30 abril, 2011

Id con María a proclamad el Evangelio

Sábado, 30 de abril de 2011. Mc 16, 9-15

Los apóstoles que no habían creído fueron los encargados de ir y anunciar el evangelio a toda la creación, ahora creen, pero en consecuencia deben ser creativos para que aquellos que aún les cuesta, crean, pues a ellos mismos les costaba ¿Cómo lograrlo? Pienso que es esencial el testimonio y la convicción con que se anuncie, aunque así lo hizo María Magdalena y los discípulos de Emaús, lo que falta es señalar la Eucaristía, pues solo el mismo Señor puede quitar las vendas que hay en los ojos y abrir el entendimiento.

Entonces a nosotros nos corresponde: ser testimonio, anunciar con convicción y señalar la Eucaristía, el encuentro personal con Cristo. ¿Quién ha sido la persona que mejor ha anunciado al Señor? Indiscutiblemente la mejor misionera ¡la Virgen María! Nos lleva a la Eucaristía, en la Mesa donde Jesús nos habla y nos nutre, donde se hace pan para alimentarnos.

Gracias Virgen Inmaculada porque eres la habitación en la cual me encuentro con Jesús, gracias Mamá porque me has presentado al Señor y eres la culpable de que ahora este en este maravilloso camino, nunca me dejes, y cada vez que anuncie al Resucitado, seas tú en mí. Totus Tuus María, Te amo!

Pedagogía divina

Evangelio según San Marcos 16,9-15. 
Jesús, que había resucitado a la mañana del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, aquella de quien había echado siete demonios.
Ella fue a contarlo a los que siempre lo habían acompañado, que estaban afligidos y lloraban.
Cuando la oyeron decir que Jesús estaba vivo y que lo había visto, no le creyeron.
Después, se mostró con otro aspecto a dos de ellos, que iban caminando hacia un poblado.
Y ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero tampoco les creyeron.
En seguida, se apareció a los Once, mientras estaban comiendo, y les reprochó su incredulidad y su obstinación porque no habían creído a quienes lo habían visto resucitado.
Entonces les dijo: "Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación.

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¿Por qué Jesús no se mostró con el mismo aspecto y en primer lugar a sus discípulos? ¿Qué quería lograr con esto? Supongo que lo que deseaba hacer Nuestro Señor era probar los corazones de sus discípulos. Seguramente quería dejar un mensaje de fe a toda la humanidad.
¿Yo tengo fe? ¿soy como los discípulos? 
Se me ocurre algo. Cuando María dijo que se le había aparecido el Señor nadie le creyó. Pero cuando Jesús se le apareció a Pedro todos creyeron... ¿Jesús se apareció a Pedro? Claro, está en el pasaje de los discípulos de Emaús en el vs. 33:


"De inmediato se levantaron y volvieron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los Once y a los de su grupo. 34 Estos les dijeron: «Es verdad. El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón.» 35 Ellos, por su parte, contaron lo sucedido en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan".


Entonces, a María no le creyeron pero a Pedro sí. Ahora bien, si Pedro hubiera sido el primero en recibir a Jesús nadie le hubiera creído. La revelación de la Resurrección fue progresiva. Dios fue disponiendo los corazones de una manera pedagógica. Primero las mujeres, después Pedro, después los discípulos de Emaús, después los apóstoles sin Tomás, después Tomás, después los que estaban pescando y después a la multitud: "3 De hecho, se presentó a ellos después de su pasión, y les dio numerosas pruebas de que vivía. Durante cuarenta días se dejó ver por ellos y les habló del Reino de Dios." (Hch 1, 11).


La Revelación de la Resurrección fue presentada progresivamente. ¿Qué hubiera pasado si no hubiera sido así? Hoy estaríamos diciendo: "Jesús no resucitó, simplemente fue la euforia de los discípulos".


Madrecita Inmaculada. Leí sobre ti que eres la "encarnación de la Misericordia", que por medio de ti toda la misericordia divina actúa de una manera especial en los hombres, especialmente los más necesitados. Gracias Madrecita por tu amor, por tu bondad, por tu corazón. Gracias porque Dios nos quiso darte para que este corazón que hay en nuestro pecho no sea el nuestro sino el tuyo y así Dios se vea irresistiblemente atraído a nosotros. Todo por ti, princesa, nada sin ti.

29 abril, 2011

La Iglesia

Evangelio según San Juan 21,1-14. 
Después de esto, Jesús se apareció otra vez a los discípulos a orillas del mar de Tiberíades. Sucedió así:
estaban juntos Simón Pedro, Tomás, llamado el Mellizo, Natanael, el de Caná de Galilea, los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos.
Simón Pedro les dijo: "Voy a pescar". Ellos le respondieron: "Vamos también nosotros". Salieron y subieron a la barca. Pero esa noche no pescaron nada.
Al amanecer, Jesús estaba en la orilla, aunque los discípulos no sabían que era él.
Jesús les dijo: "Muchachos, ¿tienen algo para comer?". Ellos respondieron: "No".
El les dijo: "Tiren la red a la derecha de la barca y encontrarán". Ellos la tiraron y se llenó tanto de peces que no podían arrastrarla.
El discípulo al que Jesús amaba dijo a Pedro: "¡Es el Señor!". Cuando Simón Pedro oyó que era el Señor, se ciñó la túnica, que era lo único que llevaba puesto, y se tiró al agua.
Los otros discípulos fueron en la barca, arrastrando la red con los peces, porque estaban sólo a unos cien metros de la orilla.
Al bajar a tierra vieron que había fuego preparado, un pescado sobre las brasas y pan.
Jesús les dijo: "Traigan algunos de los pescados que acaban de sacar".
Simón Pedro subió a la barca y sacó la red a tierra, llena de peces grandes: eran ciento cincuenta y tres y, a pesar de ser tantos, la red no se rompió.
Jesús les dijo: "Vengan a comer". Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: "¿Quién eres", porque sabían que era el Señor.
Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio, e hizo lo mismo con el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús resucitado se apareció a sus discípulos.

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El discípulo amado reconoció a Jesús. Pedro fue el que primero nadó hacia él y lo verificó. Los otros discípulos se encargaron de llevar a la orilla el fruto de la pesca. Pedro se encargó de presentar los peces a Jesús.
¿Quién reconoció a Jesús? el que amaba mucho al Señor. "Los puros verán a Dios".
¿Quién llegó primero a Dios? el que ha sido designado para custodiar la fe de sus hermanos, el Papa.
¿Quién recogió los frutos otorgados por Dios? los apóstoles del Señor, es decir los Obispos y los Presbíteros.
¿Quién presentó los frutos a Dios? El vicario de Cristo junto con los demás apóstoles.
¿Cuál es el final de este relato bíblico? que todos comieron en la mesa del Señor.


¿Acaso no es esta la historia de la Salvación y de la Iglesia? ¿pero dónde está María? Está en la brasa que Jesús preparó para preparar la cena. Está en la red que capturó a los peces. Está en el barca que llevó a los discípulos. Está en la voz que trasmitió la Palabra de Jesús cuando dijo: "muchachos, ¿tienen algo para comer?... y más adelante: "vengan a comer".
Todo por la Mamita Inmaculada, nada sin Ella.

Ustedes son testigos de todo esto

Ustedes son testigos de todo esto.

Hoy me encontré con una mujer que me impresionó, hace poco llegó de retiro y su corazón arde de amor por Jesús, un amor que logra verse, pasa del sentimiento a la convicción.
decía: yo llegué y me provoca preguntarle a todo el mundo : ¿usted conoce a Jesús?
contaba cómo llego donde su jefe y le dijo: aunque he conocido los platos más exquisitos, la ropa más fina, etc... jamás he estado en un lugar como en el que estuve este fin de semana, este jefe quedó tan impresionado que quiere ir a retiro. Luego contó que estuvo en una reunión de misioneros y pensaba: yo si estaré en la tierra? esto es verdad? que estas personas se amen y quieran ayudar a las almas sin ganar ni un peso? no lo puedo creer, ¿qué es esto? es tanta la emoción que esta mujer tiene, tanta su alegría, tanto la impresionó Jesús que hoy mientras hablaba logró conmoverme profundamente, mi corazón ardía de solo escucharla ¡lo que Dios hace en las almas! ella es testigo del amor de Dios, Jesús definitivamente resucitó en su vida, y sí, aunque está recien llegada de retiro y aparentemente puede ser normal su emoción, aunque a mi no me pareció tan común, es una mujer que transmite a Dios, vi el reflejo de lo que Dios me pide, nos pide para darle a los demás, y ser testigos de él. desde una sonrisa sencilla pero sincera y profunda, desde nuestro testimonio de vida podemos hacer que una persona quiera conocer a Jesús, esa mujer no tiene conocimientos teológicos, tampoco de cómo ganar amigos, pero desde su experiencia, desde la transformación que Dios hizo en ella logró mostrarme un Jesús alegre, enamorador, vivo, atractivo, yo estoy segura que si no le hubiera conocido antes, con escuchar y ver a esa mujer hubiera dicho: quiero conocerle!!

Mamita que quien me vea te vea!! TE AMO

28 abril, 2011

El Tesoro de la fe y de la humildad

Jueves, 28 de abril de 2011. Lc 24, 35-48

“Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer”

Los apóstoles sabían que había resucitado, ya los discípulos de Emaús le habían visto, están hablando de esto cuando Jesús se les aparece, sin embargo, dice el texto que no terminaban de creer. ¡Wow! No creían porque los sentimientos les impedían y obstaculizaban creer. ¿Qué es la fe? "La fe es adhesión a Dios en el claroscuro del misterio; sin embargo es también búsqueda con el deseo de conocer más y mejor la verdad revelada" -JP II. La fe implica que yo renuncie a la arrogancia, a mi pensamiento, a la pretensión de juzgar por mí mismo, sin confiarme a otros. Este camino hacia la humildad, hacia la infancia espiritual es necesario. -Benedicto XVI, 11 feb, 2009

¡Impresionante! Dios sabe nuestra terquedad y fragilidad, abre nuestro entendimiento y por eso vuelve a explicarles lo que muchas veces ya había dicho: “el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día, y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados” ¡cuánta paciencia la de Dios!

Pero volvamos a lo del sentimiento ¿Qué hacer con ellos entonces? ¿Cómo orientarlos para la vida eterna? ¿Cómo lograr que no sean un obstáculo? Pues la consagración a la Virgen María, a ella le pertenecen ahora y con la humildad debemos preguntarle en el corazón, unirnos a sus sentimientos y así, con la infancia espiritual Dios mismo nos continúa hablando y nos fortalece la fe. Diariamente el Señor nos da innumerables pruebas de que Vive. Danos Virgen María tus ojos para ver con ellos y particípanos de tu fe firme y fiel. Gracias mamá.

Vivir en aquel costado traspasado.

Evangelio según San Lucas 24,35-48. 
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Todavía estaban hablando de esto, cuando Jesús se apareció en medio de ellos y les dijo: "La paz esté con ustedes".
Atónitos y llenos de temor, creían ver un espíritu,
pero Jesús les preguntó: "¿Por qué están turbados y se les presentan esas dudas?
Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean. Un espíritu no tiene carne ni huesos, como ven que yo tengo".
Y diciendo esto, les mostró sus manos y sus pies.
Era tal la alegría y la admiración de los discípulos, que se resistían a creer. Pero Jesús les preguntó: "¿Tienen aquí algo para comer?".
Ellos le presentaron un trozo de pescado asado;
él lo tomó y lo comió delante de todos.
Después les dijo: "Cuando todavía estaba con ustedes, yo les decía: Es necesario que se cumpla todo lo que está escrito de mí en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos".
Entonces les abrió la inteligencia para que pudieran comprender las Escrituras,
y añadió: "Así estaba escrito: el Mesías debía sufrir y resucitar de entre los muertos al tercer día,
y comenzando por Jerusalén, en su Nombre debía predicarse a todas las naciones la conversión para el perdón de los pecados.
Ustedes son testigos de todo esto. 

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Jesús se apareció resucitado a los discípulos después de que habían compartido las experiencias de Simón y de los discípulos de Emaús. Sus llagas eran la prueba de que era él mismo. El pescado era la prueba de que no era un fantasma sino el mismo cuerpo glorioso.
¿Por qué todo su cuerpo se recuperó y se glorificó sin perder las marcas de los clavos y del costado abierto? Porque esa es la máxima prueba de su amor y porque esas llagas fueron la señal auténtica de su desbordante caridad. Las heridas de los clavos jamás se borrarán del cuerpo de Cristo porque jamás se podrá olvidar el infinito amor de Dios. Las marcas de los clavos jamás se borrarán de las manos y los pies de Jesús porque el Señor nunca podrá olvidar tanto amor.
El costado de Cristo siempre permanecerá abierto porque de Él brota el agua del bautismo que inserta en la vida eterna a los catecúmenos. El costado de Cristo siempre permanecerá abierto porque de Él brota la Iglesia que es Santa y todos los días recibe las gracias necesarias del amor de Dios.
Ese costado abierto jamás se cerrará porque Dios quiere que bebamos de él copiosamente. Porque de aquel costado abierto por nuestro amor brota el manantial de vida para todos los hijos de Dios. Porque de aquella fuente mística todos debemos beber para alcanzar la Santidad.
Ya lo he dicho y lo vuelvo a repetir: Nuestro Verdadero hogar es el Costado de Cristo... nuestra verdadera casa es la herida de su Costado.
¿Quién pudiera ser como María y estar a los pies de la Cruz de Cristo recibiendo todas esas gracias espirituales que brotaron de su costado? qué dicha poder beber de aquella fuente inagotable de amor.
Virgen Madre, sin saberlo somos como aquel soldado romano que atravesó con la lanza el Corazón de Jesús. Algunos lo hacen con maldad y otros lo queremos hacer por amor. Ven conmigo a atravesar aquel corazón de Nuestro Señor para que de él brote la fuente de la vida y sea derramada sobre nosotros. Ven conmigo, Madrecita, a traspasar el corazón de Jesús por medio de nuestro amor y así esa herida alivie constantemente las mías. Ven conmigo, Reina Celestial, a vivir en el Costado de Nuestro Señor.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

27 abril, 2011

SÍ SIN MEDIDA

Jesús les dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!

Aunque Jesús les reprocho su falta de fe, no los acusó, ni rechazó, al contrario les explicó las Sagradas Escrituras.
Definitivamente Dios es Amor, después de todos los momentos compartidos con los discipulos, tantas buenas obras, milagros, sólo el hecho de tenerlos junto a él, morir en la cruz, resucitar, y ¡¡¡todo para que estos discipulos se atrevan a no creer!!! y lo más increible: Jesús tuvo misericordia, se compadeció de la miseria de estos hombres y les explicó las Escrituras... ¡QUE DIOS! ¡CUÁNTO AMOR!

Ahora bien, nosotros somos como esos discipulos que aunque Dios ya no tiene nada más que darnos para comprobar que nos ama, seguimos sin creer, aún nos falta fe, y no solo eso, nos falta darlo todo como él lo dió todo en una cruz, un todo que es distinto para cada alma, pero que en definitiva debe ser TODO, entregar la TOTALIDAD DEL SER, no negar nada Dios, que en nuestros actos se reconozca el lema: SEÑOR lo que quieras, cuando quieras!! pues dar mucho pero no darlo todo no es trato a Dios, y darlo todo es ser santos, segundo a segundo.

Auqnue cuesta darlo todo, acaso ¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?
Si a jesús siendo Dios le tocó padecer qué puede esperarse para nosotros si no es más el discipulo que su maestro.

MADRE DEL CIELO AYÚDAME A UNIRME A TU SÍ SIN MEDIDA, LO HE INTENTADO SOLA Y NO PUEDO...RECONOZCO MI FALTA Y SUPLICO A TU CORAZÓN DE MADRE.
¡HE AQUÍ A TU HIJA!

Jesus en la Eucaristía

Miércoles, 27 de abril de 2011. Lc 24, 13-35
 
«"Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". El entró y se quedó con ellos.»

Muchas veces ante las tentaciones que normalmente tenemos, frente a la aridez y problemas cotidianos, sentimos la presencia del Señor, Él nos permite saborear uno de sus dulces espirituales, nos permite tener algún consuelo, y cuando se está con alguien agradable, es natural que digamos “Quédate con nosotros”, y en realidad Jesús, la Mejor compañía, se queda con nosotros si se lo pedimos, pero no tanto en lo referente al consuelo, sino que nos alimenta, nos sostiene, Él quiere que trascendamos, que movamos nuestra voluntad hacia el amor.

La Eucaristía quita la vela que impide reconocer al Señor, pero cuando comulgaron, Él había desaparecido de su vista; el texto aclara “había desaparecido de su vista”, no dice que dejó de estar con ellos, sino que no lo podían ver con sus ojos, ahora la fe debe trascender, debe manifestarse con obras, con testimonio, aprender a ver al Señor bajo el Pan y el Vino.

Virgen María, los discípulos de Emaús recibieron al Señor e inmediatamente fueron donde los apóstoles, no esperaron hasta el otro día, aun cuando era de noche y la distancia era larga, permítenos mamá, de tu mano, emprender obras de Amor a Dios y a las almas, que cada vez que recibamos a Jesús ardamos de celo y de la convicción de que está vivo, cercano y que nos ama. Dame tus ojos Madre para contemplar a Cristo. Amén

¡Felices pascuas vividas con María!

Camino de Emaús = Misa

Evangelio según San Lucas 24,13-35. 
Ese mismo día, dos de los discípulos iban a un pequeño pueblo llamado Emaús, situado a unos diez kilómetros de Jerusalén.
En el camino hablaban sobre lo que había ocurrido.
Mientras conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió caminando con ellos.
Pero algo impedía que sus ojos lo reconocieran.
El les dijo: "¿Qué comentaban por el camino?". Ellos se detuvieron, con el semblante triste,
y uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: "¡Tú eres el único forastero en Jerusalén que ignora lo que pasó en estos días!".
"¿Qué cosa?", les preguntó. Ellos respondieron: "Lo referente a Jesús, el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y en palabras delante de Dios y de todo el pueblo,
y cómo nuestros sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para ser condenado a muerte y lo crucificaron.
Nosotros esperábamos que fuera él quien librara a Israel. Pero a todo esto ya van tres días que sucedieron estas cosas.
Es verdad que algunas mujeres que están con nosotros nos han desconcertado: ellas fueron de madrugada al sepulcro
y al no hallar el cuerpo de Jesús, volvieron diciendo que se les habían aparecido unos ángeles, asegurándoles que él está vivo.
Algunos de los nuestros fueron al sepulcro y encontraron todo como las mujeres habían dicho. Pero a él no lo vieron".
Jesús les dijo: "¡Hombres duros de entendimiento, cómo les cuesta creer todo lo que anunciaron los profetas!
¿No era necesario que el Mesías soportara esos sufrimientos para entrar en su gloria?"
Y comenzando por Moisés y continuando con todos los profetas, les interpretó en todas las Escrituras lo que se refería a él.
Cuando llegaron cerca del pueblo adonde iban, Jesús hizo ademán de seguir adelante.
Pero ellos le insistieron: "Quédate con nosotros, porque ya es tarde y el día se acaba". El entró y se quedó con ellos.
Y estando a la mesa, tomó el pan y pronunció la bendición; luego lo partió y se lo dio.
Entonces los ojos de los discípulos se abrieron y lo reconocieron, pero él había desaparecido de su vista.
Y se decían: "¿No ardía acaso nuestro corazón, mientras nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?".
En ese mismo momento, se pusieron en camino y regresaron a Jerusalén. Allí encontraron reunidos a los Once y a los demás que estaban con ellos,
y estos les dijeron: "Es verdad, ¡el Señor ha resucitado y se apareció a Simón!".
Ellos, por su parte, contaron lo que les había pasado en el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.

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Algo les impedía reconocer a Jesús. Ayer vimos cómo María reconoció a Jesús después de que Él la llamó por su nombre. Hoy, estos discípulos aunque hablaron mucho rato con Jesús y estuvieron con él todo el camino tampoco lo reconocieron. Sólo cuando el Señor partió el pan lo pudieron ver ¿Por qué?
María lo vio cuando la llamó por su nombre. Los discípulos de Emaús lo vieron cuando partió el Pan y yo, ¿Cuándo lo veo?
El corazón de aquellos hombres ardía con la explicación de las Sagradas Escrituras. El corazón de aquellos hombres ardía con la Palabra de Dios. El corazón de aquellos hombres ardía con la voz de Jesús. ¿Acaso no acabamos de leer el relato de la Eucaristía tal cual la tenemos hoy? Primero, nuestro corazón arde al escuchar la Palabra de Dios, después escuchamos una explicación de ella. Luego nos preparamos para la cena y Jesús toma el Pan y lo parte. Si nuestro corazón no arde con aquella manifestación del amor divino, entonces no tenemos un corazón de carne sino de piedra.
Gracias Señor porque verdaderamente has resucitado, la tumba está vacía. Gracias porque nos amaste hasta el extremo e hiciste por nosotros todo. Gracias por la Eucaristía, memorial de tu pasión, muerte y resurrección.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

26 abril, 2011

¿Por qué lloras?

Martes, 26 de abril de 2011. Jn 20, 11-18

¿Por qué lloras? los ángeles y Jesús preguntan a María Magdalena, ella responde que se han llevado el cuerpo del Señor y que no sabe dónde está, ese es el motivo de sus lágrimas. Pero ¿en realidad se han llevado el cuerpo de Jesús? ¡No! ¡Ha resucitado! Muchas veces lloramos –y yo sí que lloro– pero el motivo de nuestras lágrimas y tristeza es que no vemos con claridad lo que en realidad sucede, por eso no solo es necesario que nos preguntemos ¿Por qué lloro? Sino que es necesario escuchar de labios de Jesús nuestro nombre.

¡Oh dulces palabras del Señor! ¿Quiénes somos para que Dios mismo nos hable y llame por nuestro nombre? Definitivamente Dios nos ama, y solo cuando nos reconocemos amados podremos llamarle «iRabboni!», Maestro del Amor, Maestro de la Vida y dejar que Él, en su sabiduría, nos conduzca, disipe las tinieblas de nuestro espíritu, nos de claridad de cómo vivir, de cómo hacer su Divina Voluntad.

María, Mujer de la Fe, Maestra que nos conduce al Maestro, acompáñanos en el peregrinar hacia la Patria Celestial, que podamos introducirnos humildemente en el Amor Misericordioso de Dios, que siempre nos reconozcamos necesitados, que sepamos que Dios es más grande que lo que creemos y pensamos de Él y que con esta convicción, sea siempre nuevo y novedoso nuestro encuentro con el Resucitado. Totus tuus Mamá, gracias por ser el mejor camino para ir a Jesús.

La conversión

Evangelio según San Juan 20,11-18. 
María se había quedado afuera, llorando junto al sepulcro. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro
y vio a dos ángeles vestidos de blanco, sentados uno a la cabecera y otro a los pies del lugar donde había sido puesto el cuerpo de Jesús.
Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?". María respondió: "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto".
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció.
Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras? ¿A quién buscas?". Ella, pensando que era el cuidador de la huerta, le respondió: "Señor, si tú lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo".
Jesús le dijo: "¡María!". Ella lo reconoció y le dijo en hebreo: "¡Raboní!", es decir "¡Maestro!".
Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: 'Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, el Dios de ustedes'".
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que había visto al Señor y que él le había dicho esas palabras.

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María no reconoció a Jesús cuando lo vio por varias razones. Primero, no esperaba verlo. Segundo, Jesús estaba glorificado y seguramente se vería algo diferente. Tercero, María no estaba atenta y no reconoció su voz.
No esperaba verlo: No tenía la ilusión de ver a Jesús porque sabía que Jesús había muerto verdaderamente. Lo vio clavado en la cruz y lo escuchó decir sus últimas palabras. Seguramente no había entendido lo de la resurrección y por lo tanto no esperaba encontrarse con Él.
Jesús era diferente: El cuerpo glorioso de Jesús, aunque era el mismo cuerpo, seguramente tenía ciertas diferencias. A lo mejor era más hermoso y con el cabello corto o algo así. A lo mejor resucitó sin barba, ¿qué se yo? Jesús Glorioso.
No estaba atenta y no reconoció su voz: Para reconocer a Jesús es necesario estar atentos. Hay millones de voces diferentes y sólo una es la de Nuestro Señor, ¿cómo reconocerla? Hay que estar atentos al mensaje que nos trae. Hay que recordar constantemente la voz de Nuestro Señor para no olvidarla y para reconocerla cuando nos hable. Hay que pedir el Espíritu Santo para que nos la haga escuchar.
Aquella María nos enseña buscar al Señor, a reconocerlo y a trasmitir su mensaje. Este relato de la resurrección de Nuestro Señor nos muestra cuál es el camino de la conversión (principio de la resurrección espiritual y prenda de la resurrección de la carne). Primero debemos buscar al Señor (ir al sepulcro), escuchar a sus enviados (ángeles), dar un giro en nuestra vida (darse la vuelta), escuchar a Dios que nos habla y reconocer su voz. Finalmente, anunciar el mensaje a los demás.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

25 abril, 2011

Estar a sus pies

Después de que las mujeres estuvieron a los pies de Jesús adorándolo fue que les dijo: no tengan miedo. Vayan ahora y digan a mis hnos que se dirijan a Galilea. Allí me verán.

Es necesario estar a los pies de Jesús, viviéndolo, amándolo, dejándose llenar por él para luego ir sin miedo y con un fuego ardiente en el corazón anunciarlo, con la seguridad de que él comprobará a las almas la veracidad de lo que predicamos, así como cumplió y en Galilea estuvo.

Madre querida te suplico la Gracia de adorar en unión contigo a Jesús en el sagrario desde cualquier lugar y con cada latido de nuestro corazón.

Viviendo la Alegría en Cristo, nos acercamos a Él

Lunes, 25 de abril de 2011. Mt 28, 8-15
 
Las mujeres salieron del sepulcro con sentimientos encontrados, tanto de alegría como de impresión y temor, Jesús sale a su encuentro ¡Dichoso encuentro de amor!, el Señor Resucitado les confirma su alegría y les quita el temor.

Por nuestra naturaleza experimentamos sentimientos y estos en sí mismos no son malos ni buenos, pero se han desordenado por nuestro pecado; ahora El Resucitado viven a elevar nuestros sentimientos, viene a transformarlos para que tengan un valor eterno.

¿Cómo mis sentimientos pueden vivirse en clave de eternidad? Sencillamente mirando a Cristo, preguntándome si estos sentimientos los vive la Virgen María, purificándonos en su corazón y uniéndonos a estos dos Amores, así podremos apartarnos del temor y manifestar la Alegría Cristiana.

En la alegría de nuestra fe debemos actuar como aquellas mujeres, acercarnos, postrarnos ante Él y abrazarle los pies. Por tanto podemos discernir que si vivimos los sentimientos en Cristo, estos nos acercaran a Él, si vivimos nuestros sentimientos fuera de Cristo, estos nos apartan de Él. Por ejemplo, la alegría que experimentamos en estos días, nos debe llevar a estar postrados a sus divinos pies, debe llevarnos a escucharle, a seguir sus mandatos, a irradiar su amor.

¡Felices Pascuas vividas con los sentimientos de María!

24 abril, 2011

¡Veo a Cristo Resucitado en mi Vida y Creo!

Domingo, 24 de abril de 2011. Jn 20, 1-9

“Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos”

Para entender las Escrituras, hay que ver y creer. Pero… Jesús dice a Tomás: “dichoso quien cree sin haber visto”, entonces ¿porque me atrevo a decir esto? ¿De ver qué, para creer? Creo, desde mi ignorancia, que Jesús habla de creer sin ver signos extraordinarios, pues Tomás pedía ver las llagas, introducir su mano en ellas, estaba cerradito y quería resistir a la fe que le manifestaban y trasmitían los otros apóstoles, así mismo muchos veían milagros pero no creían por eso continuaban pidiendo signos.

Ahora bien, me atrevo a decir que hay que ver para creer, porque Pedro y Juan en el evangelio de hoy vieron y creyeron. No vieron directamente a Jesús resucitado, lo que vieron fue el sepulcro vacío, pero para ellos esto era signo de Resurrección, lo cual se confirmaba con lo que decía en la Escritura. Hay que ver interiormente, hay que ver desde la humildad, hay que dejarse tocar por el Señor, hay que permitirle un encuentro con nosotros, a eso me refiero; en sentido afirmativo: ¡Veo a Cristo Resucitado en mi Vida y Creo! Jesús me ha resucitado a la gracia, he tenido un encuentro con su amor y quiero vivir eternamente en Él.

Solo podemos ahondar en los misterios divinos, en la Palabra de Dios, si la vemos actuante, si con humildad, si con María creemos. Ella vive en la Verdad, Ella es Maestra de Fe, Nadie como Ella ha vivido la Pascua, por eso de su mano vivimos las Alegrías del cielo y permanecemos en la Fe.

¡Hoy el Señor Resucitó! Es dueño y Señor de la Historia, Resucitó en mi vida y también lo ha hecho corporalmente.¡Felices Pascuas vividas con María!

Todo lo que pudo lo hizo

Evangelio según San Juan 20,1-9. 
El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada.
Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto".
Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro.
Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes.
Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró.
Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo,
y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte.
Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él también vio y creyó.
Todavía no habían comprendido que, según la Escritura, él debía resucitar de entre los muertos.

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Cristo ha resucitado y ha restaurado el pecado que se había cometido por nuestros primeros padres, Adán y Eva y por nosotros. Aquellos dos escogieron comer del fruto prohibido buscando vida y salieron del huerto para siempre. Cristo, el nuevo Adán escogió ser el fruto bendito del vientre de María que murió por nosotros y entro en el huerto para ser sepultado y así restituir lo que se había corrompido. Cristo bajó a los infiernos, no en un viaje geográfico sino temporal, hacia el pasado, para rescatar también a los que habían vivido antes de él. Cristo nos ha dado la luz, se ha quedado con nosotros, nos ha dejado a la Iglesia, al Espíritu Santo, al Magisterio, la Tradición, la Eucaristía, a María y el testimonio de los Santos. ¿Qué más podría haber hecho Cristo por nosotros? Todo lo que pudo lo hizo.
Gracias Señor por resucitar.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

23 abril, 2011

Cristo Resucitado: Alegría perpetua

Sábado, 23 de abril de 2011. Mt 28, 1-10

Los soldados quedaron como muertos, no resistieron el estruendo y la presencia del ángel, sin embargo, las dos Marías lo pudieron ver y escuchar, él les pidió que no temieran. Aunque muchos caigan como muertos y se priven de dichosa gracia, a los católicos se nos ha dado la gracia de reconocer al Resucitado, ¡que honor, que tesoro tenemos! La humanidad muere por no reconocer el Amor Vivo.

El ángel les dice: «Venid a ver el sitio donde yacía e id aprisa a decir a sus discípulos: “Ha resucitado de entre los muertos y va por delante de vosotros a Galilea. Allí lo veréis.”»; les ayuda a creer, les pide que confirmen que en el sepulcro no hay nadie, les comunica la misión que tienen de ir a anunciar a los discípulos. Nosotros tenemos la misión de tener un encuentro con Dios, de confirmar que vive en nosotros y que realmente vive! Para que así vayamos a comunicarlo, a no quedarnos callados.

Al presentarse Jesús, es deleitante escuchar de sus labios “Alegraos… no tengáis miedo” porque su presencia debe traernos felicidad y seguridad, trae paz. Virgen María queremos alegrarnos contigo, alegrarnos en ti, que sabes vivir en las alegrías eternas, que desde tus manos podamos lanzarnos confiados en Cristo Vivo y Resucitado. Amén

¿Qué tenemos, oh Dios, que nuestra amistad procuras?

Evangelio según San Mateo 28,1-10. 
Pasado el sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a visitar el sepulcro.
De pronto, se produjo un gran temblor de tierra: el Angel del Señor bajó del cielo, hizo rodar la piedra del sepulcro y se sentó sobre ella.
Su aspecto era como el de un relámpago y sus vestiduras eran blancas como la nieve.
Al verlo, los guardias temblaron de espanto y quedaron como muertos.
El Angel dijo a las mujeres: "No teman, yo sé que ustedes buscan a Jesús, el Crucificado.
No está aquí, porque ha resucitado como lo había dicho. Vengan a ver el lugar donde estaba,
y vayan en seguida a decir a sus discípulos: 'Ha resucitado de entre los muertos, e irá antes que ustedes a Galilea: allí lo verán'. Esto es lo que tenía que decirles".
Las mujeres, atemorizadas pero llenas de alegría, se alejaron rápidamente del sepulcro y fueron a dar la noticia a los discípulos.
De pronto, Jesús salió a su encuentro y las saludó, diciendo: "Alégrense". Ellas se acercaron y, abrazándole los pies, se postraron delante de él.
Y Jesús les dijo: "No teman; avisen a mis hermanos que vayan a Galilea, y allí me verán".

___
Resucitó. El poder de Dios se ha manifestado y su gloria infinita se ha derramado sobre el mundo entero. Dios, que no necesita de nosotros, se hizo uno de nosotros para redimirnos. Dios, que nos creó libremente, se hizo esclavo de nosotros para que nosotros seamos verdaderamente libres. Dios, perfecto y omnipotente se sometió a la más grande humillación para levantarnos a nosotros a la dignidad de hijos suyos. ¿Qué más podría haber hecho Dios por nosotros? todo lo que se podía hacer se hizo.
Qué grande es el amor de Dios, qué grande es la entrega de Dios, qué grande es Nuestro Señor... pero ¿qué tenemos, oh Dios, que nuestra amistad procuras? ¿por qué somos tan irresistibles a tu corazón? ¿por qué nos amas tanto? No merecemos tu amor; no merecemos tu perdón; no te merecemos a ti. Sin embargo sigues buscándonos y amándonos hasta el extremo... ¿qué tenemos, oh Dios, que nuestra amistad procuras? ... no tenemos nada... por eso tu amor es un amor perfecto, desinteresado.
Gracias Dios por ser Dios. Gracias por tu amor, perdón, salvación. Gracias por la Iglesia. Gracias por María. Gracias.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

22 abril, 2011

En la fidelidad de María

Viernes, 22 de abril de 2011. Jn 18, 1-19, 42

Aun continua Jesús ejerciendo su papel de Pastor, ninguno de los que le habían sido confiados se ha perdido excepto el que traía consigo la perdición; Él pide que sus apóstoles se puedan ir, asume todo el peso de la pasión. Jesús al que buscaban no eras tú sino yo, debí haber sido crucificada en vez de ti, sin embargo tú mueres por amor a mí, cargas con todos mis pecados, aun cuando Anás te pregunta por tus discípulos, no me delatas, no me señalas, ¡Cuánto amor!

Señor quiero agradecerte, a semejanza de la Virgen María, con mi sí, con el querer morir por ti, aun cuando a veces no hago lo que quiero y me comporto como Pilato que trataba de ponerte en libertad, pero no lo hizo, a veces trato, pero no puedo, todavía no veo tu reino que no es de este mundo, me cuesta ver en clave de eternidad.

Hoy recibo tu regalo, recibo a María, la necesito como la necesitaste Tú, así como te traspasaron el corazón, lo hicieron espiritualmente e Ella y también fui yo, pero mi culpa la tomaste, me has mirado con misericordia, por eso confío en ti y sé que con María podré ser menos indigna de mirarte, amarte, servirte por toda la eternidad. Amén.

Totus Tuus, ego sum oh María!

Traición con Amor se paga.

Evangelio según San Juan 18,1-40.19,1-42
"Soy yo" dijo Jesús, de inmediato cayeron todos por tierra. Tal fue la fuerza de esa expresión que fueron derribados todos los que no creían en Jesús. Literalmente fueron derribados los soberbios de corazón. Pero más impresionante aún es saber que se levantaron del suelo como si nada hubiera ocurrido y apresaron a Jesús.
No les bastó ver las obras de Jesús, no fueron suficientes los milagros, las resurrecciones, las predicaciones, la vida intachable, el testimonio de los demás, el amor a los pobres, el perdón a los pecadores ni las Sagradas Escrituras. Aquellos hombres no querían recibir a Dios en su corazón. Para el que no quiere creer no hay argumento ni testimonio suficiente.
Al fin de cuentas, Cristo fue crucificado... la soberbia y el orgullo de todos nosotros lo clavó en la cruz. Y pensar que así lo quiso Dios para darnos la mayor lección que alguien puede recibir: "Traición con amor se paga". Dios nos pagó nuestra traición con el más grande gesto de amor: dar la vida.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

21 abril, 2011

Eucaristía, Amor extremo

Jueves, 21 de abril de 2011. Jn 13, 1-15

El que está en gracia tiene la necesidad de lavarse los pies, tiene la necesidad de quitar la mugre que se acumula por el pecado venial, por las imperfecciones. ¿Cómo lo podemos quitar? Solos no somos capaces, y aunque suene gracioso, quien ha intentado hacerse a sí mismo un pedicure sabe que es muy difícil que quede bien hecho, por la falta de elasticidad, por la falta de visibilidad, entre otras dificultades, por lo tanto necesitamos de alquien quien nos ayude, ahora vemos que el mejor camino para conducirnos al Camino (Cristo) es María, Ella es dueña de nuestras imperfecciones y con su humildad se ha hecho cargo de nosotros, nos enseña a ser humildes para recibir el perdón de Dios y para luego ejercer la humildad con el prójimo. Necesitamos lavarnos.

«Lo que estoy haciendo tú no lo entiendes ahora, pero después lo entenderás» ¿A qué se refería Jesús? Supongo que al Amor Extremo, aun no se entiende, porque no es un ejercicio meramente intelectual, se necesita recibirle y cuando se tiene, nos mueve a hacer lo mismo, es el Amor que nos mueve a desgastarnos por las almas, el Amor que nos mueve a hacer actos de humildad, que nos mueve a dar la vida por quien es la Vida.

Jesús se levanta de la Mesa, porque ahora quien sirve es Él. ¡Cuánto amor! ¡Dios sirviéndome! ¡Dios haciéndose asequible a mí! ¿Por qué no lo valoro?

Bienaventurada Virgen María, dame tus labios, tu lengua, tu corazón, tu vida para amar y recibir a Jesús en la Eucaristía, que crea que me ama, que me deje amar por Él, que no me niegue a su amor, y así me trasforme en Él. Amén

Gracias Jesús Sacramentado por querer entrar en mí, por amarme hasta el extremo.

Lavatorio de los pies

Evangelio según San Juan 13,1-15. 
Antes de la fiesta de Pascua, sabiendo Jesús que había llegado la hora de pasar de este mundo al Padre, él, que había amado a los suyos que quedaban en el mundo, los amó hasta el fin.
Durante la Cena, cuando el demonio ya había inspirado a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarlo,
sabiendo Jesús que el Padre había puesto todo en sus manos y que él había venido de Dios y volvía a Dios,
se levantó de la mesa, se sacó el manto y tomando una toalla se la ató a la cintura.
Luego echó agua en un recipiente y empezó a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía en la cintura.
Cuando se acercó a Simón Pedro, este le dijo: "¿Tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?".
Jesús le respondió: "No puedes comprender ahora lo que estoy haciendo, pero después lo comprenderás".
"No, le dijo Pedro, ¡tú jamás me lavarás los pies a mí!". Jesús le respondió: "Si yo no te lavo, no podrás compartir mi suerte".
"Entonces, Señor, le dijo Simón Pedro, ¡no sólo los pies, sino también las manos y la cabeza!".
Jesús le dijo: "El que se ha bañado no necesita lavarse más que los pies, porque está completamente limpio. Ustedes también están limpios, aunque no todos".
El sabía quién lo iba a entregar, y por eso había dicho: "No todos ustedes están limpios".
Después de haberles lavado los pies, se puso el manto, volvió a la mesa y les dijo: "¿comprenden lo que acabo de hacer con ustedes?
Ustedes me llaman Maestro y Señor; y tienen razón, porque lo soy.
Si yo, que soy el Señor y el Maestro, les he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros.
Les he dado el ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes.

___
Jesús rompe con todos los esquemas. Jamás en el mundo Judío se había visto algo semejante. Los grandes maestros, profetas, reyes y señores siempre han conservado su puesto ante los demás hombres, mientras que Jesús, el Maestro, el Profeta, El Rey, el Señor se ha rebajado hasta la condición de esclavo para lavarle los pies a sus discípulos. ¿Esto ha disminuido la dignidad de Dios? no, por el contrario ha exaltado su grandeza.
La grandeza de Cristo radica en su divinidad, pero también su grandeza radica en su pequeñez, porque sólo un hombre grande es capaz de hacerse pequeño. Qué contradicción, qué paradoja. Por el contrario, el mundo nos exalta y nos agranda y nos prohíbe ser pequeños.
La Madre de Dios, los Santos, la Iglesia, siempre se han empequeñecido, porque su grandeza no radica en ellos mismos sino en Dios.
Gracias Señor por tu amor. Gracias por tu ejemplo. Gracias por ser un "Dios con Nosotros". No eres ajeno a nosotros, eres cercano, amigo. Gracias por tu amistad, por tu paciencia, por tu perdón. Gracias por la Inmaculada.

20 abril, 2011

¿Somos tibios? ¿somos coherentes?

Miércoles, 20 de abril de 2011. Mt 26, 14-25

“El Maestro dice: Mi momento está cerca; deseo celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos.”

Jesús y los discípulos preparan la Pascua, ahí también estaba Judas preparando y viviendo el momento de la cena pascual, pero previamente ya le había vendido y estaba preparado el momento para entregarlo…

Es contradictorio estar con Jesús y simultáneamente buscar destruirle y matarle ¡qué triste! ¡Eso es ser tibio! Por un lado se proclama discípulo de Cristo y por el otro se proclama enemigo y traidor de Él.

Ahora cabe preguntarnos ¿somos coherentes? ¿Estamos desgastándonos por darle todo a Jesús y a María? ¿Nuestra consagración es TOTAL? ¿Hay momentos donde hacemos, pensamos o decimos cosas contrarias al Evangelio?

Madre del Amor, Mujer fiel a Dios y a los hombres, ten misericordia de nosotros, mientras más míseros, mas necesitamos de ti, y hoy nos reconocemos débiles, inconstantes, frágiles y poco coherentes, ayúdanos a ser fieles, a desgastarnos por darle todo al Todo, sin negarle nada a Él, sin negarte nada a Ti, nuestra Señora.

¿Judas o yo?

Evangelio según San Mateo 26,14-25. 
Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue a ver a los sumos sacerdotes
y les dijo: "¿Cuánto me darán si se lo entrego?". Y resolvieron darle treinta monedas de plata.
Desde ese momento, Judas buscaba una ocasión favorable para entregarlo.
El primer día de los Acimos, los discípulos fueron a preguntar a Jesús: "¿Dónde quieres que te preparemos la comida pascual?".
El respondió: "Vayan a la ciudad, a la casa de tal persona, y díganle: 'El Maestro dice: Se acerca mi hora, voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos'".
Ellos hicieron como Jesús les había ordenado y prepararon la Pascua.
Al atardecer, estaba a la mesa con los Doce
y, mientras comían, Jesús les dijo: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará".
Profundamente apenados, ellos empezaron a preguntarle uno por uno: "¿Seré yo, Señor?".
El respondió: "El que acaba de servirse de la misma fuente que yo, ese me va a entregar.
El Hijo del hombre se va, como está escrito de él, pero ¡ay de aquel por quien el Hijo del hombre será entregado: más le valdría no haber nacido!".
Judas, el que lo iba a entregar, le preguntó: "¿Seré yo, Maestro?". "Tú lo has dicho", le respondió Jesús. 

___ 
Jesús escogió a Judas conociéndolo perfectamente. Lo mismo sucedió con los demás discípulos y con todos los llamados por Dios. El Señor nos llama a pesar de lo que somos y nos conoce bien. Entonces, ¿por qué escogió a Judas? pues la respuesta es sencilla: por la misma razón que escogió a Pedro, a Juan, a Santiago, etc. Todos tenían "cuestiones oscuras" en su corazón, sin embargo en ellos estaba la decisión de cambiar o seguir igual. Judas optó por alimentar su ambición, los otros optaron por ser tierra buena y dejar germinar la Palabra de Dios en su corazón.
¿Cuál fue el problema de Judas? su problema fue la falta de oración. Si tan sólo hubiera meditado más en lo que estaba pasando. Si hubiera mirado a Cristo con otros ojos. Si hubiera pensado en los signos que Jesús hacía y si hubiera dejado que esa Palabra llegara a su corazón, entonces todo habría sido diferente.
¿Y yo? ¿estoy haciendo eso? o será que soy como Judas que deja pasar por delante de sí todas las maravillas de Dios. ¿Acaso soy como una bolsa rota que deja caer todo lo que se echa en ella?
Dios mío, qué ciego soy... ¿Por qué me gusta hablar tanto de Judas si yo soy igual? si no fuera por tu gracia.... todo estaría perdido.
Madrecita Inmaculada, Juan encontró en ti a una Madre. Tu cercanía conmovió su corazón y fue el discípulo que se recostó en el costado de Jesús, aquel costado del que brotó la salvación y la nació la Iglesia. Madre,  permíteme enamorarme de ti para poder beber del costado abierto de Cristo.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

19 abril, 2011

Reparando con María y con los santos

Martes, 19 de abril de 2011. Jn 13, 21-33. 36-38


“untando el pan, se lo dio a judas, hijo de Simón el Iscariote. Detrás del pan, entró en él Satanás”

¿Pudo Judas no aceptar el pan? Claro que sí, sin embargo Cristo se da totalmente y Judas en vez de tener arrepentimiento, en vez de pedir ayuda porque su corazón estaba siendo afectado por la avaricia, decidió recibir el Pan y comerlo, aceptando así a satanás, jugando con el amor de Jesús.

¿Cuántas comuniones sacrílegas hicimos? ¿Cuántas hay hoy? ¡Cuánto dolor causamos a Jesús! ¡Cuántas almas son entregadas al maligno por denigrar la sagrada Eucaristía! Virgen Madre Inmaculada, Mujer Eucarística, así como en la pasión, hoy te imploro que recojas cada partícula de Jesús que cae al piso, que se repare por las veces que se ha recibido a Cristo estando en pecado mortal, que por tu oración mamá, que por la Encarnación de Cristo en tus purísimas entrañas y por la comunión profunda que han tenido los santos, el Señor tenga misericordia de nosotros y podamos acoger su gran amor, valorandolo por toda la eternidad.

San Juan 13,21-33.36-38.

Evangelio según San Juan 13,21-33.36-38. 
Después de decir esto, Jesús se estremeció y manifestó claramente: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará".
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús.
Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: "Pregúntale a quién se refiere".
El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: "Señor, ¿quién es?".
Jesús le respondió: "Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato". Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: "Realiza pronto lo que tienes que hacer".
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto.
Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: "Compra lo que hace falta para la fiesta", o bien que le mandaba dar algo a los pobres.
Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.
Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él.
Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto.
Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'.
Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿adónde vas?". Jesús le respondió: "A donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás".
Pedro le preguntó: "¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti".
Jesús le respondió: "¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces".

___
Pobre Pedro, tanto confiaba en sí mismo que pensó que por sus propias fuerzas iba a ser capaz de seguir al Señor. Horas después, cuando llegó la pasión de Nuestro Señor y cuándo el canto del gallo aturdió sus sentidos comprendió que su fuerza sólo estaba en Dios. Laśtima haber tenido que pasar por ese golpe tan duro para poder comprender de qué estaba hecho.
Así mismo nosotros, en nuestras vidas confiamos en nuestras propias fuerzas y creemos que somos capaces de seguir a Dios hasta el final... pobres Pedros, pobres ilusos. Nuestra fuerza sólo está en Dios.
El conocerse a sí mismo duele mucho... reconocer lo que somos es más doloroso aún.
Madre Inmaculada, muéstrame lo que soy y no dejes que confíe en mí sino sólo en ti.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
Evangelio según San Juan 13,21-33.36-38. 
Después de decir esto, Jesús se estremeció y manifestó claramente: "Les aseguro que uno de ustedes me entregará".
Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería.
Uno de ellos -el discípulo al que Jesús amaba- estaba reclinado muy cerca de Jesús.
Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: "Pregúntale a quién se refiere".
El se reclinó sobre Jesús y le preguntó: "Señor, ¿quién es?".
Jesús le respondió: "Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato". Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
En cuanto recibió el bocado, Satanás entró en él. Jesús le dijo entonces: "Realiza pronto lo que tienes que hacer".
Pero ninguno de los comensales comprendió por qué le decía esto.
Como Judas estaba encargado de la bolsa común, algunos pensaban que Jesús quería decirle: "Compra lo que hace falta para la fiesta", o bien que le mandaba dar algo a los pobres.
Y en seguida, después de recibir el bocado, Judas salió. Ya era de noche.
Después que Judas salió, Jesús dijo: "Ahora el Hijo del hombre ha sido glorificado y Dios ha sido glorificado en él.
Si Dios ha sido glorificado en él, también lo glorificará en sí mismo, y lo hará muy pronto.
Hijos míos, ya no estaré mucho tiempo con ustedes. Ustedes me buscarán, pero yo les digo ahora lo mismo que dije a los judíos: 'A donde yo voy, ustedes no pueden venir'.
Simón Pedro le dijo: "Señor, ¿adónde vas?". Jesús le respondió: "A donde yo voy, tú no puedes seguirme ahora, pero más adelante me seguirás".
Pedro le preguntó: "¿Por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti".
Jesús le respondió: "¿Darás tu vida por mí? Te aseguro que no cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces".

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Pobre Pedro, tanto confiaba en sí mismo que pensó que por sus propias fuerzas iba a ser capaz de seguir al Señor. Horas después, cuando llegó la pasión de Nuestro Señor y cuándo el canto del gallo aturdió sus sentidos comprendió que su fuerza sólo estaba en Dios. Laśtima haber tenido que pasar por ese golpe tan duro para poder comprender de qué estaba hecho.
Así mismo nosotros, en nuestras vidas confiamos en nuestras propias fuerzas y creemos que somos capaces de seguir a Dios hasta el final... pobres Pedros, pobres ilusos. Nuestra fuerza sólo está en Dios.
El conocerse a sí mismo duele mucho... reconocer lo que somos es más doloroso aún.
Madre Inmaculada, muéstrame lo que soy y no dejes que confíe en mí sino sólo en ti.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

18 abril, 2011

amor con amor se paga


Lunes, 18 de abril de 2011. Jn 12, 1-11

Jesús va donde Lázaro, Marta y María quienes le ofrecen una cena, cada uno hace alguna actividad en particular (servirle, compartir con Él en la mesa o rociarle perfume) para agradarle y atenderle como invitado especial, ahora me pregunto ¿Qué le ofrezco yo a Jesús? ¿Qué le doy a mi Madre María que es quien vive en mi hogar?

Creo que lo primero es brindar un corazón dispuesto y necesitado, luego esforzarnos por salir del pecado y reconociendo su presencia, creo que sería bueno hacer actos de amor en correspondencia a estos dos amores. Cuando alguien va de visita a una casa y lleva como regalo un alimento, es de su agrado, que a la hora de comer le sirvan de lo que trajo como signo de que les ha gustado lo que ha traído, nosotros podemos también decir: “amor con amor se paga” y en esta semana Santa corresponder a tanto amor con las flores de nuestros pequeños sacrificios, con el perfume de nuestro amor.

Madre Inmaculada, aun cuando los enemigos de mi alma decidan matarte a ti y a Jesús en mi alma, que san José siempre este presente y me lleve a huir valientemente, que mi temor sea solo el perderte y no el temor de perder el agrado del mundo. Amén.

¿De cuál aroma?

Evangelio según San Juan 12,1-11. 
Seis días antes de la Pascua, Jesús volvió a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado.
Allí le prepararon una cena: Marta servía y Lázaro era uno de los comensales.
María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dijo:
"¿Por qué no se vendió este perfume en trescientos denarios para dárselos a los pobres?".
Dijo esto, no porque se interesaba por los pobres, sino porque era ladrón y, como estaba encargado de la bolsa común, robaba lo que se ponía en ella.
Jesús le respondió: "Déjala. Ella tenía reservado este perfume para el día de mi sepultura.
A los pobres los tienen siempre con ustedes, pero a mí no me tendrán siempre".
Entre tanto, una gran multitud de judíos se enteró de que Jesús estaba allí, y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado.
Entonces los sumos sacerdotes resolvieron matar también a Lázaro,
porque muchos judíos se apartaban de ellos y creían en Jesús, a causa de él.

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"María, tomando una libra de perfume de nardo puro, de mucho precio, ungió con él los pies de Jesús y los secó con sus cabellos. La casa se impregnó con la fragancia del perfume". ¿De cuál perfume se impregnó la casa? bien sabemos que el perfume se difunde rápido y que toda la casa se llenó de su aroma, pero en realidad, si leemos desde el sentido espiritual y más concretamente desde el sentido anagógico de las Sagradas Escrituras, podríamos afirmar que la casa se llenó del aroma de Cristo. 
Pero ese aroma brotó del corazón de aquella mujer que lo ungió con todo su corazón. El aroma de Cristo es el aroma de la salvación, el aroma del amor. La caridad brota del costado de Cristo y aquella mujer rebosó en amor y en caridad. Toda su fragancia fue tomada del amor de Jesús y por lo tanto aquel acto no fue más que una anticipación de lo que sucedería en la Cruz.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella

17 abril, 2011

Viviendo con María los sentimientos de Cristo


Domingo, 17 de abril de 2011. 

«Me muero de tristeza: quedaos aquí y velad conmigo.»

Dios mismo mira a sus amigos y les cuenta sus sentimientos. ¿Cuántas veces le has dicho a Jesús Sacramentado lo que sientes? ¿Cuántas veces has acudido en brazos de María? Quizás muchas veces, pues hemos descubierto que necesitamos de Él, que nadie en el mundo puede cargar con nuestro cansancio y agobio; sabemos también la labor materna de la Virgen, vemos por su parte constantemente su protección y fidelidad a la consagración.

Pero… ¿hemos escuchado a Dios? ¿Hemos compartido sus sentimientos? ¿Hemos velado con Él? El celo apostólico brota directamente del corazón de Jesús y de María, de sabernos amados por ellos y en correspondencia a tanto amor, no queremos que sufran y si lo hacen, como buenos enamorados, compartiremos sus mismos sentimientos buscando menguarlos con la alegría de nuestra conversión y del anuncio del Reino.

Hoy empezamos la Semana Santa con un recuento vivo de la pasión, ahora nos queda empezar la meditación de cada pasaje, y la mejor forma de hacerlo es con la Virgen Madre, Ella que es consuelo de Dios, que con su oración, con su amor y dolor esta fiel con su Hijo Amado.

María, Señora, Reina, vive en mí esta Semana Santa, que me una profundamente a Jesús y repare, con mi vida, su corazón sacratísimo. Amén.

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