Evangelio según San Marcos 2,13-17.
Jesús salió nuevamente a la orilla del mar; toda la gente acudía allí, y él les enseñaba.
Al pasar vio a Leví, hijo de Alfeo, sentado a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El se levantó y lo siguió.
Mientras Jesús estaba comiendo en su casa, muchos publicanos y pecadores se sentaron a comer con él y sus discípulos; porque eran muchos los que lo seguían.
Los escribas del grupo de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a los discípulos: "¿Por qué come con publicanos y pecadores?".
Jesús, que había oído, les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores".
---
Este evangelio me gusta muchísimo por una sencilla razón: la manera tan sutil y fina con la que Jesús se refiere a los Fariseos. ¿A qué me refiero? a algo muy sencillo:
Jesús no vino a llamar a los justos sino a los pecadores... y por eso comía con los pecadores y publicanos... pero también con los discípulos... y adicionalmente, en muchísimas ocasiones, con los Fariseos y maestros de la Ley.
Jesús no vino por los justos sino por los pecadores, porque son los enfermos los que necesitan del médico, y por eso es a los pecadores a quienes más tiempo les dedicaba (¿Cuántas veces se dedicó sólo a hablar con los Maestros de la Ley y los Fariseos?).
En otras palabras, Jesús dijo: -no vine a comer con los justos sino con los pecadores...- y a los días fue invitado por los Fariseos a comer y aceptó... (Y no entendieron el mensaje, seguía comiendo con los enfermos y no con los sanos).
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario