Cortar y sacar son actitudes de quien sabe y reconoce su debilidad, de quien considera el horror del pecado y tiene un verdadero propósito de enmienda, porque así como la caridad tiene recompensa por más pequeña que sea, el pecado también trae consigo sus implicaciones.
“Que no falte entre vosotros la sal, y vivid en paz unos con otros” que no nos falten los detalles con el hermano, -como escuché hoy- que no nos falte una mirada de amor a Jesús Eucaristía, que no nos falte un ¡Amén! con amor al recibir la sagrada Comunión, que no nos falten las pequeñas expresiones de afecto hacia el Señor y hacia el hermano, porque ahí, en las innumerables formas de vivir la caridad es donde cobra sentido nuestra vida cristiana, es donde la sal es buena.
María, Madre inmaculada, enséñame a amar y amar hasta que me duela. Amén!
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