20 enero, 2014

¿Ayunar o no ayunar? esa no es la cuestión

Evangelio según San Marcos 2,18-22.
Un día en que los discípulos de Juan y los fariseos ayunaban, fueron a decirle a Jesús: "¿Por qué tus discípulos no ayunan, como lo hacen los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos?".
Jesús les respondió: "¿Acaso los amigos del esposo pueden ayunar cuando el esposo está con ellos? Es natural que no ayunen, mientras tienen consigo al esposo.
Llegará el momento en que el esposo les será quitado, y entonces ayunarán.
Nadie usa un pedazo de género nuevo para remendar un vestido viejo, porque el pedazo añadido tira del vestido viejo y la rotura se hace más grande.
Tampoco se pone vino nuevo en odres viejos, porque hará reventar los odres, y ya no servirán más ni el vino ni los odres. ¡A vino nuevo, odres nuevos!".
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Sobre si debemos o no ayunar se ha hablado mucho. El evangelio de hoy nos enseña que lo esencial es algo más profundo que el ayuno.
Los discípulos de Juan ayunaban y eran hombres muy buenos. Los discípulos de Jesús no ayunaban y también lo eran. Los fariseos reparaban entre los unos y los otros tratando de enteder quién tenía la razón, pero dejaron de un lado lo que verdaderamente importa a los ojos de Dios, y estoy seguro de que eso verdaderamente importante no es el ayuno.
Hace algunos meses conocí a un sacerdote de 83 años que decía que estaba tratando de encontrar qué es lo esencial de la vida y qué es lo accesorio. La verdad es que me sorprendió muchísimo porque nunca pensé que un hombre a esa edad se planteara tal cuestión. Todos pensaríamos que para ese entonces ya tendría muy claro qué es lo que verdaderamente importa y lo que no, pero no era así.
Entonces, llegará el momento en que los discípulos del Señor tengan que ayunar, pero mientras estén con el novio, es decir, con el Señor, no es necesario.
¿Y nosotros qué? ¿Estamos con el Señor o no estamos con él? ¿Estamos con el novio o no estamos con él? ¿Será que estamos enfrascados en cosas no esenciales y estamos descuidando las principales?
Señor, enséñanos a vivir lo esencial.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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