Lunes, 28 de mayo de
2012. Mc 10, 17-27
El joven se arrodilló,
llamo a Cristo Dios, sin embargo esto no fue suficiente para alcanzar la vida
eterna, era necesario amarle sobre todas las cosas y seguirlo verdaderamente,
es necesario poner nuestra confianza en el Señor y no en el dinero. ¿en quién esta puesta nuestra confianza?
Jesús se le quedó mirando
con cariño, Jesús tiene compasión de nosotros, y nos pide la renuncia, sin
embargo, con los apóstoles podríamos exclamar: «Entonces, ¿quién puede
salvarse?» ¿Cómo podemos no apegarnos a las cosas? ¿Cómo podemos poner nuestra
confianza y corazón fielmente en Dios?
Señor míranos con
misericordia, con ternura y con María podremos decir que todo lo nuestro es tuyo, que no
tenemos nada que no hayamos recibido de tu amorosa providencia. Infinitas gracias
por la consagración, que es signo de tu amor, que es la manera que tienes de
recordarnos este evangelio y de ayudarnos a alcanzar la vida eterna. Amén
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