Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí.
Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia.
Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes.
Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió.
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¿Cómo es posible vivir en el mundo sin ser de él? de la misma manera que se puede vivir en las iglesias sin ser de ellas. ¿Quién permanece más tiempo ante el Sagrario que los malos sacristanes de los templos? Todo el día están con él, lo brillan, lo abren y cierran, le ponen flores y lo visten. Lo mismo hacen con el altar y con todo el templo. Pero ¿son eucarísticos? No. ¿Por qué? porque viven en las iglesias sin ser de ellas.
Así mismo, se podría vivir en el mundo sin ser de él. Pero ¿cuál es la clave? exactamente la misma, de los malos sacristanes: NO TENER SU CORAZÓN ALLÍ.
El mal sacristán vive ante el Sagrario, pero su corazón no está allí. Simplemente ve al templo como un lugar de trabajo, como su oficina. No tiene ningún interés de pensar en él, de amarlo, de vivirlo; sino simplemente, hacer lo que tiene que hacer.
Nosotros debemos ser "malos sacristanes" del mundo. Vivir en él como si no lo hiciéramos, trabajar en él porque es necesario. Estar en él sin vivirlo. En definitiva, estar en el mundo pero no poner nuestro corazón el él sino en el mismo corazón de Jesús.
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