26 septiembre, 2014

Si el Mesías sufrió...

Evangelio según San Lucas 9,18-22.
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con él, les preguntó: "¿Quién dice la gente que soy yo?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que eres Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado".
"Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy yo?". Pedro, tomando la palabra, respondió: "Tú eres el Mesías de Dios".
Y él les ordenó terminantemente que no lo dijeran a nadie.
"El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".
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Jesús fue proclamado como "un gran hombre" por parte de la gente. En cambio, Pedro tomó la palabra por los discípulos y proclamó a Jesús como el Mesías de Dios. ¡Ese sí que fue un verdadero acto de fe! Pedro reconoció a Jesús como algo más que "un gran hombre".
Sin embargo, Jesús hizo notar que a Dios se llega por el camino de la caridad, camino lleno de espinas y dificultades, porque la caridad exige mucho sufrimiento, y por eso dice: "El Hijo del hombre, les dijo, debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día".
TPI

23 septiembre, 2014

La familia de Jesús

Evangelio según San Lucas 8,19-21.
Su madre y sus hermanos fueron a verlo, pero no pudieron acercarse a causa de la multitud.
Entonces le anunciaron a Jesús: "Tu madre y tus hermanos están ahí afuera y quieren verte".
Pero él les respondió: "Mi madre y mis hermanos son los que escuchan la Palabra de Dios y la practican".
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Definitivamente, Dios lo que mira es el corazón. Las apariencias pueden decir de alguien muchísimas cosas, pero sólo el corazón es el que habla con la verdad. Mil cosas podríamos decir de alguien, pero sólo Dios conoce el interior.
Somos hijos de Dios por adopción, porque Dios nos quiso acoger como sus descendientes, pero sólo con una correcta disposición de de corazón nos hacemos dignos de ello, es decir, somos hijos de Dios al escogerlo libremente, y por eso son "madre y hermanos" de Jesús aquellos que escuchan su Palabra y la practican.
TPI

19 septiembre, 2014

El club de FANS de Jesús

Evangelio según San Lucas 8,1-3.
Jesús recorría las ciudades y los pueblos, predicando y anunciando la Buena Noticia del Reino de Dios. Lo acompañaban los Doce y también algunas mujeres que habían sido curadas de malos espíritus y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios;
Juana, esposa de Cusa, intendente de Herodes, Susana y muchas otras, que los ayudaban con sus bienes.
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Ahora que lo pienso bien, Jesús nunca andaba solo. Es más, este pasaje nos habla de más de quince personas acompañando al Señor... ¡más de quince! eso es toda una multitud. Sin embargo, en la oración Jesús muchas veces se apartaba a orar en solitario.
Jesús tenía que haber sido un verdadero escándalo para su época. Su club de fans era muy particular. Muchos de sus discípulos eran unos pobres ignorantes y Mateo era recaudador de impuestos. Las mujeres eran cosita seria: la Magdalena era conocida por muchos y Juana era esposa de un trabajador de Herodes. ¿Cómo pudo tener éxito Jesús con ese grupo de seguidores? con razón los fariseos estaban completamente escandalizados con el Señor ¿O sería precisamente ese el secreto del éxito de Jesús?
TPI

18 septiembre, 2014

¿Orquídea o estiércol?

Evangelio según San Lucas 7,36-50.
Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa.
Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume.
Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume.
Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: "Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!".
Pero Jesús le dijo: "Simón, tengo algo que decirte". "Di, Maestro!", respondió él.
"Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta.
Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?".
Simón contestó: "Pienso que aquel a quien perdonó más". Jesús le dijo: "Has juzgado bien".
Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: "¿Ves a esta mujer? Entré en tu casa y tú no derramaste agua sobre mis pies; en cambio, ella los bañó con sus lágrimas y los secó con sus cabellos.
Tú no me besaste; ella, en cambio, desde que entré, no cesó de besar mis pies.
Tú no ungiste mi cabeza; ella derramó perfume sobre mis pies.
Por eso te digo que sus pecados, sus numerosos pecados, le han sido perdonados porque ha demostrado mucho amor. Pero aquel a quien se le perdona poco, demuestra poco amor".
Después dijo a la mujer: "Tus pecados te son perdonados".
Los invitados pensaron: "¿Quién es este hombre, que llega hasta perdonar los pecados?".
Pero Jesús dijo a la mujer: "Tu fe te ha salvado, vete en paz".
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Las orquídeas nacen mejor en el estiércol. Así mismo, del pecado surgen los santos de Dios. ¿Y por qué del pecado? porque "no hay santo sin pasado ni pecador sin futuro", y porque el pecado es la materia prima de la misericordia de Dios. O de lo contrario ¿qué misericordia habría si no existiera el algo qué perdonar?
Aquella mujer tenía mucho por lo cual ser perdonada. Aquellos fariseos, seguramente, tenían poco por lo cual ser perdonados. Al final de cuentas, la mujer amó más a Jesús que los fariseos... Entonces, como dice el Pregón Pascual en la noche de la Vigilia: "Oh feliz culpa que nos mereció tal redentor".
Con esto no digo que hay que pecar para sentir el amor de Dios, sino que el amor de Dios es más grande que nuestros pecados. Lo único que hace falta es aprender a conocer la diferencia entre el estiércol y la flor y comparar la hediondez con la fragancia de la orquídea, y finalmente, quedarse en Dios y no en el pecado.
TPI

16 septiembre, 2014

El dolor humano no es ajeno al amor divino

Evangelio según San Lucas 7,11-17.
Jesús se dirigió a una ciudad llamada Naím, acompañado de sus discípulos y de una gran multitud.
Justamente cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, llevaban a enterrar al hijo único de una mujer viuda, y mucha gente del lugar la acompañaba.
Al verla, el Señor se conmovió y le dijo: "No llores".
Después se acercó y tocó el féretro. Los que lo llevaban se detuvieron y Jesús dijo: "Joven, yo te lo ordeno, levántate".
El muerto se incorporó y empezó a hablar. Y Jesús se lo entregó a su madre.
Todos quedaron sobrecogidos de temor y alababan a Dios, diciendo: "Un gran profeta ha aparecido en medio de nosotros y Dios ha visitado a su Pueblo".
El rumor de lo que Jesús acababa de hacer se difundió por toda la Judea y en toda la región vecina.
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El dolor humano no es ajeno a Dios. Jesús, siendo Dios y sabiendo que vencería a la muerte y que la vida después de la vida es una realidad, resucitó al hijo de esta mujer viuda. ¿Por qué? porque es Dios y pudo y quiso. ¿Y por qué quiso? porque como perfecto hombre, también conoció el dolor.
Jesús no es ajeno a nuestra vida y a nuestra realidad. Jesús sabe bien qué es el sufrimiento y la muerte. Jesús conoce bien el corazón humano y su capacidad para amar y para sufrir. Jesús resucitó al hijo de una mujer viuda... es decir, Jesús devolvió la vida no sólo al hijo sino a la madre, porque ¿qué es una mujer viuda y sola en Israel? Sin esposo y sin hijos estaba condenada a la miseria y al sinsentido.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

09 septiembre, 2014

¿Apóstoles o discípulos?

Evangelio según San Lucas 6,12-19.
En esos días, Jesús se retiró a una montaña para orar, y pasó toda la noche en oración con Dios.
Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos y eligió a doce de ellos, a los que dio el nombre de Apóstoles:
Simón, a quien puso el sobrenombre de Pedro, Andrés, su hermano, Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Simón, llamado el Zelote,
Judas, hijo de Santiago, y Judas Iscariote, que fue el traidor.
Al bajar con ellos se detuvo en una llanura. Estaban allí muchos de sus discípulos y una gran muchedumbre que había llegado de toda la Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón, para escucharlo y hacerse curar de sus enfermedades. Los que estaban atormentados por espíritus impuros quedaban curados; y toda la gente quería tocarlo, porque salía de él una fuerza que sanaba a todos.
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Jesús pasó la noche en oración. ¿Cuándo fue la última vez que pasaste la noche en oración? ¿será que alguna vez lo has hecho?
Después de orar todo ese tiempo, al día siguiente, Jesús llamó a muchos de sus discípulos que estaban en el monte y eligió a los Apóstoles. Luego bajó a la llanura y se encontró con más discípulos. ¿Por qué no eligió como apóstol a ninguno de los que estaba en la llanura? Pareciera que el Señor eligió a los oraban en el monte, lo que quiere decir que un apóstol tiene que ser un hombre de oración, uno que sea capaz de pasar la noche en oración con Jesús.
Pero, si esto es verdad, ¿Por qué Jesús, en el huerto de Getsemaní, se encuentra con Santiago, Juan y Pedro dormidos, hasta el punto de preguntarles: "acaso no han podido velar con migo siquiera una hora?
Al fin de cuentas, ¿eran hombres de oración o no?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

06 septiembre, 2014

El verdadero espíritu de las cosas

Evangelio según San Lucas 6,1-5.
Un sábado, en que Jesús atravesaba unos sembrados, sus discípulos arrancaban espigas y, frotándolas entre las manos, las comían.
Algunos fariseos les dijeron: "¿Por qué ustedes hacen lo que no está permitido en sábado?".
Jesús les respondió: "¿Ni siquiera han leído lo que hizo David cuando él y sus compañeros tuvieron hambre, cómo entró en la Casa de Dios y, tomando los panes de la ofrenda, que sólo pueden comer los sacerdotes, comió él y dio de comer a sus compañeros?".
Después les dijo: "El hijo del hombre es dueño del sábado".
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"Misericordia quiero y no sacrificios" dice la Palabra de Dios. El Señor desea que tengamos un corazón sincero y puro. De nada serviría cumplir al pie de la letra todos los preceptos si el corazón no cumpliera ninguno de ellos. Al contrario, lo que primero se pide es cumplir los preceptos pero con un espíritu bueno. Así mismo, la obediencia cuando no se hace con un espíritu obediente deja de ser obediencia y se convierte en actuación.
Dios quiere que lo obedezcamos, no por miedo o temor, sino por amor, porque el obedecer a Dios sólo se puede hacer en medio de la auténtica libertad.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.


05 septiembre, 2014

Vida nueva

Evangelio según San Lucas 5,33-39.
En aquel tiempo, los escribas y los fariseos dijeron a Jesús: "Los discípulos de Juan ayunan frecuentemente y hacen oración, lo mismo que los discípulos de los fariseos; en cambio, los tuyos comen y beben".
Jesús les contestó: "¿Ustedes pretenden hacer ayunar a los amigos del esposo mientras él está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado; entonces tendrán que ayunar".
Les hizo además esta comparación: "Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar uno viejo, porque se romperá el nuevo, y el pedazo sacado a este no quedará bien en el vestido viejo.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres; entonces el vino se derramará y los odres ya no servirán más. ¡A vino nuevo, odres nuevos!
Nadie, después de haber gustado el vino viejo, quiere vino nuevo, porque dice: El añejo es mejor".
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Solo quien ama muchísimo un vestido viejo es capaz de dañar un vestido nuevo para remendar el viejo. Pero, aunque sea capaz de hacer esto, el remiendo quedará feo y dañará más el vestido viejo.
La vida en Jesús exige una nueva vida y no una vida remendada. No es lo mismo cambiar algunos aspectos de nuestra vida, que cambiar nuestra vida.
Pero ¿por qué querríamos cambiar nuestra vida? porque la vida sin Dios o con Dios a medias no es vida. Sólo Dios podrá darnos la verdadera vida, la vida eterna. Y para ello es necesario cambiar.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

02 septiembre, 2014

¿Cuál es Jesús?

Evangelio según San Lucas 4,31-37.
Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y enseñaba los sábados.
Y todos estaban asombrados de su enseñanza, porque hablaba con autoridad.
En la sinagoga había un hombre que estaba poseído por el espíritu de un demonio impuro; y comenzó a gritar con fuerza; "¿Qué quieres de nosotros, Jesús Nazareno? ¿Has venido para acabar con nosotros? Ya sé quién eres: el Santo de Dios".
Pero Jesús lo increpó, diciendo: "Cállate y sal de este hombre". El demonio salió de él, arrojándolo al suelo en medio de todos, sin hacerle ningún daño.
El temor se apoderó de todos, y se decían unos a otros: "¿Qué tiene su palabra? ¡Manda con autoridad y poder a los espíritus impuros, y ellos salen!".
Y su fama se extendía por todas partes en aquella región.
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¿Qué pensará Jesús de nosotros? Es fácil leer el Evangelio e imaginarse mil cosas. Es fácil repasar un pasaje bíblico y sacar mil conclusiones. Es fácil tomar la Palabra y "hacerla decir" lo que queremos escuchar. Pero, en realidad, ¿qué piensa Jesús de todo esto y de nosotros?
Incluso en la apariencia física nos imaginamos a un Jesús muy definido, con cabello largo, barba bien afeitada, mirada profunda y expresión tranquila. Pero ¿cómo sería Jesús? Si pudiéramos viajar en el tiempo y mirar a Jesús entre varios hombres, ¿podríamos reconocerlo? A lo mejor, pienso yo, y sólo a lo mejor, nos llevaríamos una tremenda sorpresa.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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