06 mayo, 2015

Señor, pelea por mí

Evangelio según San Juan 15,1-8.
Jesús dijo a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid y mi Padre es el viñador.
El corta todos mis sarmientos que no dan fruto; al que da fruto, lo poda para que dé más todavía.
Ustedes ya están limpios por la palabra que yo les anuncié.
Permanezcan en mí, como yo permanezco en ustedes. Así como el sarmiento no puede dar fruto si no permanece en la vid, tampoco ustedes, si no permanecen en mí.
Yo soy la vid, ustedes los sarmientos. El que permanece en mí, y yo en él, da mucho fruto, porque separados de mí, nada pueden hacer.
Pero el que no permanece en mí, es como el sarmiento que se tira y se seca; después se recoge, se arroja al fuego y arde.
Si ustedes permanecen en mí y mis palabras permanecen en ustedes, pidan lo que quieran y lo obtendrán.
La gloria de mi Padre consiste en que ustedes den fruto abundante, y así sean mis discípulos.»
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Señor, quiero permanecer en ti. Sólo en ti encuentro paz, en ti descansa mi alma. A veces quisiera correr y alejarme de ti, no por ti, sino por mi torpeza y mi dureza de corazón. Pero, cuanto lo intento o cuando lo hago, siento mi alma desfallecer y mi espíritu morir.
Señor, aumenta tu amor, aumenta tu fuerza sobre mí para que mi flaqueza no me venza.
Señor, aumenta tu amor para que me encadenes a tu pecho por medio de tu corazón.
Señor, aumenta tu amor y así no podré resistir ni un segundo fuera de tu presencia.
Señor, aumenta tu amor y átame la voluntad por medio de la libertad de poderte amar al sentirme amado y obligado a amarte.
Señor... son tantas las veces que he fallado y me he alejado... permanece en mí para que yo pueda permanecer en ti.
Señor, sé mi vid. Señor, muéstrame tu rostro.
TPI.

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