Las mujeres estaban atemorizadas, pero llenas de alegría… ¿es posible esto? Sí, como quien se enamora y siente un sustico pero es mayor la alegría, por eso el Señor les confirma: «Alegraos» y la alegría les llevó a postrarse ante Jesús.
La alegría cristiana es acompañada de una profunda vida interior en la que nos postremos en todos los acontecimientos de la vida ante el Señor, en que lo dejemos Reinar, en la que pidamos su consentimiento.
Y el otro aspecto de la alegría que produce el Resucitado, es el anuncio, el apostolado, que mueve darlo a conocer. Gracias Señor por la alegría cristiana, que es la auténtica y verdadera alegría. Gracias María, porque aun en el dolor tu amor nos saca una sonrisa.
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