Tomado de www.expresodetuxpan.com |
Y, al llegar a su pueblo, se puso a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados. "¿De dónde le viene, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?
¿No es este el hijo del carpintero? ¿Su madre no es la que llaman María? ¿Y no son hermanos suyos Santiago, José, Simón y Judas?
¿Y acaso no viven entre nosotros todas sus hermanas? ¿De dónde le vendrá todo esto?".
Y Jesús era para ellos un motivo de tropiezo. Entonces les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo y en su familia".
Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la falta de fe de esa gente.
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Qué lástima que aquellas personas no creían en Jesús porque era alguien que "conocían". Qué lástima quw no creyeran en Jesús porque era hijo de un carpintero al que todos habían visto crecer. Qué lástima que no creyeran en Jesús porque era una persona normal.
A veces también nos pasa lo mismo a nosotros. No vemos a Dios en lo sencillo y simple de la vida. No vemos a Dios porque es demasiado sencillo y simple. No vemos a Dios porque no está haciendo "milagros" a cada instante, porque no se nos aparece en forma de ángel o porque no escuchamos voces interiores.
A veces no creemos en Dios porque lo conocemos desde pequeños. Porque ya hemos escuchado este evangelio mil veces y decimos: "¿Otra vez lo mismo?".
A veces no creemos en Dios porque se convirtió en un accesorio más de nuestra vida. Porque lo hemos adaptado a nuestro día igualándolo al yoga, técnicas de respiración, lectura de libros de ayuda y más.
Qué lástima que Dios haya dejado de ser Dios para ser "algo más en nuestra vida", un accesorio más.
Qué lástima que Dios ya no sea el Rey nuestro. Qué lástima que Jesús se haya convertido en un motivo de tropiezo para tantos.
¿Qué pensará Dios de todo esto?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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