Lunes, 06 de junio de 2011. Jn 16, 29-33
“Os he hablado de esto, para que encontréis la paz en mí.”
¿Paz en medio de la tribulación? ¿De la dispersión? Sí, Dios nos lo advierte, aun cuando en nuestro egoísmo no pensemos en cómo está su sagrado corazón y el corazón Inmaculado de María, en Él se encuentra la PAZ, Dios es capaz de darnos paz aun cuando nosotros no le ofrecemos nada a Él. ¡Grandioso misterio de amor!
Quizás el sentimiento no ayude a acudir a Él, pero la razón, el hecho de que ya nos lo haya advertido, el hecho de que ya haya vencido, el hecho de que sus palabras ya se han cumplido en muchos santos, debe movernos a acudir en su amor. Si libremente pecamos, libremente debemos aceptar la misericordia, y el constante entendimiento del Reinado de Cristo, debe movernos a tener, la esperanza y la fe de María.
Querida Señora, mujer firme y valiente, danos tu voluntad para que nuestra voluntad se funda en ti y acudamos siempre, en total abandono, a los brazos misericordiosos del Amor.
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