31 marzo, 2010

Miércoles Santo, 31 de marzo de 2010. San Mateo 26, 14-25

No es correcto estar con Jesús sólo cuando somos observados, sino en todos momentos y circunstancias de nuestro estado de vida; podemos cuestionarnos, cuando no estamos en la parroquia y en actividades religiosas, o en reuniones espirituales ¿Cómo me comporto? ¿negoceo a Jesús? ¿me alejo de Él? ¿cambio de sitio y cambio a Dios? ¿mis actos, pensamientos y acciones son las de Cristo?, juzgamos a Judas cuando vende a Jesús a los sumos sacerdotes, pero si analizamos, también nosotros hemos hablado con la tentación, hemos puesto en riesgo la vida del niño Dios en nuestra alma, y llegamos a cambiarlo por un rato de ocio, por placeres, por vanagloria, por quedar bien con otros, por apariencias, incluso por nuestros deseos.

Es tan frágil nuestra humanidad que no se puede ocultar el estado del alma, todo sale a la luz tarde o temprano, pues Jesús no ve las apariencias sino el corazón del hombre, ¿Cómo nos vería Jesús en este momento?, ¿acaso hay algo que queremos ocultar?, recordemos que en el juicio todo será revelado, entonces empecemos a actuar desde ya con un santo temor de Dios, con el propósito de tener nuestros ojos fijos en el Querer Divino y recordando que en todo momento el Señor nos observa, no para señalarnos y condenarnos, sino para darnos cuenta que sin Él no somos nada y que su misericordia es infinita.

Mamita María enséñanos a hacer todas las actividades, desde las más pequeñas, con amor y recta intención, haciendo extraordinariamente las cosas ordinarias.

Jessica Restrepo

Miércoles 31 de marzo de 2010. Mt 26, 14-25

Voy a ser de abogado de Judas en esta Lectio.

¿Qué fue lo que movió a Judas a vender a Jesús? Por parte del Señor no encontró más que afecto y amor. Jesús jamás hizo algo que motivara a Judas a traicionarlo. Sin embargo, Judas, el pobre Judas, vendió al Señor.

¿Qué ganaba Judas con hacer aquello? Lo único que ganaba era treinta monedas de plata ¿Algo más? No, no ganaba nada más; al contrario era mucho lo que perdía.

¿Entonces por qué lo hizo, porque era malo? No, no lo creo. Judas tenía un gran problema… era un vicioso ¿Vicioso de qué? Ya lo vimos en el evangelio del Martes Santo:

"¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para repartirlo entre los pobres?"

Si dijo esto, no fue porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón y, como tenía a su cargo la bolsa del dinero común, robaba de lo que echaban en ella. (Jn 12, 1 ss)

El vicio de Judas era el dinero. Judas estaba confundido, tenía una gran debilidad, EL DINERO. ¿Qué hacía con él, en qué lo gastaba? No sabemos, quizás ni siquiera lo gastaba, simplemente lo acumulaba.

Entonces, ¿Cuál fue el pecado de Judas? El no haber detenido rápidamente su debilidad y haberla atacado antes de que ella acabara con él.

Un pequeño vicio llevó al apóstol Judas a traicionar a Dios. Un pequeño vicio llevará a cualquiera de nosotros a perder nuestra alma en la condenación eterna, porque los vicios son como bolas de nieve, entre más avanzan más grandes se hacen y luego son imparables.

Para reflexionar:

El más grande violador de todos los tiempos comenzó simplemente alimentando malos pensamientos.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

30 marzo, 2010

Martes santo, 30 de Marzo de 2010. Juan 13, 21-33. 36-38

El evangelio de hoy comienza con una expresión muy humana de Jesús, el estar profundamente conmovido, y es hermoso ver como Juan estaba tan cerca, ¡estaba recostado en el mismo corazón de Dios!… cuando nosotros nos acercamos al corazón de alguien escuchamos su palpitar, que dicha para el discípulo amado el sentir el ritmo del corazón que no deja de palpitar por la humanidad, que se acerca a salvarnos aún respetando nuestra libertad, el corazón que lucha por darnos oportunidades de conversión, oportunidades de arrepentimiento, de contrición, de reflexión; estas oportunidades las tuvo Judas, quien escuchó las palabras de Jesús, quien en casa de Lázaro pudo conmoverse con el acto de amor de María, quien tuvo muchas advertencias de Jesús, sin embargo perseveró en la maldad; igualmente, tu y yo hemos dejado de velar y orar, y poco a poco repetimos actos, pensamientos, sentimientos, que se convierten en vicios y alejamos de nuestro lado a Jesús, incluso sin medir las consecuencias de la maldad, se desordena nuestra memoria, nuestro entendimiento y nuestra voluntad.

Los discípulos se conmovieron con la noticia de que uno de ellos era el traidor, entonces Juan entendió las señas de Pedro para ahondar en el corazón de Jesús y comprender quien lo iba entregar, quizás para ellos estar más dispuestos a perseverar, pero se cae en otro error, el creer que por las propias fuerzas lo lograremos, entonces terminamos fallando a Dios nuevamente, decidiendo conservar nuestra vida.

Hoy la Virgen entiende nuestras señas, Ella que no sólo está recostada en el corazón de su adorable Hijo, sino que su corazón forma uno solo con el de Jesús, nos enseña a discernir los signos de los tiempos y cuando nos arrojamos a sus brazos como niños, podemos reconocer nuestra debilidad, nuestra miseria y así, por su poderosa intercesión, ir poco a poco desprendiendo el egoísmo, los vicios, hasta lograr una verdadera intimidad y unidad en la Divina Voluntad, en el Amor, para decir con San Pablo: “ya no soy yo quien vive, sino Cristo quien vive en mi”. Amén

San José, patrono de la vida interior enséñanos a orar, a sufrir y a callar.

Jessica Restrepo

Martes 30 de marzo de 2010. Jn 13, 21

«Jesús se conmovió en su espíritu y dijo con toda claridad: "uno de ustedes me va a entregar".» El dolor más grande que alguien puede sentir en una traición se da cuando ésta viene por parte de los que se aman. La traición del amigo es terriblemente más dolorosa que la traición de los demás.

¿Acaso no somos nosotros hijos de Dios? ¿Cuán dolorosa es la traición de un hijo? Pobre Jesús, siempre recibe de nuestra parte traiciones, porque eso, precisamente, son nuestros pecados: traiciones.

¿Con cuánto dolor recibe Dios la traición de los más cercanos? ¿Cómo se sentirá el corazón de Jesús al recibir la traición de los sacerdotes? En estos días de revuelo clerical, con escándalos de pederastia, vemos en vivo y en directo aquella escena del evangelio: «Jesús se conmovió en su espíritu y dijo con toda claridad: "uno de ustedes me va a entregar".»

¿Y qué hace Jesús? Come con él, le extiende su mano y lo invita a cenar. No lo rechaza, no lo expulsa, no lo juzga, simplemente… lo sigue amando.

Menos mal el corazón de Jesús se encuentra también con corazones santos, humildes y cálidos. Menos mal el corazón de Jesús se encuentra con "Juanes" recostados en su costado y con "Marías" que derraman perfumes costosos en sus pies. Menos mal el corazón de Jesús se encuentra con "Inmaculadas" que se entregan en cuerpo y alma a su amor.

Y tú ¿Eres "Juan", "María", "Inmaculada" o "Judas"?

Sagrado corazón de Jesús, en vos confiamos. Ten misericordia de nosotros y del mundo entero. Danos sacerdotes santos.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

29 marzo, 2010

Lunes Santo, 29 de marzo de 2010. Jn 12, 1

La traición de Judas no fue algo momentáneo, no fue una debilidad humana en un momento de presión. Judas traicionó a Jesús porque ya lo había traicionado de mil formas desde el principio. La traición definitiva no fue más que la consumación de lo que había hecho durante mucho tiempo.

Vemos cómo seis días antes de la pascua Judas se indignó por ver cómo se derramó aquel costoso perfume en los pies de Jesús y bien lo dice el evangelio: «en realidad no le importaban los pobres, sino que era un ladrón, y como estaba encargado de la bolsa común, se llevaba lo que echaban en ella».

¿Cuáles son los pequeños robos que nosotros le hacemos a Jesús? Quizás no tenemos problemas con el dinero, pero de pronto le robamos el tiempo que se merece o quizás le robamos la gloria que le pertenece y nos quedamos con ella. Si no corregimos desde el comienzo estas pequeñas infidelidades terminaremos como aquel pobre hombre que traicionó a Jesús.

La fidelidad en lo pequeño, la fidelidad en lo mínimo, la fidelidad en lo despreciable es lo que hace verdaderos santos. Los santos no llegaron a su estado de perfección por grandes cosas, sino por miles de pequeñas cosas. Los grandes edificios no se construyen con placas gigantes sino con miles de ladrillos.

La santidad se construye ladrillo tras ladrillo.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

28 marzo, 2010

Domingo de Ramos, 28 de marzo de 2010. Lc 22, 14 ss

La Pasión de Nuestro Señor comenzó inmediatamente después de la Cena Eucarística. Luego del momento más sublime y glorioso de Jesús en la tierra —sin contar la Encarnación, Muerte y Resurrección— llegó el momento de la tribulación. ¿Acaso no sucede de igual manera en nuestras vidas? Después de encontrar al Señor, de alimentarse de Él por medio de su Palabra —que da vida—, luego de compartir con Él la Eucaristía, llega el momento de la pasión.

¡Pasión, gloriosa Pasión! Es necesario pasar por ella para encontrar la Resurrección. Sin Pasión no hay muerte, y sin muerte no hay resurrección. «Si Cristo no resucitó, vana sería es nuestra fe», si Cristo no sufrió la pasión, vana sería nuestra fe. Entonces, lo mismo tiene que suceder con nosotros: si no sufrimos una pasión como la de Nuestro Señor, no podremos ser resucitados por Él.

Es en este contexto encontramos cómo el mundo moderno quiere resurrección, pero sin pasión. Todos quieren la gloria, pero sin la Cruz. Al final, no encontrarán más q    ue pasiones sin Cristo y sepulcros llenos, porque sin cruz no hay resurrección.

El mundo moderno detesta los dualismo: «¡resurrección sí! Pero sin cruz»; «¡salvación sí, pero sin Cristo»; «¡misericordia de Dios sí, pero sin justicia», y predica a grandes voces: «Dios es misericordioso, Dios perdona todo, Dios salva…» —y eso es cierto— pero se olvida de que Dios TAMBIÉN ES JUSTO y no puede perdonar al que no se arrepiente —no por un defecto de su misericordia, sino porque no nos puede obligar a que deseemos ser perdonados—.

¿Cómo encontrar el camino verdadero que Dios trazó para que nosotros lo recorramos? Mira a María, invoca a María, sigue a María, y llegarás a Cristo. ¡Cierra esos libros con teologías modernistas que niegan las verdades de fe —porque no las comprenden—! ¡Abre el Evangelio y contempla a la Inmaculdad!... y verás cuál es el verdadero camino…

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

26 marzo, 2010

Viernes 26 de marzo de 2010. Jn 10, 31

Jesús no cometió pecado. Jesús nunca obró mal, todas sus acciones fueron perfectas —material y espiritualmente—, sin embargo, los judíos querían apedrearlo.

¿Cuáles son las razones por las que también nosotros queremos apedrearlo? Nosotros queremos apedrear a Jesús cuando lo que hacemos atenta contra la verdad, la razón y la conciencia recta. Es más fácil apedrear a Jesús que reconocer nuestra maldad. Es más fácil apedrear a Jesús que salir del pecado.

Igual que en aquel tiempo, las obras de Dios en nuestra vida no son más que bondad y muestras de su amor eterno. Todo lo que acontece en esta vida no es otra cosa que la manifestación del amor de Dios —por dolorosas que sean o parezcan los acontecimientos de este mundo—. El amor de Dios se está manifestando allí en cada momento, sin embargo, allí estamos nosotros con la piedra en las manos, dispuestos a apedrear a Jesús, a lo cual Él nos responderá:

He hecho delante de ustedes muchas obras hermosas que procedían del Padre; ¿por cuál de ellas me quieres apedrear?

Y tú, ¿por cuál lo quieres apedrear?

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

25 marzo, 2010

Miércoles, San Juan 8,31-42

Jesús replica a los Fariseos el que ellos dicen seguir a Abrahan y no reconocen sus obras en Él. Pues no nos vamos tan lejos, nosotros los cristianos, los católicos, los marianos, los que queremos ¡ser santos!, no reconocemos los actos de María en nuestra vida sino que nos enfocamos en nuestros propios actos, y decimos estar con María Santísima pero quizá no le conocemos, como dijo el evangelista "estaba entre ellos y ello no le reconocieron".
Trecho falta para al menos agradarla. Triste sería que el único reflejo que demos de la Señora sea una imagen en nuestro bolsillo o una cadena de consagrado que pende del cuello..., eso es lindo, pero ajeno a nosotros si no reflejamos ello en nuestro rostro, nuestros actos, nuestra vida, todo. Es decir, lograr mostrar no un objeto sino un efecto, efecto de la vida consagrada al Amor.


Esteban Sánchez

Jueves 25 de marzo de 2010. Lc 1, 26-38

Sí, dijo María. Es el Sí de la vida, el Sí de la fecundidad, el Sí que nos trajo la redención —porque con él llegó el redentor—. El Sí más fecundo de toda la historia de la humanidad. El Sí más significativo, más especial, más rico y más productivo. El Sí de María fue total, fue definitivo, fue para siempre.

El Fiat de María no se acabó con el sonido de su boca, sino que siguió perennemente porque fue palabra. No palabra de Dios, sino palabra inspirada por Dios. El Sí de María fue perpetuo y hoy, al igual que en la anunciación, está tan vivo como el fruto que produjo (Jesús).

El Sí de María pervive en la Iglesia, la cual ha dicho Sí al Señor. El Sí de María pervive en sus hijos, en sus devotos, en los que se consideran hermanos de Jesús —porque se hacen a sí mismos hijos de esta Madre—.

¿Cómo imitar el Sí de María? Viviendo como Ella, haciendo lo que hizo Ella, siendo otros Ella. El mejor camino para perpetuar este Fiat Mariano en nosotros es la Consagración a Nuestra Señora. Si nos entregamos a Ella seremos irresistibles al Espíritu Santo, porque Él verá en nosotros a su divina esposa. Si nos consagramos a Ella la imitaremos, el Espíritu Santo nos auxiliará, el Padre verá en nosotros a su Hija y el Hijo verá en nosotros a su Madre.

Decir Sí al Señor sólo se puede hacer de una manera perfecta cuando estamos con María, porque nuestro pobre sí será unido a su Sí y así agradaremos más perfectamente a Jesucristo.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

Entrada del Padre Fortea sobre nuestra fe

Republico una entrada del Padre Fortea que me pareció muy interesante. No somos católicos por estar juntos y compartir té y galletas, somos católicos por lo que creemos... 
 
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Leí con profunda tristeza el artículo de Jairo titulado Ni salvados ni redimidos.

Siempre me esfuerzo por encontrar los puntos de unión, no sólo entre los hermanos de mi fe, sino también con otras religiones, con todo ser humano. Pero ni toda la bondad del mundo, ni toda la amabilidad, ni todo el té con pastas que podamos tomarnos entre sonrisas, podrá evitar el que, al final, yo tenga graves dudas de que su autor tenga la misma fe católica que yo, de que él crea en la Biblia, o incluso que su Jesús y mi Jesús sean la misma persona.

Su artículo no niega una sola cuestión de la fe, sino que destruye los mismos fundamentos en los que se basó la entera misión del Cristo en la tierra. Su artículo no sólo niega aspectos de la Biblia, sino que supone el fin del mismo concepto de Palabra de Dios tal cual la hemos recibido desde la época de los Patriarcas. Al final, tenemos que preguntarnos: ¿en qué Jesús de Nazaret creemos?

Cuando afirmamos: tengo fe. ¿A qué nos estamos refiriendo?

La fe católica no es la fe en el ser humano, no es la fe en la mañana que amanece, no es la fe en la bondad y en el niño que nace. La fe que hemos recibido de un Ireneo de Lyon, de un Atanasio, de un Anselmo de Canterbury es un conocimiento, es un conjunto de verdades. Y si no crees esas verdades no eres católico.

Poca gente sabe que Tomás Moro encerrado en la Torre de Londres tuvo un momento de duda. Una mañana vio la hilera de cartujos camino del lugar de suplicio. Desde ese momento manifestó a sus familiares que toda duda desapareció: si esos hombres estaban dispuestos a morir por el primado de Pedro, entonces la verdad estaba en Pedro.

Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

24 marzo, 2010

Jueves, San Lucas 1,26-38

En hora buena, el evangelio hace clara referencia de María en cómo recibe el mensaje y lo acepta en su corazón sin conjeturas bajo una obediencia humilde y sumisa al responder ¨he aquí la esclava del Señor, hagace en mi según su querer¨, es fácil sacar de allí una apología a la Virgen Santísima.
Pero no. Hablare del gran desconocido que no es precisamente el Espíritu Santo, sino San José.
Hombre silencioso y modesto, que por esa misma modestia los evangelistas quizá no le reconocen como el modelo que ha debido ser aún para ellos mismos. Se ha dicho que San José es el gran desconocido, y no por que él no se muestre o hago actos heroicos como La Madonna, sino porque no le buscamos, no le mencionamos, ni nos importa, es como si fuese un ente ajeno a nuestra vida espiritual.
¡A sí, San José es varón prudente y padre adoptivo de Jesús!. A esto se le responde: ¡A sí, tu mediocre y falto de cultura!. San José ha de ocupar un lugar relevante en nuestra vida.

Pues bien, a modo de ejemplo, se podría decir que a Jesús se llega al lomo de aquella avecilla que vate sus alas, donde un ala es la Virgen María y la otra ha de ser San José. Corta una de esas alas y será más dificultoso el asenso si es que se puede elevar.

Ahora San José ha dejado de ser tan desconocido (ajeno) a vuestra merced.

Lectio Divina. Miércoles 24 de marzo de 2010. Jn 8, 31

«Ustedes serán verdadero discípulos míos si perseveran en mi palabra; entonces conocerán la verdad, y la verdad los hará libres.» dice el Señor. Pero ¿Libres de qué? Libres de la esclavitud del pecado.

El pecador es esclavo de sus pasiones, así como el que vive en impurezas sexuales es esclavo de eso, y no puede soltarse de ese pecado. El pecado es como una enredadera que todo lo envuelve y cada vez es más grande y más pesada.

El pecado empieza a clavar sus raíces en lo profundo del alma y se empieza a alimentar de la vida espiritual, hasta el punto de secarla totalmente. El pecado es también como el barro que todo lo ensucia y todo lo hace hediondo; con el tiempo se pone duro y forma una costra difícil de quitar.

Para ser verdaderos discípulos de Jesús hay que PERSEVERAR EN SU PALABRA, pero ¿Qué significa esto? Su Palabra es más que las Sagradas Escrituras. Jesús no se refiere aquí a estar leyendo todo el día la Biblia, porque eso hacían los fariseos y los maestros de la Ley. Jesús se refiere a perseverar en sus enseñanzas y en hacer, como María, su voluntad.

Pero ese perseverar se da en lo PEQUEÑO:

  1. Perseverar en el bien, en la pureza de palabras, obras, miradas e intenciones.
  2. Perseverar en la caridad.
  3. Perseverar en la oración diaria.
  4. Perseverar en la mortificación de los sentidos por medio de renuncias y privaciones (de lo contrario nuestro cuerpo nos dominará).
  5. Perseverar en SER EUCARISTÍA, entregándonos todos los días a hacer perfectamente lo que tenemos que hacer.
  6. Perseverar en la obediencia a nuestros superiores (papá, mamá, jefes, profesores, superior de comunidad, etc.), especialmente al Papa.
  7. Perseverar en la devoción a María; vivir la Consagración a Nuestra Señora.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López


 

23 marzo, 2010

El evangelio parece que es el mismo al día anterior, pero imposible que sea el mismo. Se entiendo esto desde aquellas palabras de Jesús: ¨he aquí que todas las cosas las hago nuevas¨ y, siguiendo esta enseñanza continuaremos con la Lectio.
Jesús exhorta a los fariseos en que no podrán dejar esté mundo para llegar a la verdadera vida, cosa que no es posible no sólo para estos personajes sino para todo aquel que sea necio en querer permanecer en él, en sí mismo. Muchos creen que el mundo esta corrompido y mal trecho, cuando lo que verdaderamente sucio está es nuestra propia alma, no ajena al mundo pero sí independiente de él. ¿Cómo ha de ser posible que quien se aferra a esté mundo (sí mismo) y sus desfachateces logre conocer a Dios?, sólo por misericordia y Gracia Divina. Por lo pronto, para quienes aún no hemos recibido esté regalo del cielo es probable que ni le recibamos mientras se siga con la bobada, de manera que queda levantar los ojos a los montes, de donde nos vendrá el auxilio, el auxilio que viene no de lo lejano, sino de lo cercano, del corazón mismo. Menester es entrar al cuarto y cerrar la puerta al comienzo de un dialogo de amor. Sólo así lograremos dejarnos a nosotros mismos sin dejar yerto el cuerpo.

Lectio Divina. Martes 23 de marzo de 2010. Jn 8, 21

Jesús es Dios y no puede no serlo. Las Sagradas Escrituras así lo afirman, especialmente en el evangelio de Juan, y en la carta a los Hebreos.

"Ustedes son de abajo, yo soy de arriba. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo" (Jn 8, 23). Según la afirmación de Jesús tenemos dos posibilidades para conocer cuál es la otra naturaleza que acompaña su naturaleza humana y una tercera opción que prescinde de otra naturaleza:

  1. Sólo hombre
  2. hombre-ángel
  3. hombre-Dios

Sólo hombre

Algunos dicen: Jesús es sólo un hombre que descubrió cosas escondidas y que llegó a ser un "ser de luz", un "iluminado". Jesús dijo "yo no soy de este mundo "porque ya había superado a todos los hombres y se había vuelto superior.

Si así fuera entonces por qué dice el evangelio de Mateo "al entrar a la casa vieron al niño con María, su madre; se arrodillaron y le adoraron. Abrieron sus cofres y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra. Luego se les avisó en sueños que no volvieran donde Herodes "(Mt 2, 11-12). Si Jesús es sólo hombre ¿Cómo es que los Magos lo adoran? Y si estaban equivocados ¿Cómo es que no se les dice en sueños que no lo adoren?

Hombre-ángel

Los testigos de Jehová dicen que Jesús no es Dios sino un ángel (dicen que es San Miguel arcángel —no entiendo cómo pueden creer eso—). Si Jesús es un ángel entonces ¿Cómo es que dice el evangelio de Juan "Yo les digo que si ustedes no creen que YO SOY, morirán en sus pecados ". Si leemos el libro del Éxodo (cap. 2, 13 ss) dice "Dios dijo a Moisés: «Yo soy: YO- SOY.» «Así dirás al pueblo de Israel: YO-SOY me ha enviado a ustedes. Y también les dirás: YAVE, el Dios de sus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob, me ha enviado. Este será mi nombre para siempre, y con este nombre me invocarán de generación en generación»."

Yavé dice YO SOY, Jesús dice YO SOY, pero los fariseos no entendían —al igual que los testigos de Jehová.

Hombre-Dios

Si Jesús no es sólo hombre, ni hombre-ángel, entonces tiene que ser hombre-Dios y no puede no serlo. Los Magos lo adoraron (Mt 2, 11); Isabel lo llama mi Señor (Lc 1, 43); Pablo lo llama Señor —que compartía la naturaleza divina (ningún ángel comparte la naturaleza divina con Dios (Fl 2, 6-11).

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

22 marzo, 2010

Jesús en todo indica la sumisión y obediencia que debe a su Padre. Eso es lo que nos quiere mostrar y demostrar todo el tiempo, la obediencia.
Esa misma obediencia es la que hemos de aprender de Jesús y ponerla en practica, aunque será un poco difícil, se podrá con la gracia del amor, dado que el amor todo lo puede como lo indica San Pablo en su epístola.

Jesús impactaba en las personas no por hacer alarde de su condición Divina, sino por su condición siempre obediente al Padre. Además es de saber que también debió obediencia a sus padres adoptivos, a José y a María, de modo que estas tres obediencia de tres personas nunca se contradijeron, dado que los tres, o mas bien, los cuatro han estado sumergidos en la Voluntad Divina, que es una para toda criatura, el amor. Ahora sí, el Amor es obediencia y la obediencia actúa con amor.

Lectio Divina. Lunes 22 de marzo de 2010. Jn 8, 1


En este texto del evangelio de San Juan hay muchos elementos que merecen ser considerados detalladamente, pero hay dos cosas que llaman la atención:

  1. Jesús se va al monte de los Olivos y al amanecer está en el Templo.
  2. Jesús escribe en el suelo
Vamos a ver qué podemos entresacar de estas actitudes del Maestro.

Jesús se fue al monte de los Olivos

Jesús estuvo en el Monte —seguramente orando— durante toda la noche. Pues esto es lo que el evangelio da a entender. Al día siguiente, al amanecer, estaba ya nuevamente en el Templo. ¿A qué se debe la preparación tan especial que Cristo tuvo por medio de la oración? Claramente se puede ver cómo Jesús oraba fuertemente siempre que algo grande iba a suceder, por ejemplo, antes de elegir a sus discípulos se fue a orar; antes de caminar sobre las aguas se quedó solo y oró durante la noche; antes de la Pasión estuvo orando en el Huerto, etc. Entonces, ¿Qué era ese "algo" por lo cual Jesús dedicó toda la noche a la oración?

Jesús escribe en el suelo

Recordemos cómo en el libro del Éxodo se narra cómo el "dedo de Dios" escribió sobre las tablas de la ley. Ahora bien, Jesús es Dios y escribe con el "dedo sobre el suelo". De nuevo la ley es escrita por Dios, primero en piedra, después en los corazones. En este caso, Jesús recuerda la ley a los que están presentes; los más ancianos —supongo que los más sensatos— reconocen la fuerza del argumento de Cristo y se "escabullen", para dejar, al final, a la mujer sola.

¿Qué sacamos de estos dos elementos?

ORACIÓN PROFUNDA PARA LLEGAR A LA CARIDAD ARDIENTE.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

Gabriel López

18 marzo, 2010

Lectio Divina. Jueves 18 de marzo de 2010. Jn 5, 31-47

¿Cómo es posible llamarse cristiano si no amamos a la Madre de Cristo? ¿Cómo es posible llamarse cristiano y no seguimos al sucesor de Cristo? ¿Cómo es posible llamarse cristiano y no COMER Y BEBER LA SANGRE DE CRISTO?

El modelo perfecto del cristiano es Jesús, pero vemos cómo otras personas se han acercado a ese modelo: María, los santos Apóstoles, los Santos. ¿Por qué no beber de aquellas fuentes para encontrarnos con Cristo?

Amar a Dios no es "escudriñar las escrituras", eso lo puede hacer un académico.

Amar a Dios no es "leer lo que escribió Moisés", eso lo puede hacer un exégeta.

Amar a Dios no es "estudiar a Jesús", eso lo puede hacer un historiador.

Amar a Dios no es "imitar a Jesús", eso lo puede hacer un actor.

Amar a Dios es… ¿qué es amar a Dios?

Amar a Dios es SER otros Cristos (Alter Christus). Es ser Eucaristía –inmolándonos todos los días por Dios y por los demás-. Ser Eucaristía es ser ofrenda agradable al Padre, unir nuestras pequeñas cruces de cada día e inmolarnos con Jesús en el altar de la Santa Misa, porque en ella se da perfecta gloria a Dios Padre, por el Hijo, en el Espíritu Santo.

Ser Eucaristía es tener una unión común con Dios: "comer y beber el Cuerpo y la Sangre de nuestro Señor ". Ser Eucaristía es morir a nosotros para vivir sin vida, perdernos en Jesús y no encontrarnos. Finalmente, ser Eucaristía es ser como María, que fue el molde perfecto en el cuál Dios se encarnó para ser perfecto hombre.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.


 

17 marzo, 2010

Lectio Divina. Marzo 17 de 2010. Jn 5, 17

Jesús hace una completa comparación de la figura del padre con el hijo. Muestra cómo la formación del hijo depende del padre y cómo todo lo que el padre hace lo retoma el hijo. Ahora bien, en términos de la Santísima Trinidad, vemos cómo el Hijo y el Padre están unidos perfectamente en sus voluntades. Lo que hace el Padre lo hace el Hijo, lo que el Padre desea lo desea también el Hijo.

Nuestra santificación está precisamente allí, en la unión de nuestra voluntad con la de Dios. En la medida que nuestra voluntad se una a la de Dios estaremos imitando a Jesús. En la medida que busquemos aprender, seguir, escuchar, amar e imitar al Padre estaremos imitando no sólo a Jesús sino también a María.

"El que no honra al Hijo tampoco honra al Padre" dice Jesús. Para llegar al Padre debemos honrar a Jesús, pero no de la manera como honramos a quienes debemos, sino teniendo presente que Jesús es Dios. ¿Cómo sabemos que es Dios? Pues porque el mismo evangelio lo dice: "Jesús se hacía a sí mismo igual a Dios, al llamarlo su propio Padre".

¿Está mi voluntad unida a la de Dios? ¿Busco hacer la voluntad de Dios antes que la mía? ¿Las "migajas" de mi vida son para Dios o para mí?

Jesús, ¡qué débil es nuestra voluntad!, ¡qué apartados estamos de tus quereres! ¿Cómo acercarnos más a ti? Ya sé, con María. Si somos fieles a nuestra consagración a Ella, si entregamos cada día nuestra voluntad a nuestra Madre, fácilmente haremos tu voluntad, porque María custodiará nuestros pensamientos, deseos y acciones.

Por medio de María y nuestra consagración a Ella podremos asemejarnos a ti, Jesús, porque "el que no honra a la Madre tampoco honra al Hijo".

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

16 marzo, 2010

Lectio Divina. Martes 16 de marzo de 2010. Jn 5, 1-18

Jesús sintió mucha lástima por aquel hombre que estaba enfermo hace 38 años Le preguntó: ¿quieres sanar? El enfermo contestó: "no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua, y mientras yo trato de ir, ya se ha metido otro". Aquel hombre tenía la firme intención de ser curado, llevaba mucho tiempo tratando de llegar a aquella piscina, pero no había podido.

Jesús curó a aquel hombre, pero lo hizo de una manera diferente. No lo arrojó a la piscina, no le impuso las manos, no expulsó demonios, es más, no le exigió ni siquiera un acto de fe. Simplemente le dijo: "levántate, toma tu camilla y anda". Aquel hombre quedó curado al instante y fue tanta su alegría que no se percató de quién lo había curado.

¿Cuántas veces somos iguales? Dios actúa en nuestra vida, Dios interviene directamente y nosotros ni siquiera nos percatamos de que allí estuvo el Señor. Dios no quiere campañas políticas ni proselitistas. Dios quiere cambio de vida, conversión, santidad: "ahora estás sano, pero no vuelvas a pecar, no sea que te sucedan cosas peores" ¿Qué cosas peores nos pueden ocurrir? Jesús habla acá de la condenación eterna, no sea que estando sanos en el cuerpo nos enfermemos del alma y todo sea peor.

María nos enseña a ser agradecidos con Dios. María fue preservada del pecado original en virtud del niño que iba a ser llevado en su vientre, fue elegida como Madre del Salvador y puente perfecto por el cual el Verbo encarnado llega a los hombres y los hombres llegan a Jesús, el hijo de Dios.

Toda la vida de María fue una profunda acción de gracias. Toda su vida fue un constante canto de alabanza al creador, toda su vida fue una alabanza al Creador.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

13 marzo, 2010

Lectio Divina. Sábado 13 de marzo de 2010. Lc 18, 9-14

Dos hombres fueron al Templo a orar. Los dos tenían buenas intenciones. Ambos eran hombres necesitados de Dios. Ambos hablaron al Señor, pero sólo uno fue justificado. No son las muchas cosas que hacemos las que nos alcanzan el perdón de los pecados o la salvación. No es lo grande de nuestras acciones lo que nos alcanza la gracia de Dios. No somos nosotros los que nos salvamos sino Dios quien no salva.

Los cristianos sabemos que la salvación viene de Dios y no de nosotros mismos –a diferencia de las enseñanzas orientales, que profesan la salvación por medio de las técnicas de oración-.

¿Cómo debe ser nuestra oración? Debe ser humilde; reconociendo que es Dios quien nos salva y no nosotros mismos, por buenos que nos creamos.

María, nuestra Madre Inmaculada, es el modelo perfecto de humildad y sencillez. Ella se entregó en manos de Dios, vivió según su divina voluntad y agradó perfectamente a la Santísima Trinidad. ¿Por qué? Porque la humildad de María es incomparable a la de todas las demás creaturas. Sólo la pequeñez de María ha sido de tal agrado a Dios que Éste la escogió por Madre suya, por Esposa suya y por Hija predilecta suya. La Santísima Trinidad se enamoró de María porque la humildad es irresistible a los ojos de Dios.

Tenemos que ver a María como Madre, como Esposa y como Hija, no porque nos podamos igualar a la Santísima Trinidad, sino porque de esta manera aprenderemos a ser padres, esposos e hijos. Con María como modelo a seguir podremos llegar más fácil a Jesús, y de esta manera alcanzar al Padre. Con María podemos acercarnos de manera fácil, corta, segura y perfecta al único mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo.

Ahora podemos traducir las palabras del evangelio de la siguiente manera:

Dos hombres subieron al Templo a orar. Uno era un buen cristiano y el otro era devotísimo de la Santísima Virgen María (obviamente esto implica ser buen cristiano). Yo les digo que el último, cuando volvió a su casa, no sólo estaba en gracia de Dios, sino que se parecía mucho más a mí (Jesús) porque hizo lo mismo que yo: ser hijo de mi Madre y con ella buscar la santidad.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

12 marzo, 2010

Que tu voto valga la pena, valga la vida

Este fin de semana tenemos en toda Colombia elecciones de Senado y Cámara; en nuestras manos está la elección de los que en los próximos años crearán y modificarán las leyes de nuestra Nación.
Es una responsabilidad moral elegir bien, especialmente en los temas de defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, la familia formada por hombre y mujer y el derecho de educar a nuestros hijos. Por eso queremos dar a conocer la lista de candidatos que defienden la vida y también aquellos que están contra la vida apoyando el aborto.

Nuestra intención no es decirte por quién votar; hay un amplio abanico de posibilidades en los diferentes partidos, pero sí es importante que veas la postura de cada candidato y en base a esto votar a conciencia.

Hay dos sitios web que nos podrían dar luces al respecto pues encontrar información moral de los candidatos no es tan fácil.

En el sitio elecciones.com.co se creó una propuesta contra el aborto, allí podrán ver los candidatos que se adhieren a la propuesta y qué acciones llevarían a cabo si son elegidos.

Ingresa aqui para ir al sitio y ver los candidatos y propuestas contra el aborto

OTRO SITIO MUY RECOMENDADO

votoporlavida2010.com es una iniciativa cívica que busca dar a conocer la posición de los próximos Senadores y Representantes frente a la despenalización del aborto, para que el próximo 14 de marzo los colombianos  tomemos una decisión informada, a conciencia y a favor de la Vida.
Aquí podrá encontrar las respuestas a la pregunta: ¿está usted de acuerdo con la despenalización del aborto?, de los principales candidatos al Senado y a la Cámara de Representantes.

Es hora de crear en el Congreso una Bancada Provida, que se encargue de defender los valores fundamentales de nuestro país, comenzando por la defensa incondicional de toda vida humana. Con su voto por la vida, usted tomará parte en una de las tareas más importantes de nuestra generación: devolverle a las leyes la justicia y construir en Colombia la "Cultura de la Vida".

Listado al Senado y su posición frente al aborto
Candidatos al Senado por partido y su posición frente al aborto

Listado a la Cámara y su posición frente al aborto

Este es uno de esos correos que SI deberíamos reenviarle a nuestros contactos. Nuestro futuro y el de los nuestros está en juego

Compártelo en todas las redes sociales, en tu MSN, correos y donde puedas difundirlo!

Dios te pague!

Lectio Divina. Viernes 12 de maro de 2010. Mc 12, 28-34

"No estás lejos del Reino de Dios" quiere decir: no temas, vas bien. Es necesario que sigas adelante, que sigas caminando, que sigas amando. Busca la verdad y la encontrarás, porque todo aquel que busca encuentra. Pero para esto es necesario que seas sincero y que tu estandarte sea el amor. Quien tiene como meta el amor, a Dios y al prójimo, tiene como recompensa el cielo, el Reino de los Cielos.

El Reino de los Cielos es el reino de los santos, de los que gozas, desde esta vida, de la alegría de Dios en sus almas, de una manera tal que no pueden contener su felicidad. Los santos son aquellos hombres que se dedicaron a amar a Dios y al prójimo de la manera como Cristo quiere que sean amados. Ser santo es atreverse a amar hasta que duela.

Vale la pena intentarlo ¿Por qué no? Muchas veces hemos buscado la felicidad en otras cosas, es necesario buscarla ahora en el Señor, porque allí la vamos a encontrar.

"Seremos Santos o moriremos en el intento"

Madre Santísima, somos tuyos y todo lo nuestro tuyo es. Protege en nosotros la sed de santidad, para que podamos poner por obra aquellos que decimos con nuestros labios.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

11 marzo, 2010

Lectio Divina. Jueves 11 de marzo de 2010. Jn 11, 14-23.

¿Cómo es posible estar con Cristo y no contra él? Para ello necesitamos cuatro cosas:

  1. Escuchar y amar a la Iglesia
  2. Eucaristizar nuestra vida
  3. Marianizar nuestra vida
  4. Practicar la caridad
Practicar la caridad está en último lugar porque el cumplimiento de los tres primeros elementos nos llevan a practicarla siempre.

Debemos escuchar a la Iglesia, Cuerpo místico de Cristo, Sacramento de Salvación, Esposa del Cordero. En la Iglesia está depositada la verdad y debemos recurrir constantemente a la fuente de la verdad para poderla vivir. La Iglesia custodia las enseñanzas de Cristo y las transmite al orbe entero; la Iglesia, iluminada por el Espíritu Santo, interpreta correctamente la Palabra de Dios contenida en las Sagradas Escrituras y en la Sagrada Tradición.

Eucaristizar nuestra vida significa inmolarnos cada día en la caridad. Renunciar a mi querer para querer lo que quiere Dios. Eucaristizarnos es escuchar a la Iglesia y ser como la Madre de Dios por el ejercicio de la Caridad. Ser Eucaristía es imitar perfectamente a Cristo.

Marianizar nuestra vida no es otra cosa que repetir el Fiat de Nuestra Señora. Por medio de este Sí perfectísimo, el Verbo se encarnó, el Espíritu Santo la tomó como esposa y el Padre la adoptó como Hija predilecta. Marianizar nuestra vida es unir perfectamente nuestra pobre voluntad a la de Dios.

Escuchar y amar a la Iglesia, Eucaristizar y marianizar nuestra vida son intrínsecamente lo mismo, es decir: vivir la Caridad. Estos cuatro elementos son inseparables y complementarios entre sí. Un verdadero seguidor de Jesucristo es Eucarístico, Mariano y Obediente.

Podemos, pues, traducir las palabras de Jesús de esta manera:

"Quién no es obediente y amoroso con la Iglesia, Eucarístico y Mariano en el ejercicio de la caridad y en la unión de su voluntad con la mía, entonces está contra mí, entonces desparrama".

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

10 marzo, 2010

Lectio Divina. Miércoles 10 de marzo de 2010. Mt 5, 17-19

Este corto texto del evangelio es de una gran profundidad espiritual. Las palabras de Jesús siempre están cargadas de contenido, de enseñanzas, de vida. "Sólo tú tienes palabras de vida eterna" dijo Pedro al Señor ¿Será que nosotros también pensamos y creemos lo mismo que Pedro?

"No crean que he venido a suprimir la Ley y los Profetas". Dios tiene una cualidad especial: no destruye lo que creó. Todo lo que Dios crea es perfecto, puesto que de Dios no puede salir nada imperfecto. Es perfecto puesto que es creado bueno, ordenadamente, con un fin y un objetivo concreto, pero se puede pervertir, no por culpa o defecto de Dios, sino porque el hombre al caer en su estado de pecado sometió a toda su descendencia a la corrupción y con ella a toda la creación.

Lo mismo sucede con la Ley dada por Dios. La Ley es perfecta y tiene un objetivo y un orden concretos. Pero el hombre, de alguna manera, se ha encargado de pervertirla; por lo tanto, es necesario devolver la Ley a su forma perfecta, darle su sentido de plenitud. Eso es lo que hace Cristo con ella y con todos nosotros.

Fuimos creados a imagen y semejanza de Dios, nacidos para la salvación, para gozar eternamente de Dios. Sin embargo, nosotros hemos optado por alejarnos de Él. Es por esta razón que debemos ser bautizados, para reconciliarnos con el Creador y permitirle que llene el vació que hay en nuestras almas debido al pecado original.

"No crean que he venido a suprimir la Ley y los Profetas" se podría traducir también por: "No crean que he venido a suprimir a los hombres. He venido no para deshacer, sino para llevar a la forma perfecta". Dios nos quiere santos, nos quiere verdaderamente santos. Dios quiere resucitarnos para la vida eterna, quiere arrancarnos de las garras del Maligno. Dios quiere hacer de nosotros otros Cristos Transfigurados, sin embargo, nosotros no respondemos al llamado.

¿Para qué has nacido?

Muchos no saben responder a esta cuestión, puesto que no han conocido al Amor. Pero el día que lo dejen actuar en sus vidas podrán darse cuenta de que el verdadero sentido de la vida está en ser SANTOS.

Nuestra vida tiene que ser un reflejo Eucarístico y Eariano. Debemos ser Eucaristías, entregados en todo momento a los demás y a Dios. Ser alimento para los demás, amar hasta que duela, hacer las cosas bien –como las haría Jesús y María-.

Nuestra vida debe ser mariana, tal como la vivió Nuestra Señora. ¿Te alcanzas a imaginar cómo era un día ordinario de la Virgencita? En todo momento haciendo la voluntad de Dios de una manera perfectísima. En cada instante teniendo un coloquio espiritual con el Creador, hasta el punto de haber llevado en su seno al que no pueden contener los cielos.

Ser grande en el Reino de los Cielos es ser Eucarísticos, Marianos y amantes de la Esposa de Cristo, la Iglesia.

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

09 marzo, 2010

Lectio Divina 9 marzo de 2010. Mt 18, 21-35

Lectio Divina. Martes 9 de marzo de 2010. Mt 18, 21-35

¿Cuántas veces es necesario perdonar al hermano? La Escritura dice que hasta 70 veces 7 o 77 veces según otras traducciones. Los exégetas dicen que esta expresión significa plenitud y otro poco de cosas que no sé si creer o no, porque a veces hay que tener más fe para creer lo que ellos dicen que para creer en la misma Escritura.

En todo caso, la parábola que Jesús explica después, nos aclara un poco más la cuestión. Un hombre fue perdonado por muchísimo dinero después de implorar plazo para pagar. Luego de que fuera perdonado él no fue capaz de perdonar una pequeña deuda, comparada con la que le fue perdonada a él. El señor de este hombre se enoja y lo envía a la cárcel hasta que pague todo lo que debía.

Dios es justo y misericordioso, perdona las ofensas, pero también desea y espera que nosotros hagamos lo mismo con los demás. No se trata de perdonar por perdonar, sino de perdonar y de esperar que hagamos lo mismo con los demás. Dios no puede perdonar a quien no pide perdón y a quien no perdona a los demás.

Aquel hombre del evangelio pidió misericordia y recibió el perdón de sus deudas. Dios desea que acudamos a él porque desea perdonarnos las deudas, pero si no nos acercamos y no le pedimos perdón no nos puede perdonar. La primera condición para ser perdonados es desear el perdón.

En segundo lugar, Dios espera que nosotros hagamos lo mismo con los demás o ¿acaso no desea Dios que nos parezcamos a él? Por lo tanto seremos perdonados cuantas veces como nosotros perdonemos a los otros.

Si aquel hombre del relato evangélico hubiera perdonado a su deudor no hubiera tenido que comparecer ante su señor y pagar en la cárcel hasta su último centavo. Pero si se encuentra con otro que también le debe dinero, está obligado a perdonarle, puesto que lo que se le perdonó a él siempre será infinitamente mayor a lo que él tiene que perdonar a los demás. Por lo tanto tenemos que perdonar siempre, ya que nuestras ofensas hacia Dios son grandísimas y las ofensas hechas a nosotros siempre son inferiores.

Si la Madre de Dios siempre estuvo agradecida por todo lo que el Altísimo hizo por ella; si María jamás vaciló en perdonar a los que asesinaron al mismo Dios encarnado, ¿cuánto más debemos nosotros perdonar las pequeñas injurias que a diario nos hacen?

Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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