Jesús, Dios, sabia que entre la muchedumbre muchos buscaban sus milagros, la curación, sin embargo no dejaba de amar, se esforzaba en todo instante para conquistar sus corazones y lograr que su mensaje llegara a todos, por eso también, creo que decidió montarse en la barca, para estar al alcance de la mirada de cada persona.
Nuestro Señor se ha montado en la custodia, para que todos lo miráramos y lo escucháramos presente en la Eucaristía, para que nos dejemos cautivar por su amor, para que le descubramos en el silencio.
María, Mujer Eucarística, enséñame mamá a mirar a Jesús, dame tus ojos Madre, dame tu dulzura, que ame a mi Señor, por lo que Él es, y no por los consuelos, para que al momento de la cruz, donde la muchedumbre lo rechaza, yo sea capar de permanecer de pie junto a ti. Totus Tuus.
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