28 agosto, 2014

La crítica destructiva


Evangelio según San Mateo 24,42-51.
Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor.
Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa.
Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.
¿Cuál es, entonces, el servidor fiel y previsor, a quien el Señor ha puesto al frente de su personal, para distribuir el alimento en el momento oportuno?
Feliz aquel servidor a quien su señor, al llegar, encuentre ocupado en este trabajo.
Les aseguro que lo hará administrador de todos sus bienes.
Pero si es un mal servidor, que piensa: 'Mi señor tardará', y se dedica a golpear a sus compañeros, a comer y a beber con los borrachos, su señor llegará el día y la hora menos pensada, y lo castigará. Entonces él correrá la misma suerte que los hipócritas. Allí habrá llanto y rechinar de dientes.
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Si cada quien hiciera lo que tiene que hacer, todo sería bastante diferente. Pero, en el mundo real, no hacemos lo que tenemos que hacer, sino que hacemos, muchas veces, lo que no tenemos que hacer y gastamos mucho tiempo hablando de cómo hacer lo que los demás deben hacer.
Al final de cuentas, ni hacemos lo nuestro, ni dejamos a los demás hacer lo suyo.
¿Acaso, esto no fue lo que pasó con los fariseos? ¿Acaso, esto no es lo que pasa con todos nosotros? Pareciera que estamos demasiado ocupados "cambiando el mundo" con nuestras ideas, como para preocuparnos por cambiar lo que debemos mejorar.
¿Cuántas veces pensamos que vivir en los zapatos del otro sería más fácil? ¿Cuántas veces creemos que haríamos mejor las cosas que los demás? ¿Cuántas veces juzgamos a los demás por lo que hacen y no miramos lo malo que hacemos nosotros?
Ay de nosotros, si nos encuentra el Señor criticando a los demás en vez de estar trabajando por cambiar nuestros propios defectos.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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