Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.
Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores;
así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos.
Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos?
Y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos?
Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo.
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¿Qué tal que Dios amara sólo a los que lo aman? pobres de nosotros, estaríamos sin el amor de Dios.
¿Qué tal que Dios nos despreciara por nuestros pecados? pobres de nosotros, seríamos completamente despreciados.
¿Qué tal que Dios hiciera salir el sol sólo sobre los justos? pobres de nosotros, estaríamos congelados.
Y si Dios, que es justo, hace todo lo contrario a lo que nosotros generalmente hacemos, ¿por qué no imitarlo? Esta es la verdadera santidad, vivir según el ejemplo de Dios. Un santo es un reflejo visible de Dios, es alguien que ha dejado que el Padre dibuje el rostro del Hijo por el Espíritu Santo en sí mismo.
Todo por la Inmaculada, nada sin ella.
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