Jesús, el Verbo, en quien se cumple Él mismo: La Palabra.
Mi Jesús, tus palabras son llenas de gracia, eres el mismo Dios, y por tanto la eficacia siempre está en cada palabra que dices, sin embargo muchas personas te recibían desde su emoción, pero no necesariamente desde la decisión y la voluntad, otros aún se atreven a rechazarte, pero no dejaste de anunciar el Reino, no dejaste de proclamar las escrituras.
Así como Lucas afirma: “Jesús volvió a Galilea con la fuerza del Espíritu”, hoy te imploro que mi vida sea llena de tu santo Espíritu, que venga por medio de la Inmaculada, para que por medio de Ella alcance la gracia de la eficacia en el apostolado, la sabiduría y precisión en las palabras, para que así trasmitas tu amor, y se cumpla tu anuncio, por tus almas, por las que moriste, porque prometiste llegar a toda la humanidad, porque sigues vivo, devolviendo la vista, el amor, la libertad y la paz, y también yo haga lo que me corresponde hacer.
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