03 octubre, 2014

Iglesia, prolongación de Cristo en la historia

Evangelio según San Lucas 10,13-16.
¡Ay de ti, Corozaín! ¡Ay de ti, Betsaida! Porque si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros realizados entre ustedes, hace tiempo que se habrían convertido, poniéndose cilicio y sentándose sobre ceniza.
Por eso Tiro y Sidón, en el día del Juicio, serán tratadas menos rigurosamente que ustedes.
Y tú, Cafarnaún, ¿acaso crees que serás elevada hasta el cielo? No, serás precipitada hasta el infierno.
El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió".
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Dios no nos arrojó en el mundo. Si así hubiera sido, entonces Dios no sería bueno.
Dios es bueno y por eso quiere lo mejor para nosotros. Al crearnos, nos ha dejado el camino para llegar a él. Dios ha dejado marcado el sendero para que caminemos con paso firme y seguro y lleguemos a su encuentro. ¿Y cuál es ese camino? el mismo Dios encarnado, Jesucristo.
Alguno podrá decir: ¡Jesús fue crucificado, muerto y sepultado! y ya no está entre nosotros. A lo cual respondo, Jesús no quedó en la tumba sino que resucitó y vive entre nosotros de manera especial en la Iglesia, prolongación de Cristo en la historia. Entonces, para encontrar a Dios primero hay que encontrar a Jesús. Y para encontrar a Jesús, hay que encontrar a la Iglesia (Cuerpo de Cristo).
Algún otro podrá decir: ¿Y por qué buscar a la Iglesia si tenemos la Biblia, Palabra de Dios? A lo cual respondo, porque el Nuevo Testamento nace con la Iglesia y es la Iglesia quien da autoridad al cánon bíblico. Es la Iglesia quien determina cuáles libros componen la Palabra de Dios.
Entonces, según esto, se puede entender muchísimo más fácil este pasaje: "El que los escucha a ustedes, me escucha a mí; el que los rechaza a ustedes, me rechaza a mí; y el que me rechaza, rechaza a aquel que me envió".
¿A qué se está refiriendo sino a la Iglesia?
TPI

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