Y él les enseñaba: "Cuídense de los escribas, a quienes les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes; que devoran los bienes de las viudas y fingen hacer largas oraciones. Estos serán juzgados con más severidad".
Jesús se sentó frente a la sala del tesoro del Templo y miraba cómo la gente depositaba su limosna. Muchos ricos daban en abundancia.
Llegó una viuda de condición humilde y colocó dos pequeñas monedas de cobre.
Entonces él llamó a sus discípulos y les dijo: "Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir".
+++
¿Quién da más para el Reino de los Cielos?
Resulta que a Dios le encantan los porcentajes. El Señor es un buen matemático (a veces) y se rige por las proporciones más que por las cantidades. ¿Cómo así? pongamos un ejemplo:
Un niño tiene 100 manzanas sobrantes y regala 90, ¿cuántas le sobran? 10.
Una niña tiene 100 manzanas para vivir y regala 10, ¿cuántas le sobran? 0.
¿Por qué? porque al uno le sobran 100 y a la otra no le sobra nada, porque necesita las 100. Al final, el de cuentas, para el Reino de los Cielos, dio más la niña que el niño, porque uno dio de lo que le sobraba y la otra de lo que le faltaba. A Dios no le importan las cantidades sino las intenciones, y el que da de lo que le falta da todo, mientras que el que da de lo que le sobra no da tanto.
Y ¿eso para qué sirve? para pensar en nuestra riqueza o indigencia. ¿Cuánto doy a Dios?
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario