12 marzo, 2012

Evangelio según San Lucas 4,24-30. 
Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra. 
Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. 
Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón. 
También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio". 
Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron 
y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. 
Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.

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Este es el primer intento de asesinar a Jesús según San Lucas. Yo me imagino a una turba de personas enfurecidas empujando y empujando a Jesús, hasta llevarlo al lugar escarpado. ¡Qué revuelta debió haber sido esa! ¿Dónde estaban sus apóstoles? ¿qué pasó con sus seguidores? ¿dónde estaba todo el mundo?
Al parecer, nadie lo ayudó, tanto así que Jesús "pasando en medio de ellos, continuó su camino". ¿No se te parece este relato al de la Pasión? La diferencia es que aún no había llegado su hora y "se salvó de esta".
Jesús no tiene miedo a hablar y decir la verdad. Jesús no "suaviza sus palabras" para evitar que las personas se enojen. Jesús no disimula la verdad...
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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