Los tesoros se hicieron para descubrirlos y compartirlos, pero no cualquiera. Un tesoro no lo compartes con cualquier aparecido, lo compartes con alguien que consideras vale la pena que lo tenga. La idea de encontrarlos es para acogerlos y multiplicarlos, nadie quiere que un tesoro se termine, quiere por el contrario que le dure por siempre y para ello qué hace, simple, no lo derrocha sino que se sienta a pensar el cómo podrá multiplicar y que de esta manera alcance para todos. Ps bien! los tesoros que se nos han confiado no han sido precisamente tesoros materiales, sino espirituales y por ello con mayor razón y responsabilidad debemos acogerlos como piedras preciosas que no deben descuidarse porque son tesoros para compartir, pero con quienes realmente los van a valorar y expandir a otros que también gusten de ellos... El mayor tesoro que hemos recibido de Dios ha sido su MADRE, María, la mujer Inmaculada, la mujer vestida de sol con la luna bajo sus pies que con su manto nos acoge y nos protege del mal y del maligno, Ella, la misma que nos ha regalado la posibilidad de refugiarnos en su Corazón Maternal para que una vez allí nos adentremos al Corazón Sagrado de Dios donde navegaremos en ese mar infinito de amor y misericordia. Consagrarnos a Ella ha sido la piedra preciosa que tenemos para donarla a otros que quieran valorarla dándole gloria eterna a Dios, pero esta piedra no debe ser derrochada buscando darla a cualquiera, debemos entregarla en cofre de oro para que quien la vea la valore y la aprecie como merece.
Los tesoros se hicieron para descubrirlos y repartirlos a quienes los merecen y los multiplicarán para la gloria de Dios.
"SOLO VENCIÉNDOTE VENCERÁS"
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