Lunes, 05 de diciembre de 2011. Lc 5, 17-26
Jesús puede y quiere curarme, entonces llegan los santos ángeles y bienaventurados del cielo y me traen paralitica en el amor en una camilla, con su intercesión trataban de introducirme y colocarme delante de él.
No encontrando por donde ponerme, a causa del gentío, me descolgaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús, al lado de la Virgen María, intercedieron para que me consagrara y como consagrada estoy en el corazón de Jesús y María.
Él, viendo la fe de María y la comunión de los santos, me llama por mi nombre y me perdona los pecados, ¡me ama primero! Y luego de perdonarme me dice: “ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa”; me pide ponerme en pie, me cura, me capacita para Amar y recordando la misericordia que ha tenido conmigo (la camilla), me dice que vaya a mi casa, que es el cielo, porque nuestra patria es el cielo, y mientras marchamos hacia allí debemos ir dando la gloria a Dios… ¿En qué parte vamos?
Dame la fe Señor, la Fe de María, para decirte sí, un sí sin medida, para que la fe unida a la esperanza, me lleve a dejarme amar y amarte cada día más. Totus Tuus
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