07 enero, 2011

Viernes, 07 de enero de 2011. Lc 5, 12-16

Y Jesús extendió la mano y lo tocó diciendo: «Quiero, queda limpio.»

Dios extiende su mano hacia la humanidad, nos toca, se rebaja, se hace como nosotros menos en el pecado, llega hasta tal punto que logra comprendernos, que nos habla, que nos expresa por innumerables medios su amor.

Dichoso querer divino que no merecemos tener, que sin embargo Jesus quiso, quiso limpiarnos, quiso quedarse en la Eucaristía, quiso darnos a María, quiso ser nuestro amigo, pero no solo lo quiso sino que aun lo quiere ¿lo recibimos?

Mi Señor, lo que yo quiero de ti quizás ya lo tengo, pero ahora… ¿Qué quieres de mi? Seguramente que me deje querer, que me deje amar, que te corresponda a tanto amor, por eso clamo a quien te sabe amar: María, porque contigo mamá puedo corresponder a mi Dios, puedo reconocer su mano de amor y puedo aceptar su divino Querer.

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