Lunes, 02 de abril de 2012. Jn 12, 1-11
¿Fragancia de un delicioso Perfume o fragancia de la tacañería? Tú y yo decidimos la fragancia que nos echamos, puede ser deliciosa o puede ser el pachulí del egoísmo y ambas olería Jesús, pues apreció el acto de María, el servicio de Marta y Lázaro, pero también se dio cuenta de lo que había en el corazón de Judas.
¿Qué queremos ofrecer al Señor? ¿Qué tanto valoramos tenerle? María le valoró mucho, le amó mucho, por eso no restringió su acto de entrega y amor, tanto que lo percibieron todos por la fragancia; en cambio a Judas le cegaba el querer, su beneficio y por eso acomodaba todo lo exterior, incluso el parecer generoso ‘virtuoso’ para lograr provecho, venenos que los demás también percibían.
Virgen María, permítenos ver con tus ojos y amar con tu corazón, hacer todo en unión contigo, para que cuando el Señor nos mire, sienta tu fragancia y podamos ser generosos con El Generoso, con el que me amó hasta el extremo de la Cruz.
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