El Señor aprovecha la pregunta de los fariseos, aun sabiendo que estos le ponen a prueba, Él decide responder, pero hay algo muy bonito, les pregunta: «¿Qué os ha mandado Moisés?», porque ellos conocían la ley pero no conocían el sentido de las cosas, por tanto, Jesús quería llevarlos poco a poco a la reflexión, quería que descubriesen que la fe no es “que tanto puedo hacer” “hasta qué punto llega lo lícito” sino que nuestra religión es del Amor y del Amor verdadero, del Amor que es fiel, del amor que implica sacrificio y que se inmola.
¡Que impresionante! Los discípulos durante todo el camino se quedaron reflexionando, tanto que volvieron a preguntarle al Señor lo mismo, y Jesús vuelve a responder. El Señor es un maestro, y sabe que nuestro entendimiento está nublado, por eso no se cansa de enseñarnos, el ve el esfuerzo, llega con su Sabiduría Eterna a impregnar nuestro ser y a facultarlo para amar con decisión.
Madre de la Sabiduría Eterna, mujer del conocimiento y del Amor, permite que se clarifique en nuestro corazón los mandamientos del amor y demos todo, por vivir en la caridad, en el estado de gracia. Amén.
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