Miércoles, 28 de diciembre de 2011. Mt 2, 13-18
¡Bendita huida que preservó la vida de nuestro Salvador! Dichoso y obediente José, ¡si tan solo valoramos como tú la vida de Jesús en nuestra alma! ¡Si nos mantuviéramos unidos como tú a la bienaventurada Madre! ¡Cuán sencillo y cuan fiel eres! ¡Cuán sorprendente e importante acción de san José! ¡Aun en la noche!
Queridísimo José, concededme la gracia de ser tu hija, para que cuides de María y Jesús en mi alma, que mi vida con Cristo, que es la Vida sea reparación por las ofensas contra el don de la vida, que las huidas al pecado sean pequeños sacrificios de Amor para que muchos salgan del pecado, que con mi muerte Viva Cristo en las almas.
Con José Totus Tuus Jesús y María.
Santos inocentes interceded por nosotros. Amén
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