"Convertíos y creed en el Evangelio"
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: "Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios: convertíos y creed en el Evangelio."
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: "Venid conmigo y os haré pescadores de hombres." Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con él.
Nunca se escucha mas clara la voz de Dios, que cuando estamos en silencio y prestos a escucharla. "Tan solo una palabra tuya bastara para sanarnos" dijo nuestro buen y santo padre Pedro. y en esta cotidianidad en la que por misericordia hemos sido depositados, ¿cuantas veces no solo no hemos escuchado la voz de Dios, sino que tal vez la hemos rechazado? la mayoría de veces la voz del padre pide a nuestra voluntad algo que no le agrada, que le cuesta o sencillamente que no quiere, pero aunque parezca tan extraño seguir su voz que es penetrante y no agradable a los oídos de la voluntad, es la única opción que tenemos si queremos llegar a la eternidad, a la gloria del cielo. Su llamado es rotundo y así como estos buenos hombres sin pensarlo, sin discutirlo siquiera con sus padres, esposas o hijos, debemos también procurar escucharlo, seguirlo y amarlo aun en contra de nuestra familia, de nuestros amigos, aun en contra de nosotros mismos. El llamado mas perfecto es el llamado a amar y a dejarnos amar, por eso estos santos hombres no lo meditaron, simplemente actuaron.
Todo por la inmaculada, nada sin Ella.
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