10 febrero, 2014

Mira este Corazón

 
Evangelio según San Marcos 6,53-56.
Después de atravesar el lago, llegaron a Genesaret y atracaron allí.
Apenas desembarcaron, la gente reconoció en seguida a Jesús, y comenzaron a recorrer toda la región para llevar en camilla a los enfermos, hasta el lugar donde sabían que él estaba.
En todas partes donde entraba, pueblos, ciudades y poblados, ponían a los enfermos en las plazas y le rogaban que los dejara tocar tan sólo los flecos de su manto, y los que lo tocaban quedaban curados.
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Si los enfermos se curaban con tan solo tocar el manto de Jesús, ¿qué pasaría si tocamos su corazón? El corazón representa el amor más profundo, la fuente de los sentimientos. Por eso Dios quiso que el Verbo se encarnara, para tener un corazón de hombre y darle así al hombre un verdadero corazón de carne. Y por esta razón, también, Jesús se ha revelado desde el evangelio de Juan, y a lo largo de la historia, con su corazón ardiendo.
Si nos acercáramos a ese corazón en llamas quedaríamos curados de todas nuestras inmundicias e idolatrías, porque su fuego abrasador nos consumiría en un instante y arrancaría de nosotros todo lo que no sea de Dios.
¡Corazón de Jesús, si tan sólo probara una de tus llamas...! ¡Si tan sólo pudiera contemplar el crepitar de tu fuego intenso...! ¡Corazón de Jesús, amor de Dios, déjame consumirme en tu amor!
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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