Viernes, 23 de marzo de 2012. Jn 7, 1-2.10.25-30
“…gritó: «A mí me conocéis, y conocéis de dónde vengo. Sin embargo, yo no vengo por mi cuenta, sino enviado por el que veraz; a ése vosotros no lo conocéis; yo lo conozco, porque procedo de él, y él me ha enviado.» Entonces intentaban agarrarlo; pero nadie le pudo echar mano, porque todavía no había llegado su hora”
Los judíos decían conocer a Jesús, pero en realidad no lo conocían, veían como los hombres, veían las apariencias, sabían datos del Señor… para conocer a Cristo es necesario verle con los ojos de Dios, ¿con los ojos de Dios? ¡Sí! Con los ojos de Dios se conoce a Dios, es un don que debemos pedir, y ya nos lo enseñaba Monfort “obtennos conocerte Espíritu Divino y vivir en ti Dios Trino…”
Hoy Jesús sabe el vacío de nuestro corazón, nos muestra que conoce qué pensamos, que decimos y quiere enseñarnos, ¡ojala la soberbia no lo impida! Para que podamos verle algún día tal cual es por toda la eternidad. Jesús se nos revela con su amor personal que nos muestra que es Dios.
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