Miércoles, 22 de febrero de 2012. Mt 6, 1-6. 16-18
Limosna, oración y ayuno vistos por los hombres pero no por Dios. Quizás necesitamos una aprobación de alguien para motivarnos, para ver que lo que hacemos no es pasajero, que vale la pena, el problema es que cuando buscamos la aprobación de la gente perdemos de vista el verdadero sentido de estas tres prácticas cristianas.¿Dios aprobaría lo que hacemos? ¿Es Dios quien me motiva? ¿El fin es la misericordia? ¿Lo hago para amar? Si pensáramos cómo agradar a Dios, no pensaríamos tanto en agradar a los hombres. Esta soberbia brota de la falta de intimidad, de unión con el Señor, falta de vivir los sentimientos de Cristo.
Madre Santísima, haz que sea mas intimo nuestro encuentro con Cristo, que correspondamos al Amor, que correspondamos a las mociones del Espíritu y que así podamos vivir y morir amando, como nos recuerda hoy la ceniza, el polvo que somos pero que Dios infunde vida.
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