Martes, 27 de marzo de 2012. Jn 8, 21-30
“Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo” ¿de dónde somos nosotros? De donde queremos ser es para donde nos orientaremos, un cristiano que quiera y anhele de verdad el cielo, vivirá para el cielo; una persona que anhele lo del mundo, vivirá para el mundo, vivirá para obtener lo que quiere aquí.
El ser humano tiene un deseo de felicidad inscrito en el corazón, con razón Jesús, dice a los judíos que estos le van a buscar, porque nada les saciará y cuando lo hagan porque se derrumbe el mural de su soberbia, será tarde, porque siempre se habrán fijado en lo exterior, en las apariencias, que nunca se preocupan por el interior.
El Hijo comunica al mundo lo que ha aprendido del Padre, nosotros comunicamos lo que hay dentro, lo que hemos asimilado, lo que hemos aprendido, y si no tenemos un contacto íntimo con Dios a través de la vida de unión con María, difícilmente podremos trasmitir nuestra vida espiritual. Dime que trasmites y te diré de dónde eres.
Mamá ayúdanos con tu amor inmaculado a recibir, vivir y trasmitir el Reino del Amor.
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