Evangelio según San Marcos 1,40-45
“Jesús, conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: "Lo quiero, queda purificado"
¿Qué pensaría Jesús al ver al leproso a sus pies, humillado y suplicando su ayuda?, Digno de un Dios como el nuestro sentirse conmovido, me imagino su mirada de ternura hacia este hombre, y su incapacidad para decirle que no, sabiendo que podía hacerlo y que el leproso cumplía, por así decirlo, con el requisito para que Dios obrara pues fue humilde y reconoció su pequeñez ante Jesús, se sintió y se mostró necesitado, pobre; y esta actitud es irresistible para Jesús que tiene un corazón humildísimo y que solo sabe de amor.
Esta es una demostración del amor de Dios hacia el hombre que nos debe llenar de confianza en su misericordia y Bondad, lo cual nos motiva a buscarle con sencillez, humildad y lo más importante con absoluto abandono, como Santa Teresita, en que es un padre que nos ama hasta el extremo porque somos sus hijos.
Oh santita sin igual, enséñame el caminito de tu infancia espiritual
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