Entonces llegaron los fariseos, que comenzaron a discutir con él; y, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo.
Jesús, suspirando profundamente, dijo: "¿Por qué esta generación pide un signo? Les aseguro que no se le dará ningún signo".
Y dejándolos, volvió a embarcarse hacia la otra orilla.
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¿Qué más signo podríamos pedirle hoy a Nuestro Señor? ¿Qué más podría hacer el buen Dios por nosotros?
Resulta que las palabras se quedan cortas para expresar lo que se siente. De la misma manera que un novio le lleva flores y chocolates a su novia para demostrarle lo que en su corazón hay, y de la misma forma que una madre acaricia a su pequeña hija recién nacida para explicarle que ella la ama, así Dios nos habla de muchas maneras para manifestarnos su amor. En particular, quiero hablar de una que es muy bella: su Corazón.
Cuando el Señor se reveló a Santa Margarita María de Alacoque se le apareció con su corazón en la mano, el cual se lo ofreció diciéndole: "mira este Corazón, míralo... mira bien en su interior. Eterno es su amor por los hombres. Un amor que recibe sólo ingratitudes, al menos míralo bien, al menos amalo tú".
¡Jesús nos ha dado su Divino Corazón para decirnos cuánto nos ama¡ ¿Y seguimos pidiendo un signo?
Todo por la Madre del Corazón de Jesús, nada sin Ella.
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