Mientras caminaba a orillas del mar de Galilea, Jesús vio a dos hermanos: a Simón, llamado Pedro, y a su hermano Andrés, que echaban las redes al mar porque eran pescadores.
Entonces les dijo: "Síganme, y yo los haré pescadores de hombres".
Inmediatamente, ellos dejaron las redes y lo siguieron.
Continuando su camino, vio a otros dos hermanos: a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca con Zebedeo, su padre, arreglando las redes; y Jesús los llamó.
Inmediatamente, ellos dejaron la barca y a su padre, y lo siguieron.
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Unos son llamados a lanzar las redes, otros son llamados a reparar las redes, pero todos son llamados a estar con Jesús. Pedro y su hermano eran pescadores de peces y el Señor los llamó a ser pescadores de hombres. Santiago y Juan eran pescadores que estaban reparando las redes, el Señor los llamó a reparar las redes de la Iglesia, aquellas redes con las que se pescarían hombres.
¡Qué grande es el llamado de Dios y qué grande es la respuesta de los santos! Aquellos hombres dejaron lo que tenían y se fueron a escuchar a Jesús. Aquellos hombres, con su trabajo y empresa dejaron la seguridad de una vida cómoda para incomodarse por al vida eterna. Aquellos hombres, simples pescadores, fueron escogidos por Dios para hacer la obra divina.
María, la Inmaculada también dejó su vida por seguir al Señor. María es la Madre de los apóstoles porque fue la primera que dejó las redes de su trabajo y de su futuro para aceptar a Dios con su Fiat. María fue la primera que lanzó las redes al mundo para pescar hombres.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
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