ve. Y el saber que nos ve no nos hace sentir observados o perseguidos o juzgados, sino amados.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
(imagen tomada de: http://cronicadeunatraicion.wordpress.com)

23 agosto, 2013

Sólo Dios

Evangelio según San Mateo 22,34-40.
Cuando los fariseos se enteraron de que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en ese lugar,
y uno de ellos, que era doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:
"Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la Ley?".
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu.
Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas".
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Creo que si sólo pudiera conservar una perícopa de la Sagrada Escritura guardaría esta. Al final ¿no es lo más importante? Toda la historia de la salvación se resume en este mandamiento: amar a Dios y al prójimo. Toda la Revelación de Dios se resume en este mandamiento. Todas las prescripciones de Cristo apuntan a este mandamiento. La existencia de la Iglesia apunta a este mandamiento. Por esta razón lo más importante y lo verdaderamente esencial es el amor a Dios y al prójimo. ¿Qué más podríamos decir? ¿qué más podríamos esperar? ¿qué más podríamos anhelar? Sólo Dios basta. Sólo Dios. Y amar a Dios es también amar al prójimo, no porque sea Dios, sino porque así lo quiere Dios.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
(Imagen tomada de: http://arquehistoria.com)

22 agosto, 2013

El pecado es amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios

Evangelio según San Mateo 22,1-14.
Jesús les habló otra vez en parábolas, diciendo: "El Reino de los Cielos se parece a un rey que celebraba las bodas de su hijo. Envió entonces a sus servidores para avisar a los invitados, pero estos se negaron a ir.
De nuevo envió a otros servidores con el encargo de decir a los invitados: 'Mi banquete está preparado; ya han sido matados mis terneros y mis mejores animales, y todo está a punto: Vengan a las bodas'.
Pero ellos no tuvieron en cuenta la invitación, y se fueron, uno a su campo, otro a su negocio; y los demás se apoderaron de los servidores, los maltrataron y los mataron.
Al enterarse, el rey se indignó y envió a sus tropas para que acabaran con aquellos homicidas e incendiaran su ciudad.
Luego dijo a sus servidores: 'El banquete nupcial está preparado, pero los invitados no eran dignos de él.
Salgan a los cruces de los caminos e inviten a todos los que encuentren'.
Los servidores salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, buenos y malos, y la sala nupcial se llenó de convidados.
Cuando el rey entró para ver a los comensales, encontró a un hombre que no tenía el traje de fiesta.
'Amigo, le dijo, ¿cómo has entrado aquí sin el traje de fiesta?'. El otro permaneció en silencio.
Entonces el rey dijo a los guardias: 'Atenlo de pies y manos, y arrójenlo afuera, a las tinieblas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes'. Porque muchos son llamados, pero pocos son elegidos".
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Todos hemos sido llamados al banquete espectacular preparado por Dios. No es un banquete cualquiera de muchos platos deliciosos, sino un banquete especial. Sin embargo, pasa lo que relata el dicho popular: "te puedo dar pan pero no hambre". Así pues, este banquete ha sido despreciado por muchos que no han querido asistir por diversas causas. Yo no voy a cuestionar a los que están ocupados, a los que están entretenidos o simplemente a los que no les da la gana de ir, eso es problema de ellos. Porque no es que no vayan al banquete por malos sino por tontos. A lo mejor piensan que lo que están haciendo ahora es mejor que lo que recibirían en el banquete. Eso se llama pecado: desprecio de los bienes superiores y eternos por pequeños placeres o bienes inferiores. El pecado es el amor de sí mismo hasta el desprecio de Dios. El pecado es preferir lo que quiero a el banquete que Dios me ofrece porque pienso que es mejor lo mío que lo de Dios. El pecado es ser ciegos y valorar mal los bienes.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

21 agosto, 2013

El veneno de la envidia

Tomado de: www.que.es
Evangelio según San Mateo 19,30.20,1-16.
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.
Porque el Reino de los Cielos se parece a un propietario que salió muy de madrugada a contratar obreros para trabajar en su viña. Trató con ellos un denario por día y los envío a su viña.
Volvió a salir a media mañana y, al ver a otros desocupados en la plaza, les dijo: 'Vayan ustedes también a mi viña y les pagaré lo que sea justo'.
Y ellos fueron. Volvió a salir al mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Al caer la tarde salió de nuevo y, encontrando todavía a otros, les dijo: '¿Cómo se han quedado todo el día aquí, sin hacer nada?'.
Ellos les respondieron: 'Nadie nos ha contratado'. Entonces les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.
Al terminar el día, el propietario llamó a su mayordomo y le dijo: 'Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando por los últimos y terminando por los primeros'.
Fueron entonces los que habían llegado al caer la tarde y recibieron cada uno un denario.
Llegaron después los primeros, creyendo que iban a recibir algo más, pero recibieron igualmente un denario.
Y al recibirlo, protestaban contra el propietario, diciendo: 'Estos últimos trabajaron nada más que una hora, y tú les das lo mismo que a nosotros, que hemos soportado el peso del trabajo y el calor durante toda la jornada'.
El propietario respondió a uno de ellos: 'Amigo, no soy injusto contigo, ¿acaso no habíamos tratado en un denario? Toma lo que es tuyo y vete. Quiero dar a este que llega último lo mismo que a ti.
¿No tengo derecho a disponer de mis bienes como me parece? ¿Por qué tomas a mal que yo sea bueno?'.
Así, los últimos serán los primeros y los primeros serán los últimos".
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La envidia es sentirse mal por el bien ajeno. Estos hombres de la parábola se sintieron muy mal por el bien de los últimos que llegaron a la viña a trabajar. En vez de alegrarse por la suerte de los que llegaron a la tarde, se alegraron porque pensaron que a ellos mismos les iban a pagar más de lo que justo. Sin embargo, cuando constataron que no recibirían más por su trabajo completo se llenaron de envidia contra los que recibieron lo mismo sin haber trabajado tanto.
La envidia produce que en el corazón una división. El hombre no puede servir a dos señores al mismo tiempo y la envidia crea en lo profundo del hombre un apego a sí mismo que lo lleva a despreciar a los demás y al mismo Dios. La envidia envenena la sangre de quien la padece y transforma toda su vida, sus pensamientos, palabras y acciones. La envidia sólo logra confundir los corazones y amargar hasta el máximo a su portador.
El antídoto contra el veneno de la envidia es la caridad. Sólo con un corazón sincero se puede contrarrestar su poderoso efecto. Si no se administra una dosis fuerte de caridad en el corazón del que padece la envidia, rápidamente caerá en shock y será consumido por dentro. Se recomienda acudir al confesionario como primera medida para detener el avance del veneno. Si no se hace de manera inmediata las consecuencias podrían ser devastadoras. 
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

20 agosto, 2013

Sólo Dios

Tomado de:http://beatorafaelarnaiz.blogspot.com/
Evangelio según San Mateo 19,23-30.
Jesús dijo entonces a sus discípulos: "Les aseguro que difícilmente un rico entrará en el Reino de los Cielos.
Sí, les repito, es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los Cielos".
Los discípulos quedaron muy sorprendidos al oír esto y dijeron: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".
Jesús, fijando en ellos su mirada, les dijo: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".
Pedro, tomando la palabra, dijo: "Tú sabes que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido. ¿Qué nos tocará a nosotros?".
Jesús les respondió: "Les aseguro que en la regeneración del mundo, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, que me han seguido, también se sentarán en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y el que a causa de mi Nombre deje casa, hermanos o hermanas, padre, madre, hijos o campos, recibirá cien veces más y obtendrá como herencia la Vida eterna.
Muchos de los primeros serán los últimos, y muchos de los últimos serán los primeros.
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El pueblo judío, que inicialmente creía en el sheol (lugar de los muertos, como una especie de limbo), pensaba que toda la retribución que Dios les podía dar por ser buenos consistía en riquezas y descendencia acá en la tierra. Un hombre justo era un hombre rico y con muchos hijos. Como la vida eterna no era para ellos, inicialmente, más que descender al lugar de los muertos, entonces ser ricos era una bendición de Dios.
Ahora nos encontramos con un Jesús que dice que es muy difícil que los ricos entren al Reino de los Cielos. ¿Acaso esto no es contradecir la tesis tradicional de Israel sobre la riqueza como bendición de Dios? De ahí que la pregunta de los discípulos sea tan contundente: ¿Entonces quién podrá salvarse? Ellos nos se refieren a los ricos sino a todos, porque si los ricos son, según el pensamiento tradicional de Israel, los justos, y los ricos no se salvan fácilmente, entonces, los justos no se salvan fácilmente (silogismo básico). Y si los justos no se salvan fácilmente, menos lo harán los pecadores... entonces ¿quién podrá salvarse?
Así pues, entendemos la respuesta de Jesús: "Para los hombres esto es imposible, pero para Dios todo es posible".
Recuerdo en este momento el proverbio que dice: Padre no me des riqueza ni pobreza. Concédeme mi ración de pan cada día (Proverbios 30, 8). Lo que me hace pensar que lo necesario es Dios y lo demás es una herramienta. La riqueza puede ser una excelente herramienta para llegar a Dios al igual que la pobreza. Lo mismo pasa con la salud o la enfermedad, la felicidad o el dolor. Pero en definitiva ¿qué queda? sólo Dios, como decía San Rafael Arnaiz, sólo Dios. "Solamente en el silencio se puede vivir, pero no en el silencio de palabras y de obras..., no; es otra cosa muy difícil de explicar... Es el silencio del que quiere mucho, mucho, y no sabe qué decir, ni qué pensar, ni qué desear, ni qué hacer... Sólo Dios allá adentro, muy calladito, esperando, esperando, no sé..., es muy bueno el Señor. (Rafael Arnáiz)".

15 agosto, 2013

Oficio de lectura de la Asunción de María

Evangelio según San Lucas 1,39-56.
En aquellos días, María partió y fue sin demora a un pueblo de la montaña de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Apenas esta oyó el saludo de María, el niño saltó de alegría en su seno, e Isabel, llena del Espíritu Santo, exclamó: "¡Tú eres bendita entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a visitarme? Apenas oí tu saludo, el niño saltó de alegría en mi seno. Feliz de ti por haber creído que se cumplirá lo que te fue anunciado de parte del Señor".
María dijo entonces: "Mi alma canta la grandeza del Señor, y mi espíritu se estremece de gozo en Dios, mi Salvador, porque el miró con bondad la pequeñez de tu servidora. En adelante todas las generaciones me llamarán feliz, porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas: ¡su Nombre es santo!
Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen.
Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los soberbios de corazón. Derribó a los poderosos de su trono y elevó a los humildes. Colmó de bienes a los hambrientos y despidió a los ricos con las manos vacías.
Socorrió a Israel, su servidor, acordándose de su misericordia, como lo había prometido a nuestros padres, en favor de Abraham y de su descendencia para siempre".
María permaneció con Isabel unos tres meses y luego regresó a su casa.
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De la Constitución apostólica Munificentissimus Deus del papa Pío doce
(AAS 42 [1950], 760-762. 767-769)
TU CUERPO ES SANTO Y SOBREMANERA GLORIOSO
Los santos Padres y grandes doctores, en las homilías y disertaciones dirigidas al pueblo en la fiesta de la Asunción de la Madre de Dios, hablan de este hecho como de algo ya conocido y aceptado por los fieles y lo explican con toda precisión, procurando sobre todo hacerles comprender que lo que se conmemora en esta festividad es no sólo el hecho de que el cuerpo sin vida de la Virgen María no estuvo sujeto a la corrupción, sino también su triunfo sobre la muerte y su glorificación en el cielo, a imitación de su Hijo único Jesucristo.

Y, así, san Juan Damasceno, el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma, con elocuencia vehemente:

«Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su Hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda creatura como Madre y esclava de Dios.»

Según el punto de vista de san Germán de Constantinopla, el cuerpo de la Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo, porque así lo pedía no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo virginal:

«Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios, todo lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo celestial e incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y partícipe de la vida perfecta.»

Otro antiquísimo escritor afirma:

«La gloriosa Madre de Cristo, nuestro Dios y salvador, dador de la vida y de la inmortalidad, por él es vivificada, con un cuerpo semejante al suyo en la incorruptibilidad, ya que él la hizo salir del sepulcro y la elevó hacia sí mismo, del modo que él solo conoce.»

Todos estos argumentos y consideraciones de los santos Padres se apoyan, como en su último fundamento, en la sagrada Escritura; ella, en efecto, nos hace ver a la santa Madre de Dios unida estrechamente a su Hijo divino y solidaria siempre de su destino.

Y sobre todo hay que tener en cuenta que, ya desde el siglo segundo, los santos Padres presentan a la Virgen María como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida a él, aunque de modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como se anuncia en el protoevangelio, había de desembocar en una victoria absoluta sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del Apóstol de los gentiles. Por lo cual, así como la gloriosa resurrección de Cristo fue la parte esencial y el último trofeo de esta victoria, así también la participación que tuvo la santísima Virgen en esta lucha de su Hijo había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que, como dice el mismo Apóstol: Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: «La muerte ha sido absorbida en la victoria.»

Por todo ello, la augusta Madre de Dios, unida a Jesuristo de modo arcano, desde toda la eternidad, por un mismo y único decreto de predestinación, inmaculada en su concepción, virgen integérrima en su divina maternidad, asociada generosamente a la obra del divino Redentor, que obtuvo un pleno triunfo sobre el pecado y sus consecuencias, alcanzó finalmente, como suprema coronación de todos sus privilegios, el ser preservada inmune de la corrupción del sepulcro y, a imitación de su Hijo, vencida la muerte, ser llevada en cuerpo y alma a la gloria celestial, para resplandecer allí como reina a la derecha de su Hijo, el rey inmortal de los siglos.

14 agosto, 2013

Del dicho al hecho, hay mucho trecho

Evangelio según San Mateo 18,15-20.
Si tu hermano peca, ve y corrígelo en privado. Si te escucha, habrás ganado a tu hermano.
Si no te escucha, busca una o dos personas más, para que el asunto se decida por la declaración de dos o tres testigos. Si se niega a hacerles caso, dilo a la comunidad. Y si tampoco quiere escuchar a la comunidad, considéralo como pagano o publicano.
Les aseguro que todo lo que ustedes aten en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desaten en la tierra, quedará desatado en el cielo. También les aseguro que si dos de ustedes se unen en la tierra para pedir algo, mi Padre que está en el cielo se lo concederá. Porque donde hay dos o tres reunidos en mi Nombre, yo estoy presente en medio de ellos".
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Actuar según el Evangelio debería ser bastante fácil puesto que imitar al amado no debería ser difícil. Quien ama profundamente no tiene problema en imitar al amado porque todos los actos y movimientos son deseados y agradables. Imitar lo bueno y gustoso es algo natural, automático. En cambio, imitar lo que no nos gusta o nos causa desagrado es algo más difícil. Así pues, un alma enamorada de Jesús debería imitar a Jesús con gran facilidad. Sin embargo la realidad es otra totalmente opuesta. Podemos hacer nuestras las palabras de San Pablo: "hago el mal que no quiero y dejo de hacer le bien que quiero".
Entonces, ¿por qué es difícil hacer lo que se debe hacer y queremos hacer? y ¿por qué hacemos lo que no queremos?
¿A qué voy con todo esto? a que todos quisiéramos actuar según el Evangelio y corregir a nuestros hermanos según la indicación de hoy. Sin embargo, parece que se nos acabara la paciencia y en vez de corregir con caridad a los que se equivocan, caemos con justicia y mano dura sobre ellos. En vez de buscar el bien de los demás y buscar su reivindicación, buscamos que los demás dejen de actuar de tal o cual manera porque nos molesta su actitud. En vez de buscar la manera de encaminar al que yerra, lo aplastamos con nuestras críticas injustas. Sin embargo, estoy seguro de que todos quisiéramos no actuar así. Entonces ¿qué hacer?
Si conociéramos el amor de Dios y oráramos más y meditáramos más en su palabra y dejáramos que se transformara en vida, todo sería más fácil. Si guardáramos estas palabras del Evangelio en nuestro corazón y pensáramos más en Jesús, todo sería más sencillo. Si contempláramos con pasión el infinito amor del Corazón de Jesús... todo sería distinto.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

13 agosto, 2013

Los niños y el Reino

Tomado de: sedecyucatan.com
Evangelio según San Mateo 18,1-5.10.12-14.
En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?".
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos.
Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos.
El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas, y una de ellas se pierde, ¿no deja las noventa y nueve restantes en la montaña, para ir a buscar la que se extravió?
Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará más por ella que por las noventa y nueve que no se extraviaron. De la misma manera, el Padre que está en el cielo no quiere que se pierda ni uno solo de estos pequeños.
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Siempre me ha gustado este evangelio. La figura de los niños es maravillosa porque ellos son todo un  mundo por descubrir. Jesús habla de los niños como los más grandes en el Reino de los Cielo y eso es una cosa completamente novedosa. Podríamos pensar que es algo fácil de decir y más fácil de entender. Podríamos pensar que no tienen nada de novedoso que Jesús diga eso, pero la verdad es que es algo completamente nuevo. Los más grandes en un reino no son los pequeños sino los grandes. Los más grandes en un reino son los caballeros, los ricos, los poderosos, los inteligentes y los más influyentes. Pero ¿qué tiene un niño para ser el primero en un reino? Ningún reino ha colocado a los niños como los primeros, y a lo sumo ha tenido políticas de desarrollo de la niñez muy interesantes, pero no les ha dado el primer lugar.
En el Reino de los Cielos, es decir, en el Reino de Dios, los niños y los que se hacen como ellos son los primeros porque para ellos es el Reino. Nosotros tenemos que volver a nacer, como dijo el Señor a Nicodemo, y eso significa volver a aprender y vivir como pequeños. Dios quiere que seamos sus hijos y como sus hijos que seamos buenos. Dios desea que lo amemos y que nos dejemos amar por Él. Dios quiere que nos sintamos hijos y lo sintamos Padre. Dios quiere que nos amemos como hermanos y que seamos simples, pequeños, humildes. En definitiva, Dios quiere que reconozcamos nuestra absoluta dependencia de nosotros hacia Él y que estemos siempre en Él. Por eso habla de ser como niños.

12 agosto, 2013

El nuevo impuesto del Templo somos nosotros mismos

Tomado de: http://www.yocreo.com
Evangelio según San Mateo 17,22-27.
Mientras estaban reunidos en Galilea, Jesús les dijo: "El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres:  lo matarán y al tercer día resucitará". Y ellos quedaron muy apenados.
Al llegar a Cafarnaún, los cobradores del impuesto del Templo se acercaron a Pedro y le preguntaron: "¿El Maestro de ustedes no paga el impuesto?".
"Sí, lo paga", respondió. Cuando Pedro llegó a la casa, Jesús se adelantó a preguntarle: "¿Qué te parece, Simón? ¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?".
Y como Pedro respondió: "De los extraños", Jesús le dijo: "Eso quiere decir que los hijos están exentos.
Sin embargo, para no escandalizar a esta gente, ve al lago, echa el anzuelo, toma el primer pez que salga y ábrele la boca. Encontrarás en ella una moneda de plata: tómala, y paga por mí y por ti".
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Los cobradores del Templo cobraban impuestos para el sostenimiento del culto que hacían a Dios. Todo el que pagaba impuestos ofrecía, de manera indirecta, un sacrificio de alabanza al Padre. Si Jesús es el mismo Dios, entonces por qué pagar impuestos y por qué darse culto el mismo. El impuesto era una manera de dar culto a  Dios y por eso el carácter sagrado que tenía.
Jesús está afirmando una vez más su divinidad:"¿De quiénes perciben los impuestos y las tasas los reyes de la tierra, de sus hijos o de los extraños?". 
Hoy no tenemos Templo (en el sentido judío). Hoy no pagamos impuestos para sostener el culto del Templo. Hoy nuestro sacrificio de alabanza no se da por medio del dinero sino por medio de una vida santa. Hoy no se ofrecen animales ni sacrificios cruentos para agradar a Dios. Hoy ofrecemos nuestras vidas en ofrenda al Señor por medio de la Eucaristía, único sacrificio de Cristo. Hoy nos unimos a Dios por medio de Jesús Dios en el sacramento del Altar. Hoy somos nosotros las víctimas ofrecidas sobre el altar en Jesucristo nuestro Señor.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.



10 agosto, 2013

Semillas

Tomado de:www.flickr.com
Evangelio según San Juan 12,24-26.
Les aseguro que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. El que tiene apego a su vida la perderá; y el que no está apegado a su vida en este mundo, la conservará para la Vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, y donde yo esté, estará también mi servidor. El que quiera servirme, será honrado por mi Padre.
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Somos como semillas que nacieron para ser plantadas. Una semilla que no tiene como fin ser enterrada para nacer y dar fruto es una semilla que no alcanza el destino para el cual fue creada. Así mismo, nosotros somos semillas que han de ser plantadas y crecer. Pero si nos detenemos en otras cosas y olvidamos que debemos dar fruto, entonces perderemos la vida por querer conservarla. En cambio, quien no esté apegado a la vida en este mundo la conservará para la Vida eterna. Es decir, quien se entregue al Señor en esta vida encontrará al Señor en la otra.
A veces dejamos de pensar en que somos semillas que han de ser sembradas y queremos echar raíces en este mundo sin desprendernos de él. Se nos olvida que nuestras raíces tienen que ser en Dios y no en nosotros mismos. Somos como semillas que se niegan a salir del fruto y quieren vivir eternamente en las ramas del árbol sin caer a tierra para morir y nacer. Pero se nos olvida que no somos de este mundo, nuestra patria está en el cielo. Y el cielo se gana desde aquí.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

09 agosto, 2013

El misterio de la cruz

Tomado de: blogs.21rs.es
Evangelio según San Mateo 16,24-28.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga.
Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida a causa de mí, la encontrará.
¿De qué le servirá al hombre ganar el mundo entero si pierde su vida? ¿Y qué podrá dar el hombre a cambio de su vida?
Porque el Hijo del hombre vendrá en la gloria de su Padre, rodeado de sus ángeles, y entonces pagará a cada uno de acuerdo con sus obras.
Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán antes de ver al Hijo del hombre, cuando venga en su Reino".
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La vida sin cruz no es vida, porque la cruz hace parte de la vida. Jesús no vino al mundo a acabar con el sufrimiento sino a enseñarnos a sufrir. Y cuando el sufrimiento se entrega a Dios en una acto de oración deja de ser sufrimiento y se convierte en sacrificio. Y los sacrificios son agradables a Dios cuando se hacen por amor. La cruz le da sentido a la vida. La cruz le da sabor a la vida. La cruz nos acerca a Jesús. Entonces ¿por qué rechazarla? ¿Por qué huirle?
El problema de la cruz es que es muy buena mientras nos se tenga. Pero mientras se tiene se desea la de los demás y se desprecia la propia.
Jesús dijo:  "El que quiera venir detrás de mí, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz y me siga".
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

08 agosto, 2013

El que sube como palma... cae como coco

Tomada de: www.barahonero.com
Evangelio según San Mateo 16,13-23.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".
"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo. Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella.
Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
Entonces ordenó severamente a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías.
Desde aquel día, Jesús comenzó a anunciar a sus discípulos que debía ir a Jerusalén, y sufrir mucho de parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas; que debía ser condenado a muerte y resucitar al tercer día.
Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo, diciendo: "Dios no lo permita, Señor, eso no sucederá".
Pero él, dándose vuelta, dijo a Pedro: "¡Retírate, ve detrás de mí, Satanás! Tú eres para mí un obstáculo, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres".
+++
El mismo Pedro, elogiado ante los demás por su profesión de fe, es reprendido ante los demás por obstaculizar la obra de Dios. ¿Cómo es posible que Pedro pase del primer lugar al último en tan solo unos versículos? Nada extraño, pues ese es nuestro pan de cada día. Hay una oración que reza así: "veo todos los días caer por tierra los cedros del Líbano y convertirse en aves nocturnas las águilas que volaban en torno al sol" o más popular "el que sube como palma cae como coco". Así pues, es fundamental orar y velar para no caer en la tentación. Es fundamental estar más firmes que nunca porque en el momento que uno se cree más sólido es cuando es más frágil. Es necesario redoblar la oración y la atención, porque de lo contrario seremos presa fácil del pecado.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

06 agosto, 2013

La transfiguración

Evangelio según San Lucas 9,28b-36.
Unos ocho días después de decir esto, Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar.
Mientras oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante.
Y dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que aparecían revestidos de gloria y hablaban de la partida de Jesús, que iba a cumplirse en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros tenían mucho sueño, pero permanecieron despiertos, y vieron la gloria de Jesús y a los dos hombres que estaban con él.
Mientras estos se alejaban, Pedro dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien estamos aquí! Hagamos tres carpas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías". El no sabía lo que decía.
Mientras hablaba, una nube los cubrió con su sombra y al entrar en ella, los discípulos se llenaron de temor.
Desde la nube se oyó entonces una voz que decía: "Este es mi Hijo, el Elegido, escúchenlo".
Y cuando se oyó la voz, Jesús estaba solo. Los discípulos callaron y durante todo ese tiempo no dijeron a nadie lo que habían visto.
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La transfiguración de Jesús es un adelanto de lo que será la transfiguración de los que aman a Dios. Jesús se trasfigura para adelantar a Pedro, Santiago y Juan la gloria de la resurrección. Antes de la pasión se da la transfiguración como viático en la amarga hora del sufrimiento. La fe de estos discípulos es confirmada por medio de la transfiguración para no desfallecer después de la Pasión.
Además, la transfiguración de Jesús nos enseña lo que seremos, porque todos estamos llamados a ser como Jesús a tener el mismo destino, la Gloria Eterna.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Padre llénanos con tu presencia

Lunes 5 de agosto de 2013

Evangelio:
 Mateo 14,13-21
"Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente"
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
Quien puede dudar que tenemos un Dios grande y misericordioso y que ademas de ser grande es un Padre para todos los que le quieran adoptar como tal, espera a que le gritemos que lo necesitamos aunque el ya lo sabe, y después nos sacia con su presencia y con su amor de Padre. Así como estos que estaban escuchándolo pero que ya tenían hambre naturalmente, salieron al encuentro de Cristo y su encontraron no solo con Cristo sino con doce canastas llenas de sobras.
Todo por la inmaculada, nada sin ella.

03 agosto, 2013

¿El Jesús verdadero es este?

Tomado de: biblialiberal.wordpress.com
Evangelio según San Mateo 14,1-12.
En aquel tiempo, la fama de Jesús llegó a oídos del tetrarca Herodes, y él dijo a sus allegados: "Este es Juan el Bautista; ha resucitado de entre los muertos, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos".
Herodes, en efecto, había hecho arrestar, encadenar y encarcelar a Juan, a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, porque Juan le decía: "No te es lícito tenerla".
Herodes quería matarlo, pero tenía miedo del pueblo, que consideraba a Juan un profeta. El día en que Herodes festejaba su cumpleaños, la hija de Herodías bailó en público, y le agradó tanto a Herodes que prometió bajo juramento darle lo que pidiera.
Instigada por su madre, ella dijo: "Tráeme aquí sobre una bandeja la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se entristeció, pero a causa de su juramento y por los convidados, ordenó que se la dieran y mandó decapitar a Juan en la cárcel.
Su cabeza fue llevada sobre una bandeja y entregada a la joven, y esta la presentó a su madre. Los discípulos de Juan recogieron el cadáver, lo sepultaron y después fueron a informar a Jesús.
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La fama de Jesús llegó a oídos de Herodes. De la misma manera que Herodes escuchó hablar de Jesús y se llenó de miedo porque su conciencia le reprochaba el asesinato de Juan Bautista, así mismo el Jesús del que escuchamos hoy, que es el mismo, puede hacer que nos llenemos de temor porque nos recuerda los pecados más internos.
La conciencia no deja de hablar constantemente. Los pecados que nuestra conciencia nos reprocha y nos recuerdan lo que hemos sido y lo que debemos ser. La conciencia nos mueve a reconocer las faltas y a cambiar nuestras actitudes.
Ahora bien, está de moda hablar de Jesús como un amigo que nos ama, que nos perdona, que está feliz, que no nos juzga, que está sonriendo a todo momento, etc. (lo cual es todo verdad), pero pareciera que esa imagen de Jesús fuera más cómoda para todos nosotros porque es un Jesús que no le habla del todo claro a la conciencia, es decir, un Jesús bastante light que no se mente con nosotros y que en todo momento está feliz y dichoso incluso cuando nuestro interior está perdido en el pecado y en la maldad. Un Jesús que llega donde Herodes y le dice: "Ey man, todo esta bien, ok, no pasa nada, vamos a tomarnos unas cervezas!!!" o "Yo ví que mataste a Juan Bautista, pero ¿Quién no ha matado a alguien? Fresco parcero!!!!"
Con el tiempo hemos ido cayendo en caricaturizar a Jesús e identificarlo más con un payaso de circo que con Dios hecho hombre. Sé bien que estas palabras pueden herir a muchos y causar molestia en otros, pero ¿Es el verdadero Jesús aquel que no le dice nada a mi conciencia? ¿Es Jesús auténtico cuando no me mira a los ojos con profundidad y me mueve a cambiar lo que incluso no quiero cambiar pero que todos me dicen que está bien?
Creo que esto es un buen punto para reflexionar y buen rato.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

02 agosto, 2013

¡Pobre Jesús!

Tomado de www.expresodetuxpan.com
Evangelio según San Mateo 13,54-58.
Y, al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. "¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?
¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas?
¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?".
Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Entonces les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia".
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
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Qué lástima que aquellas personas no creían en Jesús porque era alguien que "conocían". Qué lástima quw no creyeran en Jesús porque era hijo de un carpintero al que todos habían visto crecer. Qué lástima que no creyeran en Jesús porque era una persona normal.
A veces también nos pasa lo mismo a nosotros. No vemos a Dios en lo sencillo y simple de la vida. No vemos a Dios porque es demasiado sencillo y simple. No vemos a Dios porque no está haciendo "milagros" a cada instante, porque no se nos aparece en forma de ángel o porque no escuchamos voces interiores.
A veces no creemos en Dios porque lo conocemos desde pequeños. Porque ya hemos escuchado este evangelio mil veces y decimos: "¿Otra vez lo mismo?".
A veces no creemos en Dios porque se convirtió en un accesorio más de nuestra vida. Porque lo hemos adaptado a nuestro día igualándolo al yoga, técnicas de respiración, lectura de libros de ayuda y más.
Qué lástima que Dios haya dejado de ser Dios para ser "algo más en nuestra vida", un accesorio más.
Qué lástima que Dios ya no sea el Rey nuestro. Qué lástima que Jesús se haya convertido en un motivo de tropiezo para tantos.
¿Qué pensará Dios de todo esto?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

01 agosto, 2013

La red de Dios, ¿Quién podrá escapar de ella?

Tomado de: www.apostoladocatolico.com.ar
Evangelio según San Mateo 13,47-53.
El Reino de los Cielos se parece también a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces.
Cuando está llena, los pescadores la sacan a la orilla y, sentándose, recogen lo bueno en canastas y tiran lo que no sirve.
Así sucederá al fin del mundo: vendrán los ángeles y separarán a los malos de entre los justos,
para arrojarlos en el horno ardiente. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
¿Comprendieron todo esto?". "Sí", le respondieron.
Entonces agregó: "Todo escriba convertido en discípulo del Reino de los Cielos se parece a un dueño de casa que saca de sus reservas lo nuevo y lo viejo". Cuando Jesús terminó estas parábolas se alejó de allí.
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El Reino de los Cielos también se parece a una red que se echa al mar y recoge toda clase de peces. Las redes son abiertas y capturan todo lo que esté a su paso. La red no es selectiva, no decide qué pesca y qué no pesca. La red se lanza y todos quedan atrapados por ella. Así mismo es Jesús, es decir el Reino de los Cielos. Todos hemos sido atrapados por esta red. Nadie puede escapar de su Reino, bien sea buenos o malos, justos o pecadores. Todos hemos recibido la gracia de la salvación por medio del Hijo Redentor y todos hemos caído bajo su red. Ya depende de nosotros ser buenos o malos peces. Depende de nosotros aceptar o rechazar esta salvación de Dios. Mas, independiente de qué elijamos, ya hemos sido pescados.
¿O crees que alguien se puede escapara a esta red?
Esta red, a la cual se parece el Reino de los Cielos, también es comprendida como el Amor de Dios. Nadie puede escapar a su amor. No hay nadie por malo o bueno que sea que pueda hacer que Dios lo ame más o lo ame menos. Dios simplemente nos ama con amor divino que supera nuestras fuerzas y méritos. Un amor que no cambia según lo que somos sino que es constante y puro, perfecto. Así pues, ¿quién no ha caído en esa red de misericordia y de amor de Dios?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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