02 noviembre, 2011

La Esperanza

Miércoles, 02 de noviembre de 2011. Jn 14, 1-6

¡Que no tiemble vuestro corazón! ¡Oh bienaventurada esperanza! Bendita virtud teologal, que tan olvidada tenemos y que hoy Jesús nos la quiere recordar, pero más que recordar nos la quiere dar, porque Él mismo viene por nosotros, Él mismo es el Camino, la Verdad y la Vida, Él es la Esperanza por la cual el corazón deja de templar, por la cual el corazón confía, por la cual esperamos, por la cual es posible la santidad que esperamos.

Es posible no separarse de Cristo, es posible que Él mismo venga por ti y por mí, es posible estar con Él en el cielo, es posible estar la eternidad con Jesús, y nos lo confirma María, la más santa entre los santos, la Madre de la Esperanza, de la confianza, del Amor.

Oh Bienaventurada Madre, ya gozas del paraíso y aun continuas mirándonos, compartiéndonos tus virtudes, tu amor, tu esperanza, cada rato nos lo recuerdas, nos animas… como no abandonarnos en tus brazos? Imposible! Dios promete y cumple lo que promete y en realidad lo vemos contigo y contigo lo veremos en nuestra propia alma.

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