"¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que cierran a los hombres el Reino de los Cielos! Ni entran ustedes, ni dejan entrar a los que quisieran.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para conseguir un prosélito, y cuando lo han conseguido lo hacen dos veces más digno de la Gehena que ustedes!
¡Ay de ustedes, guías, ciegos, que dicen: 'Si se jura por el santuario, el juramento no vale; pero si se jura por el oro del santuario, entonces sí que vale'!
¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante: el oro o el santuario que hace sagrado el oro?
Ustedes dicen también: 'Si se jura por el altar, el juramento no vale, pero vale si se jura por la ofrenda que está sobre el altar'.
¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar que hace sagrada esa ofrenda?
Ahora bien, jurar por el altar, es jurar por él y por todo lo que está sobre él.
Jurar por el santuario, es jurar por él y por aquel que lo habita.
Jurar por el cielo, es jurar por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él.
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¡Ay de mí que me comporto frecuentemente como un fariseo bajo el pretexto de: "es que yo predico a Cristo y no a mí!
¡Ay de mí que a pesar de las gracias que he recibido no he querido aprovecharlas!
¡Ay de mí que conozco sobre el amor de Dios y me comporto como un Maestro de la Ley y no como un hombre convertido!
¡Ay de mí que he desperdiciado tantas bendiciones de Dios. Si otros hubieran recibido las gracias que he recibido yo, ya serían santos!
¡Ay de mí!
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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