EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 3,13-19
Jesús subió a la montaña y desde allí llamo a los que quiso, y ellos fueron hacia él; subió una montaña que después los apóstoles tuvieron que subir, siguiendo sus pasos, con esfuerzos, porque subir una montaña no es fácil, hasta que llegaron a la cima de una dignidad más elevada y verdadera, que es la Santidad, donde el alma se une plenamente con Cristo y se hace una sola en él por la consumación del amor.
Jesús instituyó a doce para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar: Jesús nos llama, primero para que estemos con él en la intimidad de un Sagrario, y luego poder ir a darlo a las almas, pues si no nos llenamos de él, de su amor, luego ¿qué podríamos dar nosotros?, Dios es un Dios de orden y lo primero que hace con nosotros es enamorarnos para que con un corazón ardiente, inflamemos otros corazones en amor por él.
Ahora la pregunta para nosotros es ¿si estamos con él? , ¿Estamos orando?, ¿estamos visitándolo en el Santísimo?, ¿estamos luchando por ser santos o inconscientemente nuestra alma se ha acostumbrado a “imperfecciones deliberadas”
Oh alma mía despierta para tu amado, lucha por alcanzarle, permanece en el silencio donde te amará y moldeará, permanece en intimidad con su corazón para que perfeccionada vayas a darle perfectamente y no a darle a medias, pues ese no es el trato que él ni las almas merecen. Mamá, como buena madre sabes que necesita tu pequeña hija, espero en ti, ayúdame a vivir el evangelio.
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