25 octubre, 2014

Con Cristo las lágrimas tienen otro sabor

Evangelio según San Lucas 13,1-9. 
En ese momento se presentaron unas personas que comentaron a Jesús el caso de aquellos galileos, cuya sangre Pilato mezcló con la de las víctimas de sus sacrificios.
El les respondió: "¿Creen ustedes que esos galileos sufrieron todo esto porque eran más pecadores que los demás? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera.
¿O creen que las dieciocho personas que murieron cuando se desplomó la torre de Siloé, eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Les aseguro que no, y si ustedes no se convierten, todos acabarán de la misma manera".
Les dijo también esta parábola: "Un hombre tenía una higuera plantada en su viña. Fue a buscar frutos y no los encontró.
Dijo entonces al viñador: 'Hace tres años que vengo a buscar frutos en esta higuera y no los encuentro. Córtala, ¿para qué malgastar la tierra?'.
Pero él respondió: 'Señor, déjala todavía este año; yo removeré la tierra alrededor de ella y la abonaré. Puede ser que así dé frutos en adelante. Si no, la cortarás'".
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La diferencia entre el cristiano y el no cristiano es que el cristiano va a morir sin morir, porque la muerte no es el final sino el comienzo de una historia maravillosa de comunión con Dios, en el eterno presente de la eternidad. ¿Y por qué? porque la muerte no es más que un paso necesario para la resurrección. En cambio, sin Cristo, la muerte es el final ¿Y por qué? porque Cristo es la resurrección y la vida, y sin Cristo no hay resurrección y, obviamente, no hay vida.
Lo mismo pasa en la vida. Con Cristo el dolor y el sufrimiento adquieren otro valor y dejan de ser desgracias para convertirse en fuentes de vida y oración ¿y cómo es esto? pues sencillo, con Cristo el las lágrimas tienen otro sabor.
En el video, la mujer llora y sufre... pero cuando llega Cristo, la mujer llora y sonríe. Esa es la diferencia que tiene el cristiano.

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