28 febrero, 2013

No hay pero ciego que el que no quiere ver

Evangelio según San Lucas 16,19-31.
Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes.
A su puerta, cubierto de llagas, yacía un pobre llamado Lázaro,
que ansiaba saciarse con lo que caía de la mesa del rico; y hasta los perros iban a lamer sus llagas.
El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham. El rico también murió y fue sepultado.
En la morada de los muertos, en medio de los tormentos, levantó los ojos y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro junto a él. Entonces exclamó: 'Padre Abraham, ten piedad de mí y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en el agua y refresque mi lengua, porque estas llamas me atormentan'.
'Hijo mío, respondió Abraham, recuerda que has recibido tus bienes en vida y Lázaro, en cambio, recibió males; ahora él encuentra aquí su consuelo, y tú, el tormento.
Además, entre ustedes y nosotros se abre un gran abismo. De manera que los que quieren pasar de aquí hasta allí no pueden hacerlo, y tampoco se puede pasar de allí hasta aquí'.
El rico contestó: 'Te ruego entonces, padre, que envíes a Lázaro a la casa de mi padre,
porque tengo cinco hermanos: que él los prevenga, no sea que ellos también caigan en este lugar de tormento'.
Abraham respondió: 'Tienen a Moisés y a los Profetas; que los escuchen'.
'No, padre Abraham, insistió el rico. Pero si alguno de los muertos va a verlos, se arrepentirán'.
Pero Abraham respondió: 'Si no escuchan a Moisés y a los Profetas, aunque resucite alguno de entre los muertos, tampoco se convencerán'".
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¿Cuál fue el pecado del rico? Podríamos indagar el Evangelio para tratar de comprender en qué falló este personaje y creo que nos vamos a llevar una gran sorpresa.
Era rico, pero en esto no consistía su pecado. Tener la suerte de ser rico no es pecado.
Vestía de púrpura y de lino finísimo. Vestirse bien no es pecado.
Todos los días hacía banquetes espléndidos. Comer bien no es pecado y mucho menos el darle empleo a tantos para poder banquetear.
¿Entonces, cuál fue el pecado de este hombre? su pecado consistió en su ceguera. Era tan ciego que nunca se percató del hambre del pobre que yacía a su puerta. Era tan ciego que nunca vio que no tenía vestidos. Era tan ciego que jamás notó que estaba cubierto de yagas y que los perros lo estaban devorando vivo. Era tan ciego que sólo podía verse a sí mismo, pensar en sí mismo, vivir para sí mismo.
Nadie se condena por ser rico, sino por usar mal sus riquezas. De la misma manera que nadie se salva por ser pobre, sino por usar bien su pobreza.
Nadie se condena por vestirse bien, sino por no vestir al desnudo. Así mismo nadie se salva por estar desnudo, sino por usar bien su desnudez.
Nadie se condena por comer bien, sino por no dar de comer al hambriento. Igualmente nadie se salva por tener hambre, sino por usar bien su necesidad.
Pero ¿a qué me refiero con usar bien la pobreza, la desnudez y la necesidad? a que estas cosas no son garantía de salvación si no se ama a Dios y a los demás. El pobre por ser pobre no es agradable a los ojos de Dios si vive maldiciendo a los demás y al mismo Dios, si vive sumido en la ambición y en la avaricia. De igual manera el rico no es desagradable a los ojos de Dios sólo por ser rico (como dice la teología de la liberación y los discursos populistas de los mandatarios latinoamericanos).
En fin, el pecado del este rico no fue el ser rico, sino el no ser capaz de compartir sus riquezas. No porque sea muy malo y avaro... sino porque era ciego, porque sólo él importaba, porque sóloéel existía, porque sólo él se bastaba... ¡Ay de los ciegos porque no entrarán al Reino de los Cielos!
María, ilumina nuestro camino.

27 febrero, 2013

Tenemos al alcance la vida eterna y no la tomamos

Evangelio según San Mateo 20,17-28.
Cuando Jesús se dispuso a subir a Jerusalén, llevó consigo sólo a los Doce, y en el camino les dijo:
"Ahora subimos a Jerusalén, donde el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas. Ellos lo condenarán a muerte y lo entregarán a los paganos para que sea maltratado, azotado y crucificado, pero al tercer día resucitará".
Entonces la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. "¿Qué quieres?", le preguntó Jesús. Ella le dijo: "Manda que mis dos hijos se sienten en tu Reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda". "No saben lo que piden", respondió Jesús. "¿Pueden beber el cáliz que yo beberé?". "Podemos", le respondieron. "Está bien, les dijo Jesús, ustedes beberán mi cáliz. En cuanto a sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no me toca a mí concederlo, sino que esos puestos son para quienes se los ha destinado mi Padre".
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos.
Pero Jesús los llamó y les dijo: "Ustedes saben que los jefes de las naciones dominan sobre ellas y los poderosos les hacen sentir su autoridad. Entre ustedes no debe suceder así. Al contrario, el que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero que se haga su esclavo: como el Hijo del hombre, que no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud".
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En este evangelio Jesús anuncia solemnemente su pasión, muerte y resurrección y los discípulos están pensando en "cómo partir la torta" del reino. Ellos pensaban (o por lo menos nos hacen pensar que pensaban) en un reino material en el cual se dominaría a los extranjeros y se recuperaría el esplendor de Israel. Un reino regido por el poder, honor y riquezas. Un reino en el que los apóstoles tendrían grandes puestos de gobierno.
Jesús anunció que sería capturado y eso no les importó a los discípulos.
Jesús anunció que sería condenado al muerte y eso no conmovió a los que le seguían.
Jesús anunció que sería maltratado, azotado y crucificado y eso no le interesó a nadie.
Jesús anunció que resucitaría al tercer día y ninguno se preguntó qué significaba eso.
En definitiva, Jesús revela todo su plan salvífico para redimir a los hombres y arrancarlos del pecado y devolverles la Patria Celestial... y los discípulos están pensando en puestos de honor en Israel.
Pero ¿no somos iguales que los discípulos? cuando estamos en la Eucaristía donde se anuncia la Palabra de Dios, es decir, Dios nos habla directamente, y donde se actualiza la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo y dónde podemos comernos al mismo Dios en la Comunión... ¿no pensamos en otras cosas y dejamos a un lado las únicas palabras que nos dan la verdadera vida?
Tenemos al alcance de nuestras manos el comer el Cuerpo y beber la Sangre de Cristo que dan la vida eterna y preferimos beber del agua pútrida y fétida de este mundo que sólo enferma el espíritu y nos arranca de la eternidad... somos como el gatito de la foto...
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

23 febrero, 2013

¿Qué tal que Dios no fuera paciente?

Evangelio según San Mateo 5,43-48.
Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
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¿Qué tal que Dios no escuchara a sus enemigos? ¿Qué tal que Dios no ayudara a los que no lo aman? ¿Qué tal que Dios lanzada de vez en cuando un rayo sobre los que pecan? De seguro esta tierra ya estaría desierta.
Sin embargo, Dios ama a los que no lo aman. Escucha a los que no lo escuchan. Da la vida por los que no quieren tener que ver nada con Él.
Dios es misericordioso porque perdona al pecador (y siempre está dispuesto a perdonarlo), pero además de misericordioso es paciente. ¿Qué sería de nosotros si Dios no tuviera paciencia sino sólo misericordia? Nos perdonaría un par de veces nada más.
Es interesante ver que no hay ABSOLUTAMENTE nada que podamos hacer para que Dios nos ame menos. Él simplemente nos ama con amor auténtico.
La perfección  la que nos invita este evangelio no es la perfección de no equivocarnos y ser "super" hombres, sino la perfección de la caridad que es capaz de amar al que nos ama y al que no nos ama. La perfección está en asemejarnos a Dios que es paciente y misericordioso, lento a la cólera y rico en piedad y leal, porque si sólo amamos a los que nos aman ¿qué mérito tenemos?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

22 febrero, 2013

¿Quién es Jesús?

Evangelio según San Mateo 16,13-19.
Al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?".
Ellos le respondieron: "Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas".
"Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?".
Tomando la palabra, Simón Pedro respondió: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo".
Y Jesús le dijo: "Feliz de ti, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.
Y yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo".
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Hoy podríamos preguntarnos: ¿Quién dice la gente que es Jesús? Algunos responderás que es un gran sabio; otros que un profeta más; otros, que es un simple mito y que no existió. Otros más ingenuos dirán que es una manipulación histórica para controlar la conciencia del hombre.
Ahora bien, ¿para ti quién es Jesús? A esta pregunta respondió la Beata Teresa de Calcuta: «Para mí, Jesús es:
  • El Verbo hecho carne. 
  • El Pan de la vida. 
  • La víctima sacrificada en la cruz por nuestros pecados. 
  • El Sacrificio ofrecido en la Santa Misa por los pecados del mundo y por los míos propios. 
  • La Palabra, para ser dicha. 
  • La Verdad, para ser proclamada. 
  • El Camino, para ser recorrido. 
  • La luz, para ser encendida. 
  • La Vida, para ser vivida. 
  • El Amor, para ser amado. 
  • La Alegría, para ser compartida. 
  • El sacrificio, para ser dado a otros. 
  • El Pan de Vida, para que sea mi sustento. 
  • El Hambriento, para ser alimentado. 
  • El Sediento, para ser saciado. 
  • El Desnudo, para ser vestido. 
  • El Desamparado, para ser recogido. 
  • El Enfermo, para ser curado. 
  • El Solitario, para ser amado. 
  • El Indeseado, para ser querido. 
  • El Leproso, para lavar sus heridas. 
  • El Mendigo, para darle una sonrisa. 
  • El Alcoholizado, para escucharlo. 
  • El Deficiente Mental, para protegerlo. 
  • El Pequeñín, para abrazarlo. 
  • El Ciego, para guiarlo. 
  • El Mudo, para hablar por él. 
  • El Tullido, para caminar con él. 
  • El Drogadicto, para ser comprendido en amistad. 
  • La Prostituta, para alejarla del peligro y ser su amiga. 
  • El Preso, para ser visitado. 
  • El Anciano, para ser atendido. 
  • Para mí, Jesús es mi Dios. 
  • Jesús es mi Esposo. 
  • Jesús es mi Vida. 
  • Jesús es mi único amor. 
  • Jesús es mi Todo. »
¿No has comprendido bien quién es Jesús? entonces dejemos que Santa Clara de Asís nos cuente para ella quién es Él... (mira el video)


Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

21 febrero, 2013

La puerta escondida

Evangelio según San Mateo 7,7-12.
Jesús dijo a sus discípulos: Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá.
Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá.
¿Quién de ustedes, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra?
¿O si le pide un pez, le da una serpiente?
Si ustedes, que son malos, saben dar cosas buenas a sus hijos, ¡cuánto más el Padre celestial dará cosas buenas a aquellos que se las pidan!
Todo lo que deseen que los demás hagan por ustedes, háganlo por ellos: en esto consiste la Ley y los Profetas.
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Dice Jesús en el evangelio: "Pidan y se les dará; busquen y encontrarán; llamen y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abrirá". Los verbos son: Pedir, buscar y llamar. Si hay que pedir es porque hay cosas reservadas. Si hay que buscar es porque hay cosas escondidas. Si hay que llamar es porque hay puertas cerradas. Pero el Señor no dice: aunque no pidan se les dará. Aunque no busquen encontrarán y aunque no llamen se les abrirá.
El Reino de los cielos es gratuito, pero sólo es para aquellos que de alguna manera lo piden, lo buscan y llaman para que los dejen entrar.
La felicidad es algo que todos buscamos. Nadie, por inteligente, bruto, sabio, feo, guapo, rico o pobre que sea, vive sin buscar la felicidad. Pero ¿dónde encontrarla? ¿en qué consiste? Esta felicidad se halla sólo en Dios, porque Dios es la fuente misma de la felicidad. Y hoy Jesús nos da la clave para encontrarla: PEDIR LA FELICIDAD, BUSCAR LA PUERTA ESCONDIDA QUE CONDUCE A ELLA Y LLAMAR PARA QUE NOS DEJEN ENTRAR. (Pero hay un pequeño atajo para ser más escuchados en la oración y encontrar la puerta escondida más rápido y abierta: María, camino rápido, seguro, fácil y perfecto para llegar a Dios, es decir, a la felicidad).
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

20 febrero, 2013

Las diferencias entre nuestro "amor" y el Amor de Jesús

Evangelio según San Lucas 11,29-32.
Al ver Jesús que la multitud se apretujaba, comenzó a decir: "Esta es una generación malvada. Pide un signo y no le será dado otro que el de Jonás.
Así como Jonás fue un signo para los ninivitas, también el Hijo del hombre lo será para esta generación.
El día del Juicio, la Reina del Sur se levantará contra los hombres de esta generación y los condenará, porque ella vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón y aquí hay alguien que es más que Salomón.
El día del Juicio, los hombres de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se convirtieron por la predicación de Jonás y aquí hay alguien que es más que Jonás.
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Si hay algo que caracteriza a Jesús y que nos demuestra que es Dios, es su paciencia. Podríamos hablar de Jesús como el Divino Paciente porque sí sabe esperar. No como nosotros que no sólo no sabemos esperar sino que exigimos derechos rápidamente.
El amor humano es pobre, flaco, raquítico. Siempre está al asecho como un felino moribundo, que aún en medio de su desgracia está atento para cazar algún pájaro desprevenido. En cambio el amor divino es generoso, amplio, mortificado, verdadero. Siempre está dispuesto a dar más, a esperar, a aguantar.
Si Dios no nos tuviera paciencia entonces ya se hubiera convertido en el Zeus griego y nos habría partido con sus rayos hace mucho rato... pero no, Dios encarnado no es Zeus, es Jesús, el paciente y misericordioso; lento a la cólera y rico en piedad y leal.
El amor divino se caracteriza por saber esperar. Jesús se ofrece y con Él su amor. Jesús no se impone a la fuerza como hacemos los hombres, sino que se entrega y aguarda a que los frutos se den. Por el contrario ¡qué diferente es nuestro amor que no se ofrece sino que exige! Nuestro "amor" rápidamente empieza a reclamar derechos. Somos buenos para reclamar los frutos de nuestra entrega a los demás, mientras que Jesús se entrega a pesar de no ver frutos.
Nuestro "amor" se podría resumir en las siguientes frases:
  • te amo si me amas
  • te respeto si tú me respetas
  • te soy fiel si tú eres fiel
  • me entrego a ti si tú te entregas a mí
  • te soy sincero si tú me eres sincero
  • si te amo ¿por qué no me amas?
  • si te soy fiel ¿por qué no me eres fiel?
En cambio el amor divino, ese que brota del Corazón mismo de Cristo, es muuuuy diferente:
  • aunque no me ames, te amo
  • aunque no me respetes... te amo
  • si no me eres fiel, te amo
  • siempre me entregaré a ti, aunque tú no te entregues a mí
  • si yo no te amara ¿quién te amaría? ¡Nadie te ama como yo!
  • simplemente te amo... y nada podrás hacer para remediarlo, porque mi amor es gratuito... Nada podrás hacer para impedirlo.
Aquella generación pedía un signo.. pero no se les dio más signo que el del amor de Jesús. ¿Qué más signo querían? ¿Cómo podían ser tan ciegos para no ver el amor del Hombre-Dios?
Qué lástima que nosotros también estemos exigiéndole signos a Dios y no nos baste con tanto amor.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

19 febrero, 2013

"Orar" ¡que verbo más ambiguo!

Evangelio según San Mateo 6,7-15.
Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera:
Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre,
que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido.
No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal.
Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes.
Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes.
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Todos los cristianos hablamos de orar... pero ¿qué es orar?
No pretendo dar una lección sobre la oración (soy un ignorante en el tema). Tampoco pretendo dar grandes definiciones (no me las sé). Lo único que quiero es hablar sobre lo poco que he comprendido a cerca de la oración.

La oración es una relación de amistad. Cuando dos amigos se encuentran, simplemente comparten sin necesidad de elaborar grandes discursos. No piensan las palabras que van a decir ni alargan las frases para impresionar al otro. Si así fuera, entonces no sería una amistad libre sino un club de conversación y de perfeccionamiento retórico.

La oración es como aquella relación de dos enamorados, que a veces hablan más en el silencio de sus miradas o de sus caricias que con la elocuencia de las palabras. Una pareja de jóvenes que están enamorados no necesita decir palabras para demostrarse su amor. Basta con su presencia para comprender que se aman profundamente. Cuando se encuentran no miden el tiempo y no calculan cuánto van a estar juntos.

La oración es como cuando una madre se desliza silenciosamente a la habitación donde plácidamente duerme su pequeño bebé, y lo contempla. Ella no tienen necesidad de hablarle al pequeño, sólo lo mira y se da por satisfecha con saber que está bien. En ese encuentro de amor entre la madre y su pequeño hijo las palabras son absolutamente innecesarias porque su espíritu está conectado por vínculos verdaderamente fuertes. La fuerza del corazón de ambos es tan grande que son uno solo y su diálogo se da por medio de ese mismo corazón. Y una madre no se detiene a pensar sus palabras o a pensar qué va a hacer con su pequeñito, simplemente lo ama, y él se deja amar por ella, incluso estando dormido.

La oración cristiana debe ser, como dicen que dijo Santa Teresa, "hablar de amor con aquel que sabemos que nos ama". La oración debe ser ese encuentro con el Padre amoroso, con el Amigo fiel, con el Hermano comprensivo, con el Enamorado, con Dios.

Orar sólo es fácil cuando hay amor... pero sin amor, la oración no es oración... es protocolo.


Todo por la Inmacula, nada sin Ella.

18 febrero, 2013

El juicio universal


Evangelio según San Mateo 25,31-46.
Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria rodeado de todos los ángeles, se sentará en su trono glorioso.
Todas las naciones serán reunidas en su presencia, y él separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos, y pondrá a aquellas a su derecha y a estos a su izquierda.
Entonces el Rey dirá a los que tenga a su derecha: 'Vengan, benditos de mi Padre, y reciban en herencia el Reino que les fue preparado desde el comienzo del mundo, porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed, y me dieron de beber; estaba de paso, y me alojaron; desnudo, y me vistieron; enfermo, y me visitaron; preso, y me vinieron a ver'.
Los justos le responderán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; sediento, y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos de paso, y te alojamos; desnudo, y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o preso, y fuimos a verte?'. Y el Rey les responderá: 'Les aseguro que cada vez que lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, lo hicieron conmigo'.
Luego dirá a los de su izquierda: 'Aléjense de mí, malditos; vayan al fuego eterno que fue preparado para el demonio y sus ángeles, porque tuve hambre, y ustedes no me dieron de comer; tuve sed, y no me dieron de beber; estaba de paso, y no me alojaron; desnudo, y no me vistieron; enfermo y preso, y no me visitaron'.
Estos, a su vez, le preguntarán: 'Señor, ¿cuándo te vimos hambriento o sediento, de paso o desnudo, enfermo o preso, y no te hemos socorrido?'. Y él les responderá: 'Les aseguro que cada vez que no lo hicieron con el más pequeño de mis hermanos, tampoco lo hicieron conmigo'.
Estos irán al castigo eterno, y los justos a la Vida eterna".
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Toda la ley y los profetas se resume en un único mandamiento: Amar a Dios sobre todas las cosas. Y hay otro que es igualmente importante: Amar al prójimo como a sí mismo. Pero como nosotros no sabemos amar los demás y mucho menos amarnos a nosotros mismos con amor verdadero, entonces Jesucristo nos enseñó en la última cena que debemos amarnos los unos a los otros como Él nos ha amado.
Entonces, el principal mandamiento, del cual se desprenden todos los otros es este: Amar a Dios sobre todas las cosas y los unos a los otros como Él nos ha amado.
¿Por qué no sabemos amarnos nosotros mismos con amor verdadero? porque si fuera así tomaríamos las mejores decisiones, no nos haríamos daño, no pondríamos en juego nuestra salvación. Pero somos mundanos, tenemos raíces en este mundo y muchas veces despreciamos la vida eterna, la salvación del alma.
¿Cuándo fue la última vez que pensamos en el juicio? ¿Será que no vamos a ser juzgados por nuestros actos? Si no vamos a ser juzgados, entonces ¿qué sentido tiene que nosotros tengamos sistemas judiciales? y si vamos a ser juzgados, entonces ¿por qué vivimos como si no fuéramos a comparecer ante el Justo Juez?
Para amar a Dios a quien no vemos hay que amar primero a nuestros hermanos a quien vemos, porque ¿cómo puede ser que amemos a Dios y no amemos a los que Dios ama? A Dios se le ama amando a los que él ama, porque sino estaríamos ofendiéndolo. A Dios se le ama de dos formas, por medio de un amor directo hacia Él y por medio del amor al prójimo. Y por esto el evangelio de hoy nos habla de que todo lo que hagamos con uno de los pequeños (de Dios) lo haremos con Él mismo. Es decir, por medio de la caridad llegaremos a Dios.
El día del juicio nos juzgarán en el amor, decía San Juan de la Cruz. El  día del juicio nos preguntarán cuánto amamos con amor verdadero.


Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

17 febrero, 2013

Las tentaciones de Jesús

Evangelio según San Lucas 4,1-13.
Jesús, lleno del Espíritu Santo, regresó de las orillas del Jordán y fue conducido por el Espíritu al desierto,
donde fue tentado por el demonio durante cuarenta días. No comió nada durante esos días, y al cabo de ellos tuvo hambre.
El demonio le dijo entonces: "Si tú eres Hijo de Dios, manda a esta piedra que se convierta en pan".
Pero Jesús le respondió: "Dice la Escritura: El hombre no vive solamente de pan".
Luego el demonio lo llevó a un lugar más alto, le mostró en un instante todos los reinos de la tierra
y le dijo: "Te daré todo este poder y el esplendor de estos reinos, porque me han sido entregados, y yo los doy a quien quiero.
Si tú te postras delante de mí, todo eso te pertenecerá".
Pero Jesús le respondió: "Está escrito: Adorarás al Señor, tu Dios, y a él solo rendirás culto".
Después el demonio lo condujo a Jerusalén, lo puso en la parte más alta del Templo y le dijo: "Si tú eres Hijo de Dios, tírate de aquí abajo, porque está escrito: El dará órdenes a sus ángeles para que ellos te cuiden.
Y también: Ellos te llevarán en sus manos para que tu pie no tropiece con ninguna piedra".
Pero Jesús le respondió: "Está escrito: No tentarás al Señor, tu Dios".
Una vez agotadas todas las formas de tentación, el demonio se alejó de él, hasta el momento oportuno.
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Cuando nosotros pensamos en tentación, generalmente pensamos en faltas contra la castidad. Pareciera ser que la tentación se ha reducido a la impureza, al sexo o a pecados de este tipo. Pero cuando pensamos en la ira, en la pereza, en la gula o en la soberbia, no las relacionamos con tentaciones sino con imperfecciones.
Es interesante ver que las tentaciones de Jesús no fueron en la carne, es decir, de impureza, sino tentaciones que podríamos definir como "pan de cada día". Jesús fue tentado en tres ocasiones que resumen perfectamente la concupiscencia del hombre: la de la carne, la de los ojos y la soberbia, que entendemos más fácil cuando hablamos de la tentación al poder, al placer y al tener.
La primera de las tentaciones fue la del placer. Jesús fue tentado a convertir en panes las piedras para que pudiera saciar su hambre. Pero podríamos preguntarnos ¿qué tenía de malo si hubiera comido? Absolutamente nada. No habría maldad alguna en satisfacer una necesidad fundamental. Pero ¿por qué Jesús no comió? porque la tentación del Diablo no fue que comiera, sino que convirtiera esas piedras en pan, es decir, que manifestara su poder divino de una manera desordenada, en beneficio propio.
Esta primera tentación del Diablo busca desviar a Jesús de su misión. Buscaba acabar en lo profundo del corazón de Jesús para llenarlo de soberbia y de prepotencia. Buscaba hacer que Jesús usara de su poder en beneficio propio y se fuera olvidando de los demás.
En la segunda tentación, el Diablo busca nuevamente desviar a Jesús de su misión. Él quiere que el Señor busque el Reino de este mundo y no el Reinado que el Padre quería. En esta tentación el Diablo es más astuto porque le ofrece a Jesús lo mismo que Él estaba buscando, Reinar. Pero la diferencia es que este reinado de la tentación es un reinado al estilo humano, lleno de soberbia, arrogante, manifestado en el poder. Este reinado es un reinado mundano, fácil, pecaminoso, lleno de lujos y de poder y de orgullo. En cambio el Reino de los Cielos que Jesús vino a instaurar es un reinado sencillo, de caridad, de pureza, invisible a los ojos. Es interesante que el Diablo sea tan astuto de ofrecer lo mismo que Jesús quiere pero por el camino equivocado.
En la tercera tentación el Diablo cambia de táctica y busca que Jesús reconozca lo que es y se manifieste como Dios. Pero ¿qué buscaba con esto? buscaba que Jesús dejara de ser hombre... pero ¿por qué?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

16 febrero, 2013

Jesús nos llama

Evangelio según San Lucas 5,27-32.
Después Jesús salió y vio a un publicano llamado Leví, que estaba sentado junto a la mesa de recaudación de impuestos, y le dijo: "Sígueme". El, dejándolo todo, se levantó y lo siguió.
Leví ofreció a Jesús un gran banquete en su casa. Había numerosos publicanos y otras personas que estaban a la mesa con ellos. Los fariseos y los escribas murmuraban y decían a los discípulos de Jesús: "¿Por qué ustedes comen y beben con publicanos y pecadores?".
Pero Jesús tomó la palabra y les dijo: "No son los sanos los que tienen necesidad del médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se conviertan".
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Este evangelio es hermosísimo. Primero que todo nos encontramos con Leví que está trabajando en la recaudación de impuestos. Seguramente ya había escuchado de Jesús y había visto sus prodigios. Pero Leví, como publicano, no podía siquiera aspirar a tener contacto con Jesús por su condición de pecador público. Sin embargo Jesús se acercó a Leví y le habló. Y no sólo le habló sino que lo invitó. Y no sólo le habló y lo invitó sino que lo aceptó como discípulo.
Esa actitud de Jesús es absolutamente sorprendente, porque ningún maestro hacía eso. Los maestros se cuidaban muchísimo de tener contacto con pecadores y mucho más de aceptarlos dentro de sus discípulos.
Leví se levantó de inmediato de la mesa y dejándolo todo siguió a Jesús. ¿Cuál sería la alegría de este hombre por ser aceptado, a pesar de todo lo que era, dentro del grupo que seguía a Jesús? Tal fue la dicha de Leví que celebró con un gran banquete e invitó a todo su gremio de publicanos y muchos pecadores a cenar. La noticia se regó por todo el pueblo y los fariseos fueron (seguramente sin ser invitados) a "averiguar" el chisme. Cuando vieron a Jesús, no sólo con un publicano entre sus discípulos, sino sentado a la mesa con una multitud de publicanos y de pecadores se escandalizaron: ¿Cómo puede su maestro comer con pecadores?
Qué hermoso saber que Dios no es un Dios lejano sino cercano. Qué bueno saber que Jesús vino a curarnos de nuestro pecado y enfermedad y que desea sentarse a la mesa con nosotros para darnos el verdadero alimento que da la vida eterna. Qué hermoso saber que la Eucaristía no es para los santos sino para los pecadores... y aunque no somos dignos de que entre Dios en nuestra casa, una palabra suya bastará para sanarnos.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

15 febrero, 2013

¿Por qué el ayuno? 1ra parte

Evangelio según San Mateo 9,14-15.
Entonces se acercaron los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacemos nosotros y los fariseos?".
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden estar tristes mientras el esposo está con ellos? Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
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Los seres humanos tendemos a subvalorar lo esencial y a valorar lo no esencial. Estamos sometidos al dominio de la carne sobre el espíritu como consecuencia del pecado original. Dice el Catecismo de la Iglesia Católica:
399 La Escritura muestra las consecuencias dramáticas de esta primera desobediencia. Adán y Eva pierden inmediatamente la gracia de la santidad original (cf. Rm 3,23). Tienen miedo del Dios (cf. Gn 3,9-10) de quien han concebido una falsa imagen, la de un Dios celoso de sus prerrogativas (cf. Gn 3,5).
400 La armonía en la que se encontraban, establecida gracias a la justicia original, queda destruida; el dominio de las facultades espirituales del alma sobre el cuerpo se quiebra (cf. Gn 3,7)...
La carne le hace la guerra al espíritu y la domina. 
- Cuando queremos hacer un ayuno nos encontramos con un espíritu dispuesto, alegre, decidido y entregado... hasta que nos da hambre y se acaba el ayuno.
- Cuando queremos madrugar a orar nos encontramos con un espíritu dispuesto, alegre, decidido, lleno de planes y de ideas... hasta que tocamos la cama y no nos queremos levantar.
- Cuando hacemos el propósito de cambiar nuestro mal genio, nos encontramos con un espíritu dispuesto, alegre, decidido, lleno de planes e ideas... hasta que nos encontramos con aquella persona que nos cae mal.
- Cuando queremos dejar el pecado nos encontramos con un espíritu dispuesto, alegre, decidido, entregado... hasta que se nos presenta la oportunidad de pecar.
En fin, ¿por qué pasa todo esto? porque nuestra carne domina sobre nuestro espíritu. Porque somos más corporales que espirituales por causa del pecado. Pero tenemos que hacerle la guerra a nuestro cuerpo para elevar el alma y no dejar que sea dominada por la carne. Hay que devolverle a las facultades espirituales su lugar en nosotros, y por todo esto es una buena idea ayunar.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella,

12 febrero, 2013

Cristo es la medida del amor, no nosotros mismos

Evangelio según San Marcos 7,1-13.
Los fariseos con algunos escribas llegados de Jerusalén se acercaron a Jesús, y vieron que algunos de sus discípulos comían con las manos impuras, es decir, sin lavar.
Los fariseos, en efecto, y los judíos en general, no comen sin lavarse antes cuidadosamente las manos, siguiendo la tradición de sus antepasados;
y al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones. Además, hay muchas otras prácticas, a las que están aferrados por tradición, como el lavado de los vasos, de las jarras y de la vajilla de bronce.
Entonces los fariseos y los escribas preguntaron a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no proceden de acuerdo con la tradición de nuestros antepasados, sino que comen con las manos impuras?".
El les respondió: "¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, en el pasaje de la Escritura que dice: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí.
En vano me rinde culto: las doctrinas que enseñan no son sino preceptos humanos.
Ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, por seguir la tradición de los hombres".
Y les decía: "Por mantenerse fieles a su tradición, ustedes descartan tranquilamente el mandamiento de Dios.
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre, y además: El que maldice a su padre y a su madre será condenado a muerte.
En cambio, ustedes afirman: 'Si alguien dice a su padre o a su madre: Declaro corbán -es decir, ofrenda sagrada- todo aquello con lo que podría ayudarte...' En ese caso, le permiten no hacer más nada por su padre o por su madre. Así anulan la palabra de Dios por la tradición que ustedes mismos se han transmitido. ¡Y como estas, hacen muchas otras cosas!".
+++
Definitivamente el mandamiento de Dios se resumen en el primero: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a sí mismo. Pero con el tiempo, es decir a lo largo del evangelio, este mandamiento adquirió un significado mucho mayor y una exigencia más fuerte. Amar a los demás como a nosotros mismos no es siempre la mejor manera de amar, porque ni siquiera nosotros mismos sabemos amarnos. Entonces Jesús nos dijo que debíamos amar a los demás como Él nos había amado.
Entonces, el mandamiento de Dios es AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS Y A LOS DEMÁS COMO JESÚS AMÓ A LOS SUYOS.
Si entendiéramos esto entonces no pasaría lo que relata el evangelio de hoy. Si entendiéramos que el amor es lo más importante y que debe estar sobre todas las cosas, entonces no sufriríamos de la manera que lo hacemos ahora; el dolor, la enfermedad y la muerte no tendrían sobre nosotros el poder que les hemos dado, sino que serían enfrentados con dignidad, con valentía, con sentido sobrenatural.
Una de las causas de que el mal y el dolor nos hagan tanto daño es precisamente que no sabemos amar. Sin el amor estas cosas son insoportables.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

10 febrero, 2013

Si...

Evangelio: Lucas 5, 1-11
En aquel tiempo, la gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret. Vio dos barcas que estaban junto a la orilla; los pescadores habían desembarcado y estaban lavando las redes.
Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: "Rema mar adentro, y echad las redes para pescar."
Simón contestó: "Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos cogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes."
Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande que reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de Jesús diciendo: "Apártate de mí, Señor, que soy un pecador."
Y es que el asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada de peces que habían cogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.
Jesús dijo a Simón: "No temas; desde ahora serás pescador de hombres."
Ellos sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.


Pedro, santiago y juan lo dejaron todo para seguir a un hombre que no solo sacio el hambre de sus cuerpos sino que lleno su alma de venían tratando de obtener durante toda sus vidas. Jesús no solo transformo en ese momento la visión que tenían estos hombres de el, sino que transformo sus corazones y sus vidas, así como a nosotros en cada eucaristía, en cada confesión, en cada sacramento nos transforma y nos llena de su amor.
La única diferencia, es que ellos sin dudarlo, sin cuestionarlo y sin preguntar, simplemente lo siguieron, sin importar cuanto dejaban o si dolía dejarlo, solo lo dejaron y le siguieron y en comparación a estos hombres santos ¿cuanto le falta a mi si para llegar a el de ellos?.
Todo por la inmaculada, nada sin ella.

09 febrero, 2013

Sed de Dios

Como ovejas sin pastor; todos estos judíos que seguían a Jesús, seguramente eran buenos judíos que respetaban la ley y que iban los días de precepto a la sinagoga, a escuchar de la palabra como en este tiempo lo hace un buen cristiano.
Tanta era su sed de verdad  que cuando vieron y escucharon a la suma verdad no se resistieron y tuvieron que partir a su búsqueda;  una búsqueda incesante, una búsqueda de muchos sincera, una búsqueda de toda la vida.
Esa semilla que Jesús planto no se murió, en algún momento con la sangre de Cristo germino.
Nosotros ahora estamos en la misma situación sedientos de escuchar a Dios de ser saciados por el, de ser sanados por el, aveces se ve imposible, pero el ojo humano no es capaz de ver lo que ve el alma con sus ojos sobrenaturales pues estos siempre están puestos en su amado Jesús.
Todo por la inmaculada, nada sin ella.

A Jesús le duelen las almas

Evangelio según San Marcos 6,30-34.

Los Apóstoles se reunieron con Jesús y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.
El les dijo: "Vengan ustedes solos a un lugar desierto, para descansar un poco". Porque era tanta la gente que iba y venía, que no tenían tiempo ni para comer.
Entonces se fueron solos en la barca a un lugar desierto.
Al verlos partir, muchos los reconocieron, y de todas las ciudades acudieron por tierra a aquel lugar y llegaron antes que ellos.
Al desembarcar, Jesús vio una gran muchedumbre y se compadeció de ella, porque eran como ovejas sin pastor, y estuvo enseñándoles largo rato.
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Me gusta pensar en un Jesús lleno de caridad y de amor por las almas. Un Jesús que acoge con mucho cariño a sus discípulos que llegan de la misión. Un Jesús que escucha con cariño a los suyos y los instruye. Un Jesús que comparte con sus hermanos. Un Jesús que conoce bien las fatigas y cansancios del día, pero también las alegrías y triunfos del hombre.
Me gusta pensar en un Jesús que invita a sus discípulos a un lugar apartado para descansar con ellos y para instruirlos. Y que al cabo de un rato, cuando van a desembarcar en el sitio apartado y se encuentran con una multitud, no ordena que se devuelvan o que se queden en el lago lejos de la muchedumbre y del fastidio de la turba, sino que se acerca con paciencia y se pone a enseñarles a pesar del cansancio; a pesar de que ya tenían programado un rato de oraición y de silencio; a pesar de que iban a tener que "perder" todo el día con aquellas personas; a pesar de que querían estar solos.
Me encanta pensar en un Jesús que se desacomoda; que da prioridad a los demás en vez de Él; que le dedica todo el día a los necesitados. Me encanta pensar en un Jesús que tiene amor por las almas y que da todo por ellas. Me encanta pensar en un Jesús que cuida a las ovejas sin pastor.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

08 febrero, 2013

La conciencia es la mejor amiga

Evangelio según San Marcos 6,14-29.
El rey Herodes oyó hablar de Jesús, porque su fama se había extendido por todas partes. Algunos decían: "Juan el Bautista ha resucitado, y por eso se manifiestan en él poderes milagrosos:
Otros afirmaban: "Es Elías". Y otros: "Es un profeta como los antiguos".
Pero Herodes, al oír todo esto, decía: "Este hombre es Juan, a quien yo mandé decapitar y que ha resucitado".
Herodes, en efecto, había hecho arrestar y encarcelar a Juan a causa de Herodías, la mujer de su hermano Felipe, con la que se había casado.
Porque Juan decía a Herodes: "No te es lícito tener a la mujer de tu hermano".
Herodías odiaba a Juan e intentaba matarlo, pero no podía, porque Herodes lo respetaba, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo protegía. Cuando lo oía quedaba perplejo, pero lo escuchaba con gusto.
Un día se presentó la ocasión favorable. Herodes festejaba su cumpleaños, ofreciendo un banquete a sus dignatarios, a sus oficiales y a los notables de Galilea. La hija de Herodías salió a bailar, y agradó tanto a Herodes y a sus convidados, que el rey dijo a la joven: "Pídeme lo que quieras y te lo daré".
Y le aseguró bajo juramento: "Te daré cualquier cosa que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino".
Ella fue a preguntar a su madre: "¿Qué debo pedirle?". "La cabeza de Juan el Bautista", respondió esta.
La joven volvió rápidamente adonde estaba el rey y le hizo este pedido: "Quiero que me traigas ahora mismo, sobre una bandeja, la cabeza de Juan el Bautista".
El rey se entristeció mucho, pero a causa de su juramento, y por los convidados, no quiso contrariarla.
En seguida mandó a un guardia que trajera la cabeza de Juan.
El guardia fue a la cárcel y le cortó la cabeza. Después la trajo sobre una bandeja, la entregó a la joven y esta se la dio a su madre.
Cuando los discípulos de Juan lo supieron, fueron a recoger el cadáver y lo sepultaron.
+++
Un buen amigo es aquel que dice la verdad siempre. A pesar de las molestias y del dolor que pueda causar, siempre sabe cómo decir las cosas y corregir al que ama. Un buen amigo es aquel que está en las buenas y en las malas, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, en la santidad y en el pecado.
La conciencia siempre está con nosotros como el mejor de los amigos, y no importa cuánto nos alejemos de Dios o cuán santos seamos, allí estará para decirnos la verdad.
La conciencia es más fiel que el espejo, que siempre refleja lo que somos. Pero el espejo se puede evadir al no mirarlo, mientras que la conciencia siempre nos está reflejano, y mucho más cuando no nos queremos ver en ella. El espejo se puede tapar o quebrar, mientras que la conciencia brilla más cuando la queremos ocultar o ignorar.
Como decía el Cardenal Newman: <<Caso de verme obligado a hablar de religión en un brindis de sobremesa -desde luego, no parece cosa muy probable-, beberé '¡Por el Papa!' con mucho gusto. Pero primero '¡Por la Conciencia!', después '¡Por el Papa!'».
¿Y por qué hablo de la conciencia? Porque Dios no nos pudo haber dado mejor guardaspaldas para la salvación que esta hermosa y sincera amiga. ¡O sino pregúntenle a Herodes!ella fue la única que le advirtió a este pobre y desdichado hombre sobre su crimen. Ella fue la única que no le importó que Herodes fuera el tetrarca de la zona. A ella no le importó decirle la verdad al que todos temían siquiera mirar a los ojos.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

07 febrero, 2013

La misión

Evangelio según San Marcos 6,7-13.
Entonces llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros.
Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni alforja, ni dinero;
que fueran calzados con sandalias, y que no tuvieran dos túnicas.
Les dijo: "Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir.
Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos".
Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión;
expulsaron a muchos demonios y curaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
+++
El envío de Jesús a los Doce es el mismo plan de vida de Jesús que termina en la cruz.
Los Doce son enviados por Jesús. Todos recibieron el poder sobre los espíritus impuros. No debían llevar nada para el camino, ni siquiera pan, alforja, ni dinero. Sólo llevaban la túnica que tenían puesta, unas sandalias en los pies y un bastón. Les dijo que permanecieran en la casa que los alojara hasta el momento de partir. Si no los recibían en algún lugar y no los escuchaban, al salir debían sacudirse hasta el polvo de los pies. Pero, ¿acaso no es esta la figura de Jesús en la cruz?
El enviado es Jesús, quien envía es el Padre. Se le dio poder sobre los espíritus impuros. No tenía nada, ni pan, ni dinero, ni una túnica de repuesto. Tanto así, que la única vestidura que tenía le fue arrancada en el momento de la pasión y quedó desnudo cuando fue crucificado. Por sandalias tenía a la misma muerte que estaba siendo vencida: ("Siéntate a Mi diestra, Hasta que ponga a Tus enemigos por estrado de Tus pies." Salmo 110), y por bastón el madero glorioso que nos alcanzó la salvación.
Se quedó en los corazones que lo recibieron, sin salir de allí. Pero si en algún corazón no era recibido y sus palabras no eran escuchadas no podía entrar porque no obliga a nadie a amar.
¿No es este envío a los Doce el mismo envío que le hizo a Jesús el Padre? ¿No es esta la historia del Amor Crucificado por amor a nosotros? Hoy el envío es para los "nuevos Doce", es decir, todos los cristianos. Debemos ir a anunciar el evangelio como nuestro Maestro nos lo ha pedido. Tenemos poder sobre los espíritus inmundos. No debemos llevar pan, ni alforja, ni dinero, para que se manifieste la gloria y la misericordia de Dios. No es necesario detenernos en el camino a pensar en las cosas temporales, nuestro Padre que está en el cielo vela por nosotros. No debemos llevar más que la vestidura de nuestro bautismo y el mensaje de salvación, y por bastón la cruz de Nuestro Señor Jesucristo.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

06 febrero, 2013

No podemos permitir volvernos autoinmunes al amor de Dios

Evangelio según San Marcos 6,1-6.

Jesús salió de allí y se dirigió a su pueblo, seguido de sus discípulos.
Cuando llegó el sábado, comenzó a enseñar en la sinagoga, y la multitud que lo escuchaba estaba asombrada y decía: "¿De dónde saca todo esto? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada y esos grandes milagros que se realizan por sus manos?
¿No es acaso el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago, de José, de Judas y de Simón? ¿Y sus hermanas no viven aquí entre nosotros?". Y Jesús era para ellos un escándalo.
Por eso les dijo: "Un profeta es despreciado solamente en su pueblo, en su familia y en su casa".
Y no pudo hacer allí ningún milagro, fuera de curar a unos pocos enfermos, imponiéndoles las manos.
Y él se asombraba de su falta de fe. Jesús recorría las poblaciones de los alrededores, enseñando a la gente.
+++
¿Por qué Jesús no pudo hacer muchos milagros en su pueblo? ¿Antes no debería haber hecho muchos más milagros que en otras partes para que todos creyeran? A veces es raro ver cómo el Señor no actúa de la manera que esperamos, sino que incluso hace todo lo contrario a lo que nosotros haríamos.
Es muy interesante ver cómo todos se preguntaban por el poder de Jesús y llegaban a la conclusión de que no podía ser auténtico lo que veían y se escandalizaban... Es como si pensaran de la siguiente forma: O éste es divino y un gran profeta, o éste es un simple charlatán. Pero como conocían su procedencia y sus parientes simplemente optaban por escandalizarse ante los milagros porque no podía ser divino. ¿Acaso no nos pasa lo mismo a nosotros? Podríamos pensar que no, pero la verdad es que sí nos pasa.
Muchas veces vivimos "tan cerca" de Dios, tan acostumbrados a escuchar hablar de Él, tan relacionados con la historia de Jesús de Nazaret, que nada nos parece real. Los prodigios de Dios los explicamos desde la razón, el escepticismo, las posibilidades, pero parece ser que ese "conocido" Jesús no actúa en nuestras vidas. Por el contrario, quienes no están relacionados con Él muchas veces alcanzan a captar más y mejor la acción de Dios en nosotros.
¿Será que los católicos nos estamos comportando como "coterráneos" de Jesús?
Jesús es más que una bonita historia. Jesús es Dios y no podemos permitir "acostumbrarnos" a Él. No podemos dejar que la novedad de Dios marque todos nuestros días. No podemos permitir perder el amor primero. El amor a Dios hay que renovarlo todos los días, hay que cultivarlo, hay que encenderlo. No porque Dios no lo haga, sino porque nosotros nos vamos volviendo inmunes a la acción de Dios en nuestra vida.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

05 febrero, 2013

El borde del manto

Evangelio según San Marcos 5,21-43.
Cuando Jesús regresó en la barca a la otra orilla, una gran multitud se reunió a su alrededor, y él se quedó junto al mar.
Entonces llegó uno de los jefes de la sinagoga, llamado Jairo, y al verlo, se arrojó a sus pies,
rogándole con insistencia: "Mi hijita se está muriendo; ven a imponerle las manos, para que se cure y viva".
Jesús fue con él y lo seguía una gran multitud que lo apretaba por todos lados.
Se encontraba allí una mujer que desde hacía doce años padecía de hemorragias.
Había sufrido mucho en manos de numerosos médicos y gastado todos sus bienes sin resultado; al contrario, cada vez estaba peor.
Como había oído hablar de Jesús, se le acercó por detrás, entre la multitud, y tocó su manto,
porque pensaba: "Con sólo tocar su manto quedaré curada".
Inmediatamente cesó la hemorragia, y ella sintió en su cuerpo que estaba curada de su mal.
Jesús se dio cuenta en seguida de la fuerza que había salido de él, se dio vuelta y, dirigiéndose a la multitud, preguntó: "¿Quién tocó mi manto?".
Sus discípulos le dijeron: "¿Ves que la gente te aprieta por todas partes y preguntas quién te ha tocado?".
Pero él seguía mirando a su alrededor, para ver quién había sido.
Entonces la mujer, muy asustada y temblando, porque sabía bien lo que le había ocurrido, fue a arrojarse a sus pies y le confesó toda la verdad.
Jesús le dijo: "Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz, y queda curada de tu enfermedad".
Todavía estaba hablando, cuando llegaron unas personas de la casa del jefe de la sinagoga y le dijeron: "Tu hija ya murió; ¿para qué vas a seguir molestando al Maestro?".
Pero Jesús, sin tener en cuenta esas palabras, dijo al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que creas".
Y sin permitir que nadie lo acompañara, excepto Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago,
fue a casa del jefe de la sinagoga. Allí vio un gran alboroto, y gente que lloraba y gritaba.
Al entrar, les dijo: "¿Por qué se alborotan y lloran? La niña no está muerta, sino que duerme".
Y se burlaban de él. Pero Jesús hizo salir a todos, y tomando consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que venían con él, entró donde ella estaba.
La tomó de la mano y le dijo: "Talitá kum", que significa: "¡Niña, yo te lo ordeno, levántate".
En seguida la niña, que ya tenía doce años, se levantó y comenzó a caminar. Ellos, entonces, se llenaron de asombro,
y él les mandó insistentemente que nadie se enterara de lo sucedido. Después dijo que le dieran de comer.
+++
¿Qué encontró la mujer que sufría de flujos de sangre en Jesús que no había hallado en los demás?
Esta mujer había gastado todo su dinero en médicos y especialistas que la ayudaran a salir de su penosa enfermedad, pero ninguno de ellos pudo curarla. En cambio, con Jesús sólo bastó un poco de fe y tocar el borde de su manto. ¿Pero qué fue lo que pasó?
1. La mujer toca el manto de Jesús: Por la fe esta mujer se acerca al Señor y le toca.
2. De Jesús sale una fuerza hacia la mujer y queda curada: El evangelista habla de una "fuerza", pero ¿qué fue realmente?
3. Jesús se percata de que alguien lo ha tocado de una forma diferente y pregunta quién fue: ¿acaso el Señor no lo sabía?
4. La mujer confiesa lo que hizo
5. Jesús reafirma la curación y despide en paz a la mujer
¿Qué tenía Jesús que no tenían los demás? ¿En qué consistió esa fuerza curadora? ¿Qué encontró esa mujer en el Señor?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella

04 febrero, 2013

Amor y Misericordia

Evangelio: Marcos 5,1-20
"Espíritu inmundo, sal de este hombre"
En aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la orilla del lago, en la región de los gerasenos. Apenas desembarcó, le salió al encuentro, desde el cementerio, donde vivía en los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para domarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó a voz en cuello: "¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios Altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes." Porque Jesús le estaba diciendo: "Espíritu inmundo, sal de este hombre." Jesús le preguntó: "¿Cómo te llamas?" Él respondió: "Me llamo Legión, porque somos muchos." Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.
Había cerca una gran piara de cerdos hozando en la falda del monte. Los espíritus le rogaron: "Déjanos ir y meternos en los cerdos." Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al lago y se ahogó en el lago. Los porquerizos echaron a correr y dieron la noticia en el pueblo y en los cortijos. Y la gente fue a ver qué había pasado. Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Se quedaron espantados. Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su país.
Mientras se embarcaba, el endemoniado le pidió que lo admitiese en su compañía. Pero no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo por su misericordia." El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.
Hoy nos dice el Señor de nuevo que grande es su amor y su misericordia. Me asombra el pensar que no importa cuan grande, grave o consecutivo haya sido mi pecado, al Señor trino inocente al que ofendo no le importa, simplemente me perdona, y me pide que regrese a sus brazos enamorado y sollozando porque aquel hijo que se le había perdido ya ha regresado, el que estaba muerto a resucitado. Y así como es pura misericordia con nosotros también pide que seamos nosotros con nuestros hermanos, duros con el pecado pero misericordiosos con el pecador. 

Gran misericordia que se dio enteramente en la cruz por amor a todos y cada uno de los habitantes de esta tierra.
Todo por la inmaculada, nada sin ella.

Nos da miedo el amor de Dios porque es demasiado grande

Evangelio según San Marcos 5,1-20.
Llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos. Apenas Jesús desembarcó, le salió al encuentro desde el cementerio un hombre poseído por un espíritu impuro. El habitaba en los sepulcros, y nadie podía sujetarlo, ni siquiera con cadenas. Muchas veces lo habían atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie podía dominarlo. Día y noche, vagaba entre los sepulcros y por la montaña, dando alaridos e hiriéndose con piedras.
Al ver de lejos a Jesús, vino corriendo a postrarse ante él, gritando con fuerza: "¿Qué quieres de mí, Jesús, Hijo de Dios, el Altísimo? ¡Te conjuro por Dios, no me atormentes!". Porque Jesús le había dicho: "¡Sal de este hombre, espíritu impuro!". Después le preguntó: "¿Cuál es tu nombre?". El respondió: "Mi nombre es Legión, porque somos muchos". Y le rogaba con insistencia que no lo expulsara de aquella región.
Había allí una gran piara de cerdos que estaba paciendo en la montaña. Los espíritus impuros suplicaron a Jesús: "Envíanos a los cerdos, para que entremos en ellos". El se lo permitió. Entonces los espíritus impuros salieron de aquel hombre, entraron en los cerdos, y desde lo alto del acantilado, toda la piara -unos dos mil animales- se precipitó al mar y se ahogó. Los cuidadores huyeron y difundieron la noticia en la ciudad y en los poblados. La gente fue a ver qué había sucedido.
Cuando llegaron adonde estaba Jesús, vieron sentado, vestido y en su sano juicio, al que había estado poseído por aquella Legión, y se llenaron de temor. Los testigos del hecho les contaron lo que había sucedido con el endemoniado y con los cerdos. Entonces empezaron a pedir a Jesús que se alejara de su territorio. En el momento de embarcarse, el hombre que había estado endemoniado le pidió que lo dejara quedarse con él. Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a tu casa con tu familia, y anúnciales todo lo que el Señor hizo contigo al compadecerse de ti". El hombre se fue y comenzó a proclamar por la región de la Decápolis lo que Jesús había hecho por él, y todos quedaban admirados.

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A veces le tememos a Jesús. Somos como aquellos niños que están tan acostumbrados a los golpes que las caricias les hacen daño. Somos como esas personas que les duele la caridad, y desconfían de ella, porque toda la vida han sido maltratados. El amor de Dios muchas veces nos desconcierta porque no soportamos tanto amor, o por lo menos no creemos que sea sincero y desinteresado. Nos es difícil creer en un Dios que ama a pesar de lo que somos, y que no nos exige nada a cambio de su amor. Por buenos o malos que seamos, Dios nos ama. Por justos o pecadores que seamos, Dios nos ama. Y no podremos hacer nada, por malo que sea, para que Dios nos ame menos.
Así mismo no podremos hacer nada, por bueno que sea, para que Dios nos ame más. Él simplemente nos ama y punto. Ese amor desinteresado y extremo de Dios nos desconcierta completamente, porque nadie en este mundo es capaz de amar de tal manera (por lo menos sin Dios). Nadie en este mundo espera ser amado así y cuando se encuentra con un Dios clavado en una cruz por ese amor absolutamente sorprendente, tiene que sucumbir a tanto amor. Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

03 febrero, 2013

Jesús no es un dios griego

Evangelio según San Lucas 4,21-30.

Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".
Todos daban testimonio a favor de él y estaban llenos de admiración por las palabras de gracia que salían de su boca. Y decían: "¿No es este el hijo de José?".
Pero él les respondió: "Sin duda ustedes me citarán el refrán: 'Médico, cúrate a ti mismo'. Realiza también aquí, en tu patria, todo lo que hemos oído que sucedió en Cafarnaún".
Después agregó: "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.
Yo les aseguro que había muchas viudas en Israel en el tiempo de Elías, cuando durante tres años y seis meses no hubo lluvia del cielo y el hambre azotó a todo el país. Sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una viuda de Sarepta, en el país de Sidón.
También había muchos leprosos en Israel, en el tiempo del profeta Eliseo, pero ninguno de ellos fue curado, sino Naamán, el sirio".
Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo. Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino.
+++
Leyendo este evangelio me puse a pensar en lo agradable que es escuchar a alguien mientras está hablando maravillas de nosotros. No hay nadie que se resista, por bueno, virtuoso o decente que sea a una conversación en la cual se le alaben sus bondades y virtudes. El ser humano no soporta la alabanza, se vuelve loco, pierde la cabeza. Así mismo, es muy desagradable escuchar a alguien mientras está hablando mal de nosotros. Son muy pocos los que se resisten, por buenos y virtuosos que sean, a una conversación en la cual se manifiesten las maldades y defectos. El ser humano no soporta la crítica, se vuelve loco, pierde la cabeza.

Lo mismo sucedió en el evangelio. Todos estaban muy contentos escuchando a Jesus hablar en la sinagoga mientras leía al Profeta Isaías. Todos estaban felices de saber que las promesas de Dios recaerían sobre el pueblo de Israel, pero cuando el Señor empezó ha hablar de la viuda y del leproso, y les dijo que eran ellos los que estaban enfermos, no soportaron más a Jesús. TODOS QUIEREN A JESUS MIENTRAS DICE COSAS CONVENIENTES, pero nadie lo quiere cuando empieza a decir cosas que no gustan. Todos buscan al Señor para que los sane, para que les haga milagros, para que les ayude en las necesidades económicas, pero casi nadie lo busca para escuchar de Él la verdad, aunque duela y aunque exija un cambio de vida.

Nuestro mundo quiere un Dios complaciente, al estilo de los dioses griegos. Nuestro mundo no quiere escuchar a Jesús porque dice cosas que no nos gustan y exige cambio de vida. Nuestro mundo prefiere a Zeus y a Poseidon que simplemente se aplacan con sacrificios y menjurjes y que son igual de caprichosos de nosotros. Nuestro mundo quiere a Dionisio y a Afrodita que garantizan el placer a sus seguidores y no exigen una vida decente y moral. Nuestro mundo se quiere a sí mismo como dios.

Jesús, por el contrario, vino a anunciar la salvación a todas las naciones. Vino a decirnos lo que queremos escuchar: que somos sus hijos y que nos ama. Pero también vino a decirnos lo que no queremos escuchar: que estamos engañados y que tenemos que cambiar de vida.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

02 febrero, 2013

La Presentación de Nuestra Señora

Evangelio según San Lucas 2,22-40.

Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: Todo varón primogénito será consagrado al Señor.
También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor.
Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor.
Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo:
"Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel".
Su padre y su madre estaban admirados por lo que oían decir de él.
Simeón, después de bendecirlos, dijo a María, la madre: "Este niño será causa de caída y de elevación para muchos en Israel; será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón. Así se manifestarán claramente los pensamientos íntimos de muchos".
Había también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido.
Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén.
Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea.
El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con él.
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La Presentación del Señor fue cumplida según las exigencias de la Ley en el tiempo oportuno. Pero esta no fue la única Presentación del Señor.
La primera vez que Jesús fue presentando a Dios fue en el Fíat de María. En el momento mismo de la Encarnación se dio la Presentación, porque ya pertenecía totalmente a Dios por el ofrecimiento de María al Padre. De esta manera, Jesús fue presentado no en el templo de Jerusalen, construído por manos de los hombres, sino en el Templo Virgninal, construído por el mismo Dios, en el cual Cristo se hizo Sacerdote: María. Esta fue la primera presentación de Jesús, no según la Ley sino según el Espíritu.
La fiesta, segunda presentación, que hoy celebramos no es sino una manifestación visible de la gracia invisible que se dio en ese primer momento de la existencia carnal de Jesús en el seno mismo de María.
La tercera Presentación fue en la Cruz misma, donde el Padre aceptó la ofrenda de María en la que le entregó a su Hijo, ya no en el su Templo Virginal, sino en el Sacrificio mismo del Madero.
Las tres presentaciones no son diferentes, sino un mismo acontecimiento manifestado en tres momentos.
Gloria a la Inmaculada.

01 febrero, 2013

La intercesora

Evangelio: Marcos 4,26-34
"Echa simiente, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo"
En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: "El reino de Dios se parece a un hombre que echa simiente en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo la cosecha ella sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega."
Dijo también: "¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después brota, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden cobijarse y anidar en ellas." Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado


La ventaja de tener una verdadera devoción a la virgen inmaculada y auxiliadora  es que es difícil que la soberbia descubra en el alma los frutos de esta (aunque son abundantes) por que así como durante su vida sobre la tierra se oculto y mantuvo en silencio, también quiere hacer lo mismo con sus devotos hijos, ocultar un alma tan profundo que solo la visión penetrante de Dios pueda verla, así como la vio a ella en Nazareth cuando oraba en silencio aquella madrugada. Aunque nuestra Fe sea mínima si confiamos en esta doncella inmaculada, capaz de lograr milagros prodigiosos, obtendremos con seguridad de sus manos la gloria eterna.

"Yo" vs Dios

Evangelio según San Marcos 4,26-34.

Y decía: "El Reino de Dios es como un hombre que echa la semilla en la tierra:
sea que duerma o se levante, de noche y de día, la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo.
La tierra por sí misma produce primero un tallo, luego una espiga, y al fin grano abundante en la espiga.
Cuando el fruto está a punto, él aplica en seguida la hoz, porque ha llegado el tiempo de la cosecha".
También decía: "¿Con qué podríamos comparar el Reino de Dios? ¿Qué parábola nos servirá para representarlo?
Se parece a un grano de mostaza. Cuando se la siembra, es la más pequeña de todas las semillas de la tierra,
pero, una vez sembrada, crece y llega a ser la más grande de todas las hortalizas, y extiende tanto sus ramas que los pájaros del cielo se cobijan a su sombra".
Y con muchas parábolas como estas les anunciaba la Palabra, en la medida en que ellos podían comprender.
No les hablaba sino en parábolas, pero a sus propios discípulos, en privado, les explicaba todo.
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El Reino de Dios se parece a un hombre que echa la semilla en la tierra. No se parece sólo a la semilla (como la de mostaza) sino al hombre que la siembra. Este hombre puede estar pendiente o no de la semilla y ella por sí sola hará todo su trabajo, crecerá y dará fruto. Entonces ¿qué tiene que ver este hombre con el Reino de Dios?

El Reino de Dios no necesita que lo cuiden: una semilla se vale por sí sola para crecer.
El Reino de Dios no es un fruto del trabajo personal: es un don de Dios, porque crece de día y de noche, en el trabajo y en el descanso.
El Reino de Dios no es inmediato: tarda tiempo en germinar; tarda más tiempo en dar tallo y tarda mucho más tiempo en dar fruto.
El Reino de Dios es... ¿qué es el Reino de Dios? Es el reinado de Dios en nuestra vida. Dios que quiere gobernar nuestro corazón porque el lo gobierna mejor que nosotros. El Reino de Dios es darle paso al Señor para que guíe nuestros pasos. El Reino de Dios es Dios que quiere lo mejor para nosotros. Pero para que ese Reino se dé primero hay que derrocar al falso gobernante que está usurpando su puesto: nosotros.

Nosotros somos como un país que tiene como legítimo rey a Dios, pero su trono está ocupado por un impostor llamado "yo". Hasta que ese "yo" no acepte a Dios como su Rey y le ceda el paso, todo aquel país estará en crisis y tenderá a la ruina, no porque "yo" sea malo, sino porque es muy bruto y no sabe gobernar...
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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