Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas.
Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas.
A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos.
Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes.
El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir.
Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquel que persevere hasta el fin se salvará.
Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra, y si los persiguen en esta, huyan a una tercera. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre.
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El Espíritu hablará por nosotros en el momento que lo necesitemos. A veces pensamos que el evangelio de hoy se refiere al auxilio del Santo Espíritu en los momentos difíciles de vida o muerte o cuando tengamos que dar testimonio de la fe ante los acusadores. Sin embargo, la asistencia del Espíritu no se limita a estas situaciones sino que, por el contrario, son estas situaciones los momentos extraordinarios de la acción del Espíritu. Es decir, el Paráclino habla por medio de nosotros de una manera ordinaria en todos los momentos de nuestra vida y de una manera extraordinaria en los momentos más difíciles. Pero ¿cómo así que de una manera ordinaria y de una manera extraordinaria?
Ordinaria: El Señor ha dispuesto que quien viva en estado de Gracia Santificante sea portador del Espíritu Santo y que sus acciones sean movidas por Él. Lo que sucede es que nos vamos acostumbrando a la acción del Espíritu en nuestras vidas y corremos el riesgo de pasarlo por alto.
Extraordinaria: Es una ayuda especial del Espíritu en situaciones concretas que así lo exigen (Gracia actual). Esta ayuda es más evidente puesto que es menos común y por lo tanto más fácil de ver.
Así pues, este evangelio nos habla de la ayuda del Espíritu de Amor que está siempre con nosotros. Pero, de la misma manera que hay que guardar silencio para escuchar a lo lejos, hay que guardar silencio para escuchar en lo profundo del alma y descubrir la acción latente y continua del Espíritu Santo en nuestras vidas.
Bien lo dice la siguiente canción de una excelente artista estadounidense llamada Audrey Assad:
You've drawn so close that it's hard to see you
(Tu escribes tan cerca que es difícil verte)
And you speak so softly that it's hard to hear you
(Y hablas tan suavecito que es difícil escucharte)
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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