Miércoles, 08 de junio de 2011. Jn 17, 11b-19
“por ellos me consagro yo, para que también se consagren ellos en la verdad”
¡wow! ¡Hermosísimo! Jesús se consagró se entregó, sacrificado está siempre vivo e inmolado no vuelve a morir, esa es la alegría prefecta! Y nosotros participamos de la alegría de Cristo cuando nos consagramos a la Verdad, a vivir en el mundo sin pertenecer a él, a vivir muriendo por la Verdad.
La palabra de Dios es verdad, es decir debemos estar consagrados y entregados a vivir en la Palabra, ¿Cómo hacerlo? ¡con María! Ella escucha la Palabra y la pone en práctica, al estar consagrados a Ella con el Espíritu Santo se engendra a Cristo en nuestra alma. Si vivimos con María, estamos consagrados en la Verdad; Ella nos mantiene en la fe, nos preserva de toda herejía, Ella nos dio la Palabra, el Verbo hecho carne.
Hoy Señora mía, te entrego mi vida, renuevo mi consagración, esa es la perfecta alegría, ese es el sentido de mi vida, antes morir, que dejar de vivir a Cristo por medio de ti. Gracias mi querida dueña, porque tenerte es mi mayor alegría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario