19 febrero, 2014

Dios no pasa colecta

Evangelio según San Marcos 8,22-26.
Cuando llegaron a Betsaida, le trajeron a un ciego y le rogaban que lo tocara. 
El tomó al ciego de la mano y lo condujo a las afueras del pueblo. Después de ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos, Jesús le preguntó: "¿Ves algo?". 
El ciego, que comenzaba a ver, le respondió: "Veo hombres, como si fueran árboles que caminan". 
Jesús le puso nuevamente las manos sobre los ojos, y el hombre recuperó la vista. Así quedó curado y veía todo con claridad. 
Jesús lo mandó a su casa, diciéndole: "Ni siquiera entres en el pueblo". 
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Una vez más Jesús hace una curación en la que pide que nadie se entere. Acaba de curar a un ciego que no sabemos si era de nacimiento o por algún otro caso. Pide a aquel hombre que no entre en la ciudad y se vaya para su casa. ¿Acaso aquel hombre iba a obedecer? ¿Un ciego que empieza a ver podrá irse para su casa y encerrarse para ver cuatro paredes? ¡imposible! seguramente entró en la ciudad o salió a los campos a mirar todo lo que pudiera, a disfrutar aquello de lo que se había perdido durante tanto tiempo.
¿Por qué el Señor hace milagros y curaciones y después pide silencio para que nadie se entere? Esto es porque el Señor lo hacía por aquel a quien curaba y no para darse "pantalla" delante de todo el mundo, es decir, Dios cura por amor y no por publicidad; Dios cura porque quiere el bienestar de sus hijos y no para pasar la colecta. Dios cura porque ama y no porque quiere aumentar su club de fans en el facebook y tener giras mundiales recaudando inmensas cantidades de dinero y comprarse una mansión extravagante en Miami y un auto rojo último modelo con acabados finísimos.
Dios actúa porque ama.
Todo por la Inmaculada, nada sin Ella.

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