Lunes, 02 de enero de 2012. Jn 1, 19-28
El testimonio de Juan se podría ver en sus obras y en lo que aseguraba, en lo que afirmaba con sus palabras, él bautizaba y lo veían como Mesías, como Elías, como el Profeta, sin embargo él no se aprovechaba de lo que percibía la gente, él no quería figurar, él era testigo de la Luz, testigo de la Verdad, por lo tanto decía lo que no era y lo que era.
¿Quiénes somos nosotros? ¿Cuál es la relación que tenemos con Jesús? ¿Anunciamos a Cristo? ¿Cuál es nuestro testimonio? ¿Hay coherencia entre obras, pensamientos, palabras y sentimientos?
¿Qué tenemos que no hayamos recibido? Juan se considera indigno de desatar las sandalias de Jesús, seguramente aprendió de su madre Isabel, que se preguntaba quién era ella para que la Madre de Dios viniera a visitarla… ¿Quiénes somos nosotros para tener el regalo de María? ¿Para estar consagrados a Ella? Aun más ¿para comulgar a Cristo?
José hazme menos indigna de tener a María y a Jesús. Amén
No hay comentarios:
Publicar un comentario